Molina, Pedro. Mendoza (Argentina), 29.VI.1781 – 16.III.1842. Militar independentista.
Fueron sus padres Francisco Javier Molina y Josefa de Sotomayor. Estudió en Chile y luego se dedicó a tareas agrícolas. Con motivo de la revolución emancipadora, se unió con entusiasmo a la causa y en 1812 era capitán de los “Cívicos Blancos” en la provincia de Mendoza. En 1813 integró el Cabildo y se destacó por su pensamiento progresista. Apoyó la formación del Ejército de los Andes. Cuando a comienzos de 1815 el director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el general Carlos María de Alvear, destituyó a San Martín de su cargo como gobernador de Cuyo, esta decisión puso a la ciudad de Mendoza en conmoción.
El pueblo solicitó a Alvear que conservase en el Gobierno al general. Se argumentó que existía peligro de una invasión realista a través de la cordillera y el director supremo aceptó la petición. Poco después, en Buenos Aires, el Cabildo pidió la renuncia de Alvear y asumió en su reemplazo el general José Rondeau con la condición de disolver la asamblea nombrada por los Cabildos provinciales y llamar a un Congreso elegido por el sufragio universal. En esta ocasión los ciudadanos de Mendoza se constituyeron en Cabildo Abierto y sostuvieron que no obedecerían a ningún gobierno que no fuera elegido por la voluntad popular.
Se confirmó a San Martín como gobernador de Cuyo y los Cabildos de San Juan y San Luis ratificaron esa decisión. Pedro Molina fue uno de los firmantes del Acta de Protesta —preparada por el Cabildo de Mendoza contra el director supremo Carlos María de Alvear el 21 de febrero de 1815— desacatando el decreto de destitución del general José de San Martín como gobernador intendente de Cuyo. Como alcalde apoyó la organización del colegio de la Santísima Trinidad, institución a la que donó parte de su fortuna.
Esta institución educativa, que empezó a funcionar en 1818, estaba destinada principalmente al estudio de las Ciencias, pues era su propósito establecer “cátedras de humanidades, en que se enseñarán los sagrados derechos y deberes del hombre en sociedad, las facultades mayores, la física, las matemáticas, la geografía, la historia y el dibujo”. La educación de Cuyo tuvo en este colegio, fundado por San Martín, el más alto exponente de la cultura de la zona andina. Donado el mismo por el presbítero Cabral y regenteado por los presbíteros Güiraldes y Videla, fue puesto bajo la especial tutela de san Luis Gonzaga.
Fue subjefe del batallón de Cívicos y miembro del Tribunal de guerra, hasta 1817. En abril de 1820 era teniente coronel y comandante del batallón “Cívicos Blancos”. Desde 1821 ocupó la gobernación de la provincia y su gestión se destacó por el progresismo y el marcado apoyo que dio a la educación. Durante este período se crearon colegios de primeras letras, se fundó la Sociedad Lancasteriana y la biblioteca pública.
Propició la aparición del Registro Ministerial, periódico que compilaba las leyes y decretos estatales, y el progresista El verdadero amigo del país. Asimismo se apoyó al teatro, las actividades comerciales y las industrias, fundamentalmente la minería. En 1823 la legislatura creó la Cámara de Justicia de la provincia como tribunal de apelaciones y se llevó adelante un censo provincial. La frontera fue fortificada contra la amenaza del indígena. Causó malestar la sustitución de la moneda provincial por la nacional y debió presentar la renuncia siendo sustituido por una comisión de cinco miembros elegidos por el Cabildo. De forma inmediata la Sala de Representantes repuso a Molina en sus funciones, quien reasumió sin rencores ni represalias pero preparando su pronto alejamiento definitivo. En 1829 las fuerzas de Aldao saquearon muchas propiedades en la provincia, entre ellas la de Molina, a pesar de su inclinación federal. El 6 de abril de 1830 el gobernador Juan Rege Corvalán delegó en Molina el cargo. Dos años más tarde fue designado gobernador interino frente a la ausencia del titular, Ortiz. A fines de 1833 fue elegido gobernador propietario y fue fiel al programa de gobierno de su primera gestión, apoyando la educación, organizando la policía y la justicia, fomentando la agricultura y la industria y fortificando la frontera contra el indio. El 8 de marzo de 1835 fue reelegido y casi inmediatamente debió sofocar una conspiración en su contra en la cual estaban implicados Alejo Ciutiño, Correa de Saa y el coronel Barcala. A comienzos de 1836 contribuyó al derrocamiento del gobernador de San Juan. Durante la gestión de Juan Manuel de Rosas se adhirió a la causa obligando a la población a utilizar la cinta roja de la Federación. En 1837 la legislatura y el Ejecutivo de la provincia ratificaron a Rosas sus plenos poderes. El gobernador obtuvo en reconocimiento el grado de coronel mayor del Ejército y tierras en la provincia. En 1838 terminó su gestión y se negó a ser reelecto. En 1840 ocupó la gobernación de forma provisoria al estallar la revolución contra su sucesor Correa. Falleció en 1842 cuando Aldao recibía el mando de la provincia.
Su esposa fue Manuela Videla.
Bibl.: S. Peña y Lillo El gobernador don Pedro Molina, Mendoza, Best Hermanos, 1937; J. Yaben, Biografías argentinas y sudamericanas, Buenos Aires, Editorial Metrópolis, 1938; H. Saldeña Molina, “El gobierno del general don Pedro Molina en Mendoza en 1835”, en Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas (Buenos Aires) (1940); V. O. Cutolo, Nuevo diccionario biográfico argentino, Buenos Aires, Editorial Elche, 1978.
Andrea María Bau