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Leopoldo Panero Torbado

Biografía

Panero Torbado, Leopoldo. Astorga (León), 17.X.1909 – Castrillo de las Piedras (León), 27.VIII.1962. Poeta y crítico literario.

Incluido en el grupo de la llamada Generación del 36, nació el 17 de octubre de 1909 en el seno de una familia numerosa: sus padres, Moisés y Máxima, tuvieron seis hijos, dos varones y cuatro mujeres: Odila, Juan, Leopoldo, Asunción, Rosario y María Luisa.

Después de estudiar en su ciudad con los Hermanos de la Doctrina Cristiana, los dos varones fueron internos a San Sebastián. La relación entre ellos fue muy intensa y marcó toda su juventud. Después del preparatorio en Valladolid (1925-1926), Leopoldo comenzó la carrera de Derecho en Madrid, viviendo en algunas pensiones de la capital. Durante los veranos volvía a Astorga, donde frecuentaba una tertulia de amigos con inquietudes literarias, entre los que destacan Ricardo Gullón y Luis Alonso Luengo. Juntos realizaron algunas publicaciones periódicas como La Saeta (1925) y Humo (1928). Finalmente prepararon y editaron una Guía artística y sentimental de Astorga (1929), convertida hoy en una rareza bibliográfica.

Un brote de tuberculosis llevó a Panero a un sanatorio de la sierra de Guadarrama. Allí leyó, contempló la montaña y conoció a una joven, Joaquina, hija del doctor Márquez. Ella fue la primera presencia femenina en su poesía, ambientada en el espacio natural del encuentro. La muerte de la joven en un sanatorio de los Alpes elevó su imagen a figura ideal. Leopoldo regresó a Astorga en el verano de 1930 y a Madrid después. En esos años de la década de 1930 mantuvo algún noviazgo ocasional y otras relaciones amorosas en Astorga.

Panero se inclinó claramente en esos tiempos hacia la República, con ideas de izquierda, y celebró su proclamación en 1931. Por otra parte, reconoció literariamente a los poetas del 27 como sus maestros, aunque en privado cultivó una devoción que nunca cedió por la poesía de Machado y, en segundo término, de Unamuno.

La llegada de César Vallejo a Madrid dio ocasión para el inicio de una amistad que fue decisiva para él. En 1932 comenzó la publicación de sus primeras composiciones poéticas, de carácter vanguardista (bajo el influjo de la retórica y la imagen surrealistas), mientras en otros se aprecia, en cambio, la influencia de Salinas y Guillén. Luego se acercó a Neruda y su círculo (y publicó un último poema vanguardista, “Por el centro del día”, en Caballo verde para la poesía).

En 1932 Panero residió en Poitiers para perfeccionar el francés y, en 1934, pasó unos meses en Inglaterra. Al volver a Madrid en 1935 coincidió en la casa de huéspedes con Luis Rosales, de quien se hizo amigo y que fue para él decisiva influencia vital y literaria. Es también la época de sus dudas y su replanteamiento religioso. Pero el curso de 1935 a 1936 lo pasó en Cambridge (preparando un posible ingreso en la Escuela Diplomática). Regresó a Astorga días antes de la sublevación militar. Su hermano Juan, que era oficial de complemento, se incorporó al Ejército; pero a poco (19 de octubre) Leopoldo fue denunciado y, en compañía de Ángel Jiménez, novio de su hermana Asunción, detenido y llevado a San Marcos de León, bajo la acusación de pertenecer al Socorro Rojo. El día 2 de noviembre, Ángel Jiménez fue fusilado y Leopoldo salvó la vida por la intervención de su madre cerca de la esposa de Franco. Poco después de ser liberado, y sintiéndose inseguro, se incorporó como soldado a la compañía de un pariente lejano, que le reclamó. La desgracia llegó el 7 de agosto de 1937, en forma de accidente de automóvil, entre Astorga y León, que costó la vida a su hermano Juan. Su emocionado recuerdo dio pie para el regreso de Leopoldo a la poesía.

Terminada la guerra, quedó Panero en Madrid con su madre y alguna de las hermanas. Por mediación de Maravall y de su novia, conoció a Felicidad Blanc, hija de un médico que trabajó en el Madrid republicano durante la guerra. Después de un rápido noviazgo se casaron (mayo de 1941), aprovechando la remuneración que recibió Panero por una Antología de la Poesía Hispanoamericana para la Editora Nacional.

Sus medios de subsistencia eran escasos. Trabajó con otros amigos en el Instituto de Estudios Políticos (bajo la dirección de Fernando María Castiella), fueron naciendo sus hijos: Juan Luis en 1942, Leopoldo María ya en 1948; y asistía a tertulias poéticas (con Manuel Machado y Gerardo Diego, por ejemplo). Fue el momento en que comenzó de nuevo a publicar sus poemas en la revista Escorial y en otras, como Espadaña. La primera obra, La estancia vacía, recuerda su juventud en Astorga y es una meditación sobre el tiempo, la soledad, el amor familiar, la presencia divina. Se publicó en el n.º 47 de Escorial (1944). Al año siguiente reunió en la revista Fantasía sus poemas de amor: Versos al Guadarrama. Poesía 1930-1939. Poco después fue nombrado director efectivo del Instituto Español en Londres (1947). Allí entró en relación con exiliados españoles, entre ellos el poeta Luis Cernuda, y con otros escritores, como el poeta británico T. S. Elliot. En el verano de 1948 estaba de regreso, y en su casa de Castrillo, junto a Astorga, dio forma definitiva a su libro antológico, que se publicó al año siguiente: Escrito a cada instante.

El Instituto de Cultura Hispánica, recién fundado, preparaba una “misión poética”, con fines de propaganda y acercamiento político y cultural a los países hispanoamericanos. A ella fueron Rosales, Panero, Zubiaurre y Foxá. Es un episodio muy controvertido y polémico; duró cinco meses, entre finales de 1949 y la primavera de 1950. Marcó hondamente a Panero. A partir de ese momento, siguió trabajando en actividades culturales, como la organización de un llamado “Congreso de Cooperación Intelectual”, la dirección de la revista Correo Literario y la secretaría de la I Bienal Hispanoamericana de Arte (1951), todo ello en el marco del Instituto, tareas que completó con la crítica literaria en diversos medios, como Cuadernos Hispanoamericanos, Ateneo y Blanco y Negro. Nació su hijo José Moisés (Michi).

Su segundo libro en volumen fue Canto personal. Carta perdida a Pablo Neruda (1953), una reivindicación propia, histórica y política de España, como réplica a la visión del poeta chileno, expuesta en su Canto General y en algún poema de Las uvas y el viento. A finales de esta década de 1950 comenzó a trabajar en una publicación norteamericana, lo que le permitió estabilizar su economía y realizar algún viaje. Su tensión vital pareció relajarse, pero seguía la afición a la bebida. Pasaba los veranos en su casa de Castrillo de las Piedras, junto a Astorga. Y allí murió, probablemente de un infarto mal diagnosticado, el 27 de agosto de 1962. La crítica posterior ha reconocido el valor poético y la hondura existencial de su obra (que en parte dejó inédita), pero ha mantenido una actitud algo desconocedora y polémica respecto de sus ideas y de sus vinculaciones políticas.

 

Obras de ~: Antología de la Poesía Hispanoamericana, ed. e introd. de ~, Madrid, Editora Nacional, 1944-1945, 2 vols.; “La estancia vacía”, en Escorial, 47 (1944), págs. 71-108 (Madrid, Escorial, 1945); “Versos al Guadarrama. Poesía 1930-1939”, en Fantasía. Semanario de invención literaria, 21 (1945), págs. 1-6; Escrito a cada instante, Madrid, Ediciones de Cultura Hispánica, 1949 (ed. de J. Paulino Ayuso, ils. de M. Chirino, Madrid, Ayuntamiento, 2006); Canto Personal. Carta perdida a Pablo Neruda, Madrid, Ediciones del Instituto de Cultura Hispánica, 1953; Poesía, 1932-1960, ed. de J. L. Panero, pról. de D. Alonso, Madrid, Instituto de Cultura Hispánica, 1963; Obras Completas, vol. I: Poesías (1928-1962); vol. II: Prosa, ed. y pról. de J. L. Panero, Madrid, Editora Nacional, 1973; Antología, selecc., pról. y notas de J. L. Panero, Barcelona, Plaza & Janés, 1977; Por donde van las águilas y otros poemas, ed. y pról. de A. Trapiello, Granada, Comares, 1994; Con el poeta Leopoldo Panero, Astorga, Ayuntamiento, 2004; Obra completa, ed. de J. Huerta Calvo, con la colaboración de J. Cuesta Guadaño y J. J. Alonso Perandones, Astorga, Ayuntamiento de Astorga-Diputación de León, 2007, 3 vols.; En lo oscuro, ed. de J. Huerta Calvo, Madrid, Cátedra, 2011 (col. Letras Hispánicas, 693).

 

Bibl.: A. G. de Lama, “Invitación a Leopoldo Panero”, en Espadaña, 15 (1945); E. Aguado, “Escrito a cada instante de Leopoldo Panero”, en Escorial, XIX, 58 (1949), págs. 595- 614; A. G. de Lama, “Escrito a cada instante”, en Espadaña, 42 (1949); D. Alonso, “La poesía arraigada de Leopoldo Panero” [1949], en Poetas españoles contemporáneos, Madrid, Gredos, 1978, págs. 315-337; V. Aleixandre, “Evocación de Leopoldo Panero” [1958], en Ínsula, 193 (1962), pág. 1; E. de Nora, “Leopoldo Panero y su Canto personal”, en Ínsula, 193 (1962), págs. 6 y 10; J. García Nieto, La poesía de Leopoldo Panero, Madrid, Editora Nacional, 1963; L. Rosales, “Leopoldo Panero: Hacia un nuevo humanismo”, I. M. Gil, “El paisaje en la poesía de Leopoldo Panero”, J. A. Maravall, “Poesía del alma”, y R. Gullón, “Leopoldo en su poesía”, en Cuadernos Hispanoamericanos (CuHi.), 187-188 (1965), págs. 35-79, págs. 81-96, págs. 138-149 y págs. 157-165, respect.; E. Connolly, Leopoldo Panero: la poesía de la esperanza, Madrid, Gredos, 1969; L. F. Vivanco, “Leopoldo Panero en su rezo personal cotidiano”, en Introducción a la poesía española contemporánea, Madrid, Guadarrama, 1971, págs. 255- 310; A. Parra Higuera, Investigaciones sobre la obra poética de Leopoldo Panero, Berna y Frankfurt, Herbert Lang/Peter Lang, 1971; C. Aller, La poesía personal de Leopoldo Panero, Pamplona, Eunsa, 1976; G. Diego, “La tela delicada de Leopoldo Panero”, en Crítica y poesía, Madrid, Júcar, 1984, págs. 355- 385; R. Gullón, La juventud de Leopoldo Panero, León, Diputación Provincial, 1985; M.ª de las M. Marcos Sánchez, El lenguaje poético de Leopoldo Panero, Salamanca, Ediciones Universidad, 1987; A. López Castro, Las aguas de la memoria: Una aproximación a la poesía de Leopoldo Panero, León, Diputación Provincial, 1994; VV. AA., La escuela de Astorga (Luis Alonso Luengo, Ricardo Gullón, Leopoldo Panero, Juan Panero), Astorga, Ayuntamiento, 1995; J. Huerta Calvo, De poética y política. Nueva lectura del Canto Personal de Leopoldo Panero, León, Instituto Leonés de Cultura, 1996; A. López Castro, Órbita de Leopoldo Panero, León, Universidad, 1998; Memoria de un olvido. Poetas de un tiempo menesteroso, León, Universidad, 2000; M. Asensi, “Leopoldo Panero: Escrito a cada instante”, en P. Frölicher, G. Güntert, R. C. Imboden y I. López Guil (eds.), Cien años de poesía. 72 poemas españoles del siglo XX: estructuras poéticas y pautas críticas, Berna, Peter Lang, 2001, págs. 317-330; A. Iravedra, El poeta rescatado. Antonio Machado y la poesía del “Grupo de Escorial”, Madrid, Biblioteca Nueva [2001]; J. J. Penalva, “Construyendo la leyenda: la polémica del Canto personal. Carta perdida a Pablo Neruda (1953)”, en V. Arenas Lozano et al. (eds.), Líneas actuales de investigación literaria. Estudios de Literatura Hispánica [I Congreso de ALEPH] [Valencia], ALEPH, Universidad de Valencia [2004], págs. 423-434; J. Paulino, La poesía vinculante de Leopoldo Panero, Madrid, Ayuntamiento, 2006; J. Huerta Calvo, “Introducción”, en L. Panero, En lo oscuro, ed., op. cit., págs. 11-133.

 

José Paulino Ayuso