García Martínez, Miguel. García de Alhama. Alhama de Almería (Almería), 2.VI.1930 – 4.X.1998. Pintor.
Miguel García Martínez vio la luz en el seno de una modesta familia de pequeños agricultores. Era el segundo de los cinco hermanos nacidos del matrimonio formado por Miguel García Rodríguez y Carmen Martínez Artés, naturales de Alhama. Su infancia y primera adolescencia estuvo marcada por la necesidad de ayudar a la precaria economía familiar desarrollando sencillos trabajos agrícolas y cuidando del pequeño rebaño de cabras que complementaba el sostén de la familia.
El contacto directo y continuado con la naturaleza le llevó a descubrir la pintura y a conocer los colores que él mismo se fabricaba mezclando aceite con tierras cernidas. Su padre rompió los primeros cartones que pintó con estos primitivos medios, pues no debía distraerse mientras cuidaba el ganado. Lejos de abandonar su afición, “el aprendiz de pintor”, como lo llamaban en el pueblo, continuaba dibujando la naturaleza que lo rodeaba.
Hacia 1945 el pintor Moncada Calvache, que pasaba unos días en Alhama, tuvo la oportunidad de ver un pequeño lienzo con un vaso de agua y una flor, y mostró interés por conocer a su autor, Miguel García.
Este encuentro marcó la vida artística del joven pintor, al tiempo que significó el inicio de una posterior relación que perduró hasta la muerte del maestro José Moncada.
La profunda vocación por la pintura que Miguel García manifestaba, unida a la necesidad de emigrar debido a la crisis económica que en Alhama se vivía en estos años de la posguerra, hizo que Margarita Salmerón, la nieta del que había sido presidente de la Primera República Española y amiga personal del pintor José Moncada, favoreciese un nuevo encuentro con el maestro y le entregase una carta de presentación para el pintor, que gozaba en Barcelona de gran prestigio artístico. Miguel marchó hasta Cataluña con la esperanza de que el maestro lo acogiera como alumno en su estudio.
La década de 1950 supuso una etapa de intenso trabajo creativo para el pintor. Como discípulo de Moncada participó en distintas exposiciones colectivas realizadas en Barcelona.
En 1961 Moncada Calvache decidió regresar a su tierra almeriense y fijar su residencia y estudio en Alhama.
Miguel García no vaciló en acompañarle y vivió junto al maestro Moncada en un blanco y soleado cortijo, “el Cortijo de las Peñicas Blancas”, en las inmediaciones del pueblo.
La obra de García de Alhama aparece dispersa por diferentes ciudades de la geografía española y de distintos países de América latina y de los Estados Unidos enriqueciendo las colecciones de aquellos españoles que siguen conservando, junto a otros recuerdos, el gusto por la pintura concebida como un fiel reflejo de la realidad natural y envuelta en la cálida y brillante luz de las tierras almerienses.
Miguel García descansa en el pequeño y blanco cementerio de Alhama, su pueblo natal, muy próximo a la sepultura del que consideró, desde los primeros años de adolescente, su maestro.
Obras de ~: Granadas y uvas, 1948; Nido de palomas, 1950; Palomas, 1951; El estanque del Moralillo, 1954; Flores y frutas, 1955; La gallina y sus pollitos, 1962; Bodegón con damasco, 1962; Peras y uvas, 1963; Cerezas y cobre, 1964; Miniatura, 1965; Cerezas, 1967; Balsa de la palmera, 1973.
Bibl.: “García de Alhama”, en VV. AA., II Exposición de Pintura de Artistas Alhameños, catálogo de exposición, Alhama de Almería, Hotel Balneario San Nicolás, 1966; M. Navarro Gámez, “La Escuela Alhameña de Pintura”, en Programa de Fiestas Patronales, Alhama de Almería, Ayuntamiento, 1971; “García de Alhama”, en La pintura en Alhama, catálogo de exposición, Alhama de Almería, Ayuntamiento, 1980; P. Marín Martínez, “El pintor Miguel García”, en El Eco de Alhama, 6 (1998), págs. 1-2.
María Carmen Amate Martínez