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Manuel Hernández

Biografía

Hernández, Manuel. ?, p. s. XVIII – ú. t. s. XVIII. Militar, coronel del Ejército e ingeniero en jefe.

Estudió en la Real Academia de Matemáticas de Barcelona, ingresando en 1730 en el Cuerpo de Ingenieros como ingeniero ayudante, después de aprobar los exámenes de ordenanza.

Inició su carrera como subteniente en las obras de Málaga. El 26 de agosto de 1733 figuraba en la Relación de Ingenieros que se proponen para Extraordinario, para completar el cupo de 150. Era promovido a ingeniero extraordinario con el grado de teniente, el 15 de abril de 1734, pasando destinado a Pamplona.

En la Relación de existencia de los ingenieros que han servido en el mes de noviembre de este presente año (1737), en el Reyno de Navarra y provincia de Guipúzcoa con distinción en que han sido empleados en este referido tiempo y las notas de su capacidad y conducta, firmada por Jaime Sicre, coronel e ingeniero en jefe de Navarra, en Pamplona, el 1 de diciembre de 1737, se afirma de Hernández que “[…] está ocupado al dibujo y en azer la función de Ayudante del Cuerpo en esta plaza, entiende la Geometría especulativa y práctica, empieza a dibujar bien […]”.

El 23 de noviembre de 1738 pasaba destinado a las islas Canarias, formando parte de la comisión de oficiales e ingenieros, llegando a Santa Cruz de Tenerife el 20 de junio de 1740. En 1741 levantó el mapa de Tenerife y, en 1742, el de La Palma, donde proyectaba el Fuerte de San Carlos o de los Guinchos. Era de planta semicircular y ubicado en la punta de Los Guinchos o de Bajamar, debía defender las playas cercanas. En ese mismo año de 1742, midió la altura del Teide, que fijó en 2.658 3/4 toesas.

En una carta del comandante general de las islas, Andrés Bonito de Pignatelli, dirigida al ministro don Joseph del Campillo, decía, respecto al ingeniero extraordinario Manuel Hernández, que era el más hábil de los cinco que vinieron con él “pues él solo ha levantado los planos generales de esta Ysla, de las de la Palma, Hierro y Gomera, quando el Ingeniero en Gefe ponderaba no poder levantar dos planos sin la concurrencia de todos los Ingenieros y luego han sido muy de su aprobación los que ha levantado dho Ingeniero”.

El 14 de diciembre de 1745 fue propuesto por el duque de Montemar, siendo ascendido a ingeniero ordinario con el grado de capitán, en julio de 1746. Durante su estancia en Canarias intervino además en la construcción de las baterías de San Francisco y Santa Isabel en Santa Cruz de Tenerife y en la isla de la Palma, en el ya citado castillo de Bajamar, conocido también como de San Carlos o de los Guinchos.

En carta de 9 de marzo de 1748, desde Santa Cruz, el entonces comandante general Juan de Urbina al marqués de la Ensenada, le decía: “que envió al ingeniero don Manuel Hernández a Fuerteventura y Lanzarote y reconociese las fortificaciones nuevamente construidas y las antiguas […] la actividad y conocimientos prácticos de este oficial no dexó sin investigar cosa alguna”. En cumplimiento de lo ordenado, Hernández, con fecha de 28 de noviembre de 1748, remitía la Relación de los Cañones, Bolas, Pólvora y Artillería que necesitan las Torres... En 1749 participó en la construcción, junto al ingeniero Francisco de Lapierre, de gran parte del muelle de Santa Cruz de Tenerife hasta el embarcadero.

El 26 de febrero de 1749 era ascendido a ingeniero en 2ª con grado de capitán, con la orden de pasar a Cartagena de Indias. Sin embargo, el comandante general de Canarias solicitaba que se suspendiera la orden “por ser necesarios sus servicios en Santa Cruz de Tenerife para la construcción del muelle”. En carta de 9 de marzo de 1749 el marqués de Contamina, daba cuenta de quedar enterado de la agregación.

Con fecha de 8 de marzo de 1750 recibía la orden definitiva de pasar a Cartagena de Indias, donde estuvo dos años trabajando en las obras de fortificación que guarnecían la entrada de Boca-Chica a la bahía.

Con anterioridad, el ingeniero del Real Cuerpo D. Ignacio Sala, nombrado gobernador de Cartagena en 1748, influyó decisivamente en la resolución de los problemas de la defensa de la citada plaza. Sala era partidario de cerrar Bocagrande (uno de los dos accesos a la bahía de Cartagena) y, en unión del también ingeniero Mac-Evan, estudiaron el acceso por Bocachica con criterios muy divergentes.

En el temporal de 1752 quedaron muy maltratadas las obras efectuadas y, tras diversos intentos, el ingeniero en jefe Manuel Hernández propuso a Sala un nuevo sistema de cierre, consistente en construir un dique de piedra perdida a doble talud, con anchura en la coronación que permitiera doble circulación de dos carretas para acarreo de piedra durante la construcción, sin más detalles que levantar media vara sobre el nivel de marea alta.

En 1752 continuaba como ingeniero en 2ª y se le ordenaba reconocer la catedral de Cartagena de Indias antes de pasar destinado a Santa Marta (actual Colombia) para el reconocimiento de los desperfectos que habían sufrido sus fortificaciones. También debía inspeccionar la catedral, en la que los terremotos de 1749, 1750 y 1751 produjeron grandes daños. En el reconocimiento, Hernández dictaminaba la imposibilidad de repararlos por estar sus muros y arcos abiertos, y la torre fuera de plomo y amenazando ruina toda la fábrica.

De Cartagena pasaba a Portobelo, plaza en la que realizó numerosas obras y en la que llegó a ser ingeniero director. Entre sus trabajos se pueden destacar la construcción de tres baterías, en las que siguió las trazas del mariscal de campo, ingeniero director D. Ignacio Sala, aunque introdujo en ellas importantes cambios; las de San Jerónimo (1757), construida mirando la entrada del puerto, la de Santiago (finalizada en 1760) y la de San Fernando, dos Casas-Fuertes construidas sobre el alto de San Fernando la una, y sobre el Fuerte de Santiago la otra, y el “Almazén de Polbora a media legua de la ciudad de Portovelo”, la Real Contaduría, y el muelle. Levantó también numerosos planos de las fortificaciones de la ciudad, fortificaciones que dejó planteadas e iniciadas.

El 20 de marzo de 1761, promovido a ingeniero en jefe con el grado de coronel, pasaba destinado a Chagres (Panamá), donde estuvo trabajando en la boca del río del mismo nombre, lugar en el que se había erigido en 1680 el castillo de San Lorenzo el Real, al que transformó por encontrarse en estado de ruina. En la citada fortificación llevaba a cabo la última gran reforma, entre los años 1761 y 1766, “trabajando de firme 5 años”. En un memorial dirigido al rey, afirmaba que “fue destinado a Panamá en donde ha dejado planteada y principado toda la fortificación de esta plaza”, entre las que destacan el Plano y Proyecto del frente de Tierra de la ciudad de Panamá y otro proyecto del Cerro de Ancón, en 1766. Levantó también en esas fechas el Plano de Panamá y sus contornos e Yslas; en la de Taboga se haze la aguada.

También en Panamá, en 1764, redactaba un proyecto para construir el edificio de Contaduría, y, anteriormente, otro relativo al Almacén de Pólvora.

Por Real Orden de 5 de diciembre de 1770 se le destinaba de nuevo a España, donde llegaba dos años más tarde. Con fecha de 12 de julio de 1772, desde Madrid elevaba una instancia, acompañada de un memorial, en la que solicitaba la promoción al empleo de brigadier: “El Ingeniero en Jefe Dn Manuel Hernández venido de Panamá, Supca á V.E. se sirva mandar pasar un oficio á la Secretaría de Guerra para que se le tenga presente su mérito, y se le atienda con el empleo que le corresponde, respecto al mucho tiempo que falta de España, no ser conocido, y haver padecido algún atraso en tanta demora con onze años de Coronel, y ser de los más antiguos del Cuerpo, gracia que espera de la notoria justificación de V.E. Manuel Hernández”.

Sin embargo, a pesar del apoyo del que fue gobernador de Panamá don Joseph Blasco Orozco, y de la recomendación de don Julián de Arriaga que había sido gobernador general de Venezuela (1751-52) y secretario de Estado y Marina (1754-76), no debió ser atendido en su petición.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, exps. personales.

H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Publicaciones y Ediciones de la Universidad, 1983; C. Martínez Martínez, “Los problemas militares en la segunda mitad del siglo XVIII”, vol. XI-2, en Historia General de España y América, Madrid, Rialp, 1985; M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1994; J. M. Pinto de la Rosa, Apuntes para la Historia de las Antiguas Fortificaciones de Canarias, Madrid, Tabapress - Museo Militar Regional de Canarias, 1996; J. A. Calderón Quijano, Las Fortificaciones españolas en América y Filipinas, MAPFRE, Madrid, 1996; J. Tous Meliá, Palma a través de la cartografía (1596-1902), Palma de Mallorca, Ayuntamiento de Palma, 2002; C. Virgili Belda, “La proyección hispanoamericana de la Academia de Matemáticas de Barcelona”, en La Academia de Matemáticas de Barcelona. El legado de los Ingenieros Militares, Barcelona, Ministerio de Defensa, 2004; C. Laorden Ramos, Obra Civil en Ultramar del Real Cuerpo de Ingenieros, 2 vols., Madrid, Ministerio de Defensa, 2008; T. Mendizábal y J. G. Martín Rincón, “El hornabeque de Manuel Hernández en La Explanada del Casco Antiguo de Panamá”, en Canto Rodado: Revista especializada en patrimonio, 7 (2012), págs. 55-84.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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