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Juan José de Llamas y Rivas

Biografía

Llamas y Rivas, Juan José de. Antequera (Málaga), 1.VII.1654 – Panamá, 10.IV.1719. Fraile carmelita calzado (OCarm.), prior del convento de Nuestra Señora del Carmen de Carmelitas Calzados de Écija, obispo de Panamá, gobernador interino de Tierra Firme.

Juan José de Llamas y Rivas nació el 1 de julio de 1654 en Antequera, obispado de Málaga, y fue bautizado en la iglesia parroquial de San Isidro, situada extramuros de dicha ciudad. Fueron sus padres legítimos, Sebastián de Llamas y Catalina de Rivas, ambos naturales y vecinos de Antequera, y sus padrinos Alonso de Godoy de El Real y Jerónima de Loaiza, su mujer. Su padre era hijo legítimo de Antonio de Llamas y de Ana María de Loaiza y su madre hija legítima de Bernabé de Rivas y María de Arroyo, todos ellos “tenidos siempre en Antequera por cristianos viejos nobles y de familias principales”.

Después de una “esmerada educación”, Llamas y Rivas ingresó en el Convento de Carmelitas Calzados de Antequera, siendo, por tanto, hijo del convento de Granada, según la costumbre de la época, y en dicho centro desarrolló sus estudios, al parecer con provecho, pues el año 1690, presidía como secretario unas oposiciones a lectores de Sagrada Teología. En 1693 fue por primera vez prior de la casa carmelitana de Écija, más tarde pasó a la Casa Grande de Sevilla y a continuación a la de Granada, desempeñándolos durante dos trienios en cada una de ellas.

Fray Pedro de Medina y Bermudo, elegido provincial en 1695, eligió a Juan de Llamas por socio y compañero.

En 1707 en la Congregación celebrada en Écija el 17 de mayo ascendió a primer definidor.

Fray Juan de Llamas y Rivas pasó nuevamente a ocupar el priorato de su convento de Antequera durante un trienio, siendo nombrado por segunda vez para el de Écija, cuando, encontrándose en este desempeño en el año 1713, fue nombrado por el rey Felipe V para el obispado de Panamá, con jurisdicción en dicha ciudad y el reino de Tierra Firme (actual República de Panamá).

Tras su nombramiento, se trasladó a Cádiz para preparar su viaje, ya que en esta ciudad debía someterse a los trámites al uso para cualquier obispo destinado a América. Primero, y según lo establecido por el Concilio de Trento y una bula de Pío IV, hizo profesión de fe mediante juramento en la ciudad de Cádiz el 7 de diciembre de 1713 ante el obispo de esta ciudad y Algeciras fray Alonso de Talavera.

Aunque Llamas y Rivas había solicitado licencia para llevar consigo dos religiosos de su Orden y otros criados, algunos de su propia familia, sólo se le concedió licencia para embarcar cinco criados y ninguno de su Orden, debido a que no había carmelitas calzados en Panamá. Se le permitió consagrarse obispo en España, puesto que a la sazón no había obispos ante los cuales pudiese hacerlo ni en Panamá, Cartagena ni Santa Marta. Todavía se encontraba en España en abril de 1715. No llegó a Panamá hasta 1716 y su primera carta oficial escrita allí está fechada el 27 de junio de ese año, y en ella da noticia de haber tomado posesión del obispado.

Ya en Panamá, el obispo Rivas y Llamas realizó en 1717 una visita pastoral al interior del reino, llegando hasta la provincia de Veragua, en cuyo pueblo de La Atalaya, se conserva el acta de su visita con fecha del 13 de marzo de ese año, y en la que se registran ciento veintiuna confirmaciones. Entre sus obligaciones pastorales, Llamas y Rivas debió ocuparse de la evangelización de los indígenas en las doctrinas y misiones de Veraguas y Darién, así como de los indígenas que poblaban las márgenes del río Chagres. A estos últimos se proponía relevar del pago de diezmos y tributos. En las misiones de Veragua había pocas señales de progreso; en las del Darién, volvían a evangelizar, aunque sin mucho éxito, varios religiosos capuchinos, y por primera vez entraban a ella religiosos jesuitas que, al parecer, prometían mejores frutos. Sin embargo, la documentación conservada hace, sobre todo, referencia a conflictos de precedencia del coro de la catedral con la Audiencia.

Al obispo Llamas y Rivas se le conoce en la historiografía tradicional panameña más que nada por haber ejercido el cargo de gobernador y capitán general del reino de Tierra Firme, aunque con carácter interino y por pocos meses. Las tensiones y querellas entre los grupos de poder local, y los representantes del poder metropolitano, habían hecho crisis repetidas veces entre fines del siglo xvii y principios del xviii, por lo que la Corona había optado por la modalidad de que cuando se produjera la acefalía del gobierno por muerte o por otra razón de peso, en la terna reservada en los llamados Pliegos de Providencia o Pliegos de Mortuoria se incluyera al obispo y que incluso se le colocara en primer lugar.

Fue así como ocuparon la Presidencia, Gobernación y Capitanía General, cuatro prelados entre 1673 y 1718. E1 primero fue el obispo Antonio de León, a quien el Cabildo entregó el mando el 21 de enero de 1673, después de haber depuesto al oidor-presidente Luis Losada Quiñones. Su sucesor, el obispo Lucas Fernández de Piedrahita, ocupó también la Presidencia al quedar ésta vacante. Por la misma razón ocuparon este cargo los obispos Diego Ladrón de Guevara —que luego llegó a sentarse también en la silla virreinal del Perú— y fray Juan José de Llamas y Rivas, quien la aceptó de muy mala gana.

Cuando recayó en este último, existía un ambiente de gran tensión política en Panamá que trajo como consecuencia la deposición del presidente de la Audiencia, gobernador y capitán general marqués de Villarrocha (que ya otras veces había sido depuesto y otras tantas restituido en el cargo), por lo que el Cabildo de Panamá, el 12 de diciembre de 1718 había asumido el control del gobierno, aunque sólo por unas horas, para entregar el mando al obispo el día siguiente. En efecto, el 12 de diciembre de 1718, al haber cesado el marqués de Villarrocha y abrirse el Pliego de Providencia que había dejado el príncipe de Santo Buono a su paso para Perú, se conoció que le correspondería asumir estos cargos al obispo Llamas y Rivas. El 15 de diciembre siguiente, el obispo le comunicaba a Francisco de Arana, en el Consejo de Indias, que el día 13 de ese mes había tomado posesión del gobierno. Sin embargo, su incumbencia duró muy poco tiempo, pues el 10 de abril de 1719, a escasos cuatro meses, el obispo falleció. Al día siguiente fue enterrado en la catedral de Panamá.

Sin embargo, la documentación conservada referente al obispo Llamas no concluye con su fallecimiento.

Tras su muerte, se procedió a hacer el expolio de los bienes que dejó, procedimiento que era necesario por haber quedado la sede vacante, y al hacerse el inventario correspondiente se descubrió no sólo que dejaba una gran cantidad de valiosas alhajas y ropas y muebles lujosos propios de su posición, sino que sus sobrinos Francisco y Sebastián de Llamas “habían ocultado alhajas de oro, barretones y doblones, plata amonedad y labrada” y que habían huido con el botín para Perú.

En el Palacio Municipal de Antequera se encuentra un óleo con el retrato del obispo Llamas y Rivas, que figura en la Galería de Antequeranos Ilustres.

Llamas y Rivas había sucedido en el obispado panameño a fray Juan de Argüelles (1699-1714), y su sucesor fue el obispo fray Bernardo Serrada (1720- 1725).

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Documentación referente al nombramiento de obispo Llamas y Rivas, y Autos con su juramento e interrogatorio en Cádiz, Panamá, 222; documentación referente a su nombramiento como gobernador de Panamá, Panamá, 139; Autos del expolio del obispo Llamas y Rivas, Panamá, 128; Certificación de su entierro, Panamá, 224.

G. Rojas Arrieta, History of the Bishops of Panama, Panamá, Imprenta de la Academia, 1929, págs. 93-95; P. Mega, Compendio Biográfico de los Iltmos. y Excmos. Monseñores Obispos y Arzobispos de Panamá, Panamá, 1956, págs. 141-143; E. Castillero Reyes, Breve Historia de la Iglesia Panameña, Episcopologios de la Diócesis de Panamá, Panamá, 1965, pág. 28; F. Requena Díaz, “El Ilustre Antequerano Fray Juan de Llamas y Rivas, Obispo y Gobernador de Panamá (1654-1719)”, en Revista Lotería (Panamá), vol. X, n.os 120-121 (noviembrediciembre de 1965), págs. 47-56; A. Castillero Calvo, Conquista, Evangelización y Resistencia, Panamá, INAC, 1965; Sociedad, Economía y Cultura Material, Historia Urbana de Panamá la Vieja, Buenos Aires, Editorial e Impresora Alloni, 2006, págs. 762-763.

 

Alfredo Castillero Calvo