Fueron sus padres el noble vascofrancés Juan Martín de Pueyrredón y Labrucherie y Rita Damacia O’Dogan, criolla descendiente de irlandeses. Hermana de Juan Martín de Pueyrredón, director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata entre 1816 y 1819, los unía un entrañable afecto. En abril de 1790, con sólo 15 años, casó con Anselmo Sáenz Valiente, comerciante castellano que se convirtió en uno de los comerciantes más fuertes del virreinato, extendiendo su influencia hasta el Alto Perú. De esta unión nacieron once hijos que fueron troncos de numerosas familias argentinas. En 1806, con motivo de las invasiones inglesas, Juana colaboró con su madre en el cuidado de los fondos recolectados para encarar la reconquista. Su esposo hizo generosos donativos, préstamos, ayuda a hospitales, adquisición de pertrechos y su nombre figuraba en la lista de los mayores contribuyentes para la formación del Cuerpo de Voluntarios Urbanos “Cántabros”. En 1809 su hermano Juan Martín fue apresado por el brigadier Nieto, representante del virrey Cisneros (que estaba en la Banda Oriental) y fue alojado en el Cuartel de los Patricios. Cuando iba a ser trasladado al Cuartel de Veteranos, la intercesión de Cornelio Saavedra, de José Cipriano y de su hermana Juana lo impidieron y finalmente Pueyrredón logró fugarse. Juana donó tres onzas de oro para la adquisición de armamentos para la causa revolucionaria. Falleció muy joven, con sólo 37 años y sus restos descansan en la iglesia del Convento de Santo Domingo. En su testamento dejó el quinto de sus bienes a sus hijas mujeres para ayudarlas ya que los hijos varones “con un padre como el de ellos puede proporcionarles modo de trabajo con utilidad y así les hago este maternal encargo”. [...]