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Diego López de Ayala

Biografía

López de Ayala, Diego. Señor de Cebolla y Villalba (IV). ?, c. 1395 – 1442. Regidor de Talavera de la Reina, Caballero de la Orden de Calatrava.

Hijo de Fernando Álvarez de Toledo, II señor de Oropesa, y de Elvira de Ayala, hija de Diego López de Ayala I, hermano del canciller Pedro López de Ayala, y de Teresa de Guzmán, descendiente de los Suárez de Toledo.

El matrimonio Álvarez de Toledo-Ayala representa la simbiosis perfecta de los orígenes de la aristocracia dominante en esos tiempos en la zona toledana: linaje mozárabe unido a familia procedente de la nobleza castellana septentrional. En 1396 la pareja compró a Juan Sánchez de Meneses el lugar de Cebolla y el castillo de Villalba. Antes de morir Fernando Álvarez de Toledo dos años más tarde, decidió donar a su mujer Cebolla y Villalba, para que se mantuviera con sus rentas.

En 1411 murió Elvira de Ayala y en su testamento dejaba por heredero de Cebolla y Villalba a su hijo segundo, Juan Álvarez de Toledo, maestrescuela de la catedral de Toledo, mientras que al primogénito, García Álvarez de Toledo, le había correspondido el señorío de Oropesa por herencia paterna. Diego López de Ayala II recibía las heredades de Sotogordo y Torrejón, en término de Talavera, y las casas que poseía su madre en esta villa, mientras que su hermano Pedro Suárez de Toledo era agraciado con todos los bienes muebles y raíces que quedaran tras el reparto. No era habitual que el heredero de un señorío laico fuera un eclesiástico. De hecho, durante varios años, la administración efectiva del señorío fue ejercida por su hermano Diego López de Ayala II. Por eso no extraña que, al morir Juan Álvarez de Toledo en 1428, dejara por heredero del señorío a su hermano, que ya lo administraba.

La herencia que recibió Diego López de Ayala II de su hermano incluía la villa de Cebolla, el castillo de Villalba, las aceñas del Corral en el río Tajo y las heredades de los Santos, Baharil, Sotogordo, Torrejón y Tirteafuera, situadas en el término de Talavera. Por su parte, el hermano menor, Pedro Suárez de Toledo, recibió de Juan Álvarez de Toledo varias heredades repartidas entre la villa de Talavera, su término y la tierra de Toledo y un juro de 4.200 maravedís situado en la renta del servicio y montazgo de los ganados que pasaban por Puente del Arzobispo.

El nuevo señor de Cebolla y Villalba fue el auténtico responsable de que el linaje fuera vinculado con una rama lateral de los Ayala toledanos. Significativamente, Diego López de Ayala II llevaba la misma onomástica, patronímico y cognomen que su abuelo materno, que era en realidad el fundador de esta línea colateral del linaje Ayala.

En 1417, antes de heredar el señorío de Cebolla, Diego se había casado con Guiomar Barroso, hija de Pedro Gómez Barroso, corregidor y justicia mayor de Toro, regidor de Toledo y alguacil mayor del infante Juan de Aragón, y de Mencía de Fuensalida, hermana de Diego, obispo de Zamora y Ávila. Este matrimonio fue extraordinariamente provechoso para el linaje, ya que, además de los 6.500 florines de la dote, Guiomar Barroso incorporó al patrimonio de la familia las heredades toledanas de Silos y Portillo, recibidas en 1435 por herencia de su tío el obispo abulense y valoradas en 500.000 maravedís, y las heredades de Algondarín y Algondarinejo, también en el término de Toledo, heredadas de su madre Mencía de Fuensalida.

El señorío sobre la villa de Cebolla y el castillo de Villalba era pretendido también por los Portocarrero, que habían sido los primeros señores de la villa. Elvira de Ayala ganó un primer pleito frente a los herederos de los Portocarrero sobre la propiedad de Cebolla y Villalba. Sin embargo, la cuestión no se resolvió definitivamente hasta que en 1431 se llegó a un acuerdo entre Diego López de Ayala II y Luis Méndez de Portocarrero. Este último renunciaba a sus derechos sobre el señorío de Cebolla a cambio de un juro de 5.600 maravedís sobre la renta del pescado salado y fresco de Sevilla y de que su hijo Fernando Portocarrero se casase con Elvira de Ayala, una de las hijas del señor de Cebolla, que tendría una dote de 6.000 florines y la promesa de otros 2.000 florines en concepto de arras.

En el contexto del enfrentamiento entre Álvaro de Luna y los infantes de Aragón, Diego López de Ayala abrazó la causa del condestable, siguiendo en este sentido las recomendaciones de su hermano mayor García Álvarez de Toledo. Por eso en 1420 acompañó, junto a otros nobles fieles, a Juan II de Castilla cuando huyó de Talavera, donde estaba vigilado por el infante Enrique de Aragón, con destino a Montalbán. La expedición regia alcanzó primero el castillo de Villalba, para cruzar después el Tajo por la barca de Malpica. Al llegar a Montalbán, pudieron hacerse con el desguarnecido castillo, gracias a que el halconero mayor Pedro Carrillo y el propio Diego López de Ayala entraron por un portillo que estaba abierto. Desde la fortaleza de Montalbán, el monarca castellano y su valido pudieron reconducir la situación. Álvaro de Luna sería el auténtico triunfador del episodio.

Diego López de Ayala, como sus hermanos García Álvarez de Toledo y Pedro Suárez de Toledo, desempeñó el cargo de regidor de Talavera de la Reina. Este control de las magistraturas locales, que compartían con los principales representantes de la aristocracia talaverana, permitió a la familia Álvarez de Toledo-Ayala intervenir en las grandes decisiones políticas de lugar para favorecer sus intereses y los de sus aliados sociales.

Diego López de Ayala II falleció en 1442 y, al ser menores de edad todos sus hijos, su viuda Guiomar Barroso consiguió la tutela sobre ellos y la administración del señorío, que también reclamaba su cuñado García Álvarez de Toledo, señor de Oropesa.

El continuador del linaje sería Juan de Ayala I, el heredero de los señoríos familiares, declarado mayor de edad en 1454, que se casó con Inés de Guzmán, única heredera del matrimonio formado por Rodrigo de Guzmán y María Dávalos. Por lo que se refiere a las hijas de Diego López de Ayala II y Guiomar Barroso, Elvira de Ayala se casó con Diego García de Toledo VI, señor de Mejorada, y Mencía de Ayala con Ruy López Dávalos.

 

Bibl.: S. de Moxó, Los antiguos señoríos de Toledo. Evolución de las estructuras jurisdiccionales en la comarca toledana desde la baja Edad Media hasta fines del Antiguo Régimen, Toledo, Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos, 1973, pág. 59; M. J. Suárez Álvarez, La villa de Talavera y su tierra en la Edad Media (1369-1504), Oviedo, Universidad de Oviedo- Diputación Provincial de Toledo, 1982, págs. 97, 152 y 154; A. Franco Silva, “Oropesa. El nacimiento de un señorío toledano a fines del siglo xiv”, en Anuario de Estudios Medievales (AEM), 15 (1985), págs. 299-314; “El proceso de señorialización de las tierras de Talavera de la Reina en el siglo xv. El caso de Cebolla y los Ayala”, en AEM, 20 (1990), págs. 223-274; La fortuna y el poder. Estudios sobre las bases económicas de la aristocracia castellana (s. xiv-xv), Salamanca, 1996; J. P. Molénat, Campagnes et monts de Tolède du xiie au xve siècle, Madrid, Casa de Velázquez, 1997, págs. 348 y 375-376; L. Suárez Fernández, Los Trastámaras de Castilla y Aragón en el siglo xv (1407-74), en J. M.ª Jover Zamora (dir.), Historia de España de Menéndez Pidal, t. XV, Madrid, Espasa Calpe, 2000 (7.ª ed.), págs. 1-308 (espec., págs. 77-78).

 

Enrique Rodríguez-Picavea Matilla

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