Leonardo de Argensola, Bartolomé Juan. Barbastro (Huesca), 26.VIII.1562 baut. – Zaragoza, 4.II.1631. Escritor.
Bartolomé Juan Leonardo de Argensola nació en Barbastro en 1562, dato conocido a partir de su fe de bautismo, celebrado el 26 de agosto de dicho año.
Hijo de Juan Leonardo y Aldonza Tudela de Argensola.
De familia ilustre, fue el segundo de cuatro hermanos: Lupercio, Bartolomé, Pedro y Ana María.
Pasó buena parte de su infancia en Barbastro. En 1579 escribió su primer poema, unas octavas en elogio de la Divina y varia poesía de fray Jaime de Torres.
Se desconocen muchos datos acerca de su educación.
Se tiene constancia de que recibió el grado de bachiller en la Universidad de Zaragoza, y que entre 1581 y 1584 estudió Derecho Canónico en la Universidad de Salamanca. Sin embargo, no debió de graduarse en dicha Universidad, ya que su nombre no figura en los archivos, sino en la de Zaragoza, probablemente después de 1591.
A la edad de veintidós años fue ordenado sacerdote.
Gracias a la amistad de su padre con el duque de Villahermosa, Fernando de Aragón, fue propuesto para regentar la parroquia de Villahermosa del Río (Castellón de la Plana), por lo que recibió el sobrenombre de rector de Villahermosa. En 1590, tras la muerte del cronista del reino de Aragón, Jerónimo Blancas, solicitó dicho cargo a la Diputación del reino enviando un opúsculo titulado Discurso historial, año 1590, pidiendo el empleo de Cronista del Reino de Aragón o Sobre las cualidades que ha de tener un perfecto cronista, de contenido historiográfico, en el que sigue los modelos de Tito Livio y Dionisio de Halicarnaso.
Los diputados, sin embargo, prefirieron nombrar al doctor Juan Costa.
Entre 1591 y 1592 se produjeron las llamadas Alteraciones aragonesas, con motivo de la fuga de prisión de Antonio Pérez a Zaragoza. Tras la invasión del reino por parte de Felipe II, se produjo la represión de los implicados en dichos sucesos, entre los que se hallaba el duque de Villahermosa, acusado de traición, rebelión y lesa majestad, y trasladado a Castilla para ser procesado. Bartolomé y Lupercio fueron elegidos por los diputados para redactar unos informes sobre dichos sucesos que debían ser remitidos al Rey, en los que se denuncia la actuación de algunos funcionarios reales. Los hermanos Argensola ayudaron a la familia Villahermosa en la defensa del duque, y a pesar de que murió en prisión en 1592, lograron su posterior rehabilitación.
A la muerte del duque, Bartolomé y Lupercio se trasladaron a Madrid, pasando al servicio de la emperatriz viuda María de Austria, hermana de Felipe II, Bartolomé como capellán y Lupercio como secretario.
Se integró en el ambiente cortesano, en el que tuvo contacto con los personajes más influyentes del momento, tanto en el campo de la política como en el de la literatura. Entabló amistad con Alonso López, el Pinciano, fray Juan de los Ángeles, Nuño de Mendoza, el príncipe de Esquilache o Pedro Fernández de Castro, conde de Lemos, que se erigió en su máximo protector. Conoció también a Pedro de Valencia y a Cervantes. En torno a 1600, escribió tres diálogos lucianescos originales —Dédalo, sobre los sucesos de Antonio Pérez, Menipo litigante y Demócrito—.
En cuanto al Diálogo de Luciano entre Mercurio y la Virtud, no se trata de una traducción de una obra de Luciano, sino del diálogo en latín Virtus de Leon Battista Alberti, que Bartolomé tradujo de la versión italiana de Nicolò Longino I dialoghi piacevoli, le vere narrationi, le facete epistole de Luciano philosofo (Venecia, 1551). Tradujo del latín por encargo de la Emperatriz la Vida y martirio de San Demetrio de Simeón Metaphrastes, que se ha perdido. A la muerte de la misma en 1603, Lupercio marchó a Monzalbarba, cerca de Zaragoza. Bartolomé permaneció unos años más en la Corte, entre Madrid y Valladolid, al servicio del conde de Lemos. Entre la producción literaria de esta época, destaca un poema sobre el traslado de las reliquias de san Eufrasio, una elegía a la muerte de Felipe II, premiada por la Universidad de Salamanca, y una carta en defensa de su hermano Lupercio sobre la verdadera patria del poeta Prudencio, fechada el 31 de agosto de 1602. A raíz de la conquista en 1606 de la isla Ternate, perteneciente al archipiélago de las Molucas, el conde de Lemos, presidente del consejo de Indias, le impulsó a escribir la Conquista de las islas Malucas, publicada en 1609. En ella se observa la influencia de historiadores clásicos, como Tito Livio, Tácito y Julio César.
En 1609 partió a Zaragoza, a su retiro de Monzalbarba. Pero pronto fue requerido de nuevo por el conde de Lemos, que había sido nombrado virrey de Nápoles el 21 de agosto de 1608, para que partiera con su hermano Lupercio a dicha ciudad y se pusiera a su servicio. Tras muchas dilaciones, los hermanos emprenden el viaje en 1610, junto a un grupo de eruditos y literatos entre los que se hallaban Mira de Amescua, Barrionuevo y Laredo y Ortigosa. Ya en Nápoles, el conde de Lemos fundó con este grupo la Academia de los ociosos. Bartolomé Leonardo compuso la primera versión de su Elegía a la muerte de la reina doña Margarita, los tercetos al reloj de la cámara del conde de Lemos y algunos sonetos. El cargo que ejerció en Nápoles era el de secretario de Su Excelencia, y se ocupaba de redactar la correspondencia oficial del conde y de servirle como consejero en materia eclesiástica y judicial. Ejerció asimismo como censor de las obras que pudieran ser injuriosas para Aragón. En marzo de 1613 falleció Lupercio, que fue sucedido en el cargo de secretario de Estado y Guerra por su hijo, Gabriel Leonardo de Albión. Al poco tiempo, el conde de Lemos recomendó a Bartolomé ante los diputados del reino de Aragón para el cargo de cronista, que había desempeñado Lupercio hasta la fecha. Sin embargo, su carta llegó tarde, y los diputados ya habían nombrado al doctor Bartolomé Llorente. En mayo de 1615, se supo que había de quedar vacante una canonjía en la Seo de Zaragoza, y el hermano del conde, Francisco de Castro, embajador de España en la Santa Sede, consiguió que Bartolomé Leonardo fuera presentado al Papa. Fue recibido en audiencia en Roma el 9 de mayo, tras haber recibido la licencia pontificia para ejercer la canonjía in absentia. Tuvo ocasión también de conversar con Galileo, con quien después mantuvo correspondencia. Entretanto se produjo la muerte del doctor Bartolomé Llorente, y en junio de 1615 Bartolomé fue elegido cronista del reino de Aragón hallándose en Nápoles.
En el verano de 1616, regresó a España. Al poco tiempo de su llegada a Zaragoza, cayó enfermo, llegando a dictar un testamento fechado el 17 de agosto.
Tras recuperarse de su enfermedad, dedicó su tiempo a cumplir sus obligaciones como cronista y miembro del Cabildo. Se ocupó de la redacción de los Anales de Aragón y de otras obras encargadas por el Consistorio de los Diputados. En 1618, habiendo sido nombrado por el Consejo Supremo de Aragón, recibió el Real privilegio y Nominación de Cronista Mayor de la Corona, lo que le permitió acceder a documentación procedente de Cataluña y Valencia y ejercer la censura de las obras que considerase ofensivas para Aragón.
Durante este tiempo, se dedicó a investigar sobre la historia de Aragón en tiempos de Carlos V para sus Anales. En 1621, los diputados le ordenaron suspender dichos trabajos y le encomendaron emprender la defensa del reino de Aragón frente a aquellos autores que hubieran tratado sobre el problema de Antonio Pérez de manera poco favorable, en especial frente a la obra de Antonio de Herrera Tratado, relación y discurso histórico de los movimientos de Aragón, sucedidos en los años de 1591 y de 1592, y de su origen y principios hasta que Felipe II compuso y aquietó las cosas de aquel reino (Madrid, 1612). Con dicho objetivo comenzó a redactar las Alteraciones populares de Zaragoza año 1591, obra que en un principio había de constar de dos partes. Sin embargo, su redacción se vio obstaculizada por los propios diputados, que desconfiaban de Bartolomé Leonardo, ya que era también cronista real. Éste compaginó tan ardua tarea con la recopilación de los Fueros y observancias del Reyno de Aragón, publicada en 1624, cuyo principal interés radica en su Carta dedicatoria y Prefación de la obra. Al tener noticia los diputados de que Luis Cabrera de Córdoba en la segunda parte de su Felipe Segundo Rey de España incluía un capítulo titulado “Las alteraciones de Aragón, y su quietud con el castigo de algunos sediciosos, y Cortes que celebró el Rey con los Aragoneses”, solicitaron que dicha obra no se publicara si no se corregía dicho capítulo. Las correcciones fueron encargadas a Bartolomé Leonardo, que las anotó en los márgenes del manuscrito. Sin embargo, al fallecer Cabrera antes de poder incluirlas, el volumen permaneció inédito hasta 1876, año en el que fue publicado con las anotaciones de Argensola. En 1625 presentó a los diputados la primera parte de las Alteraciones populares, pero ésta no fue aprobada ni autorizada por el consistorio, que le instó a continuar los Anales. Esta primera parte ha permanecido inédita hasta 1996. Se ignora si la segunda fue redactada.
Bartolomé Leonardo tuvo tiempo de cultivar su afición a la poesía, componiendo diversas obras, entre las que destacan varias epístolas dirigidas a sus amigos.
Se erigió en maestro de nuevas generaciones de poetas, como Martín Miguel Navarro, con quien entabló una profunda amistad. Fue también inspirador de la obra poética de su sobrino Gabriel. Bartolomé Leonardo mostró ciertas reticencias ante la publicación de su obra poética, y fueron raras las composiciones editadas en vida. Sin embargo, parece ser que tuvo en mente revisar sus poemas con la intención de que fueran publicados con anotaciones de Martín Miguel Navarro. Dichas anotaciones no se han conservado.
En 1628 trató de impedir la publicación de la Historia apologética y descripción del Reyno de Navarra de García de Góngora y Torreblanca, pero no hay constancia de que los ejemplares fueran destruidos. Asimismo, como cronista de Aragón debía registrar año por año los sucesos de relieve. Fruto de dicha labor fue un manuscrito titulado Comentarios para la historia de Aragón, de 1615 a 1627, hoy perdido. Tradujo del latín al castellano la Regula perfectionis del capuchino inglés William Fitch, publicada en Zaragoza en 1628 y hoy perdida. A partir de 1629, su salud comenzó a resentirse, a pesar de lo cual pudo ver publicada en 1630 la Primera parte de los Anales de Aragón, que prosigue los del Secretario Gerónimo Çurita, desde el año MDXVI del Nacimiento de Nuestro Redentor. Ese mismo año escribe la Relación del torneo de a caballo con que la Imperial Zaragoza solemnizó la venida de la Serenísima Reyna de Ungria y de Bohemia, Infanta de España. El 4 de febrero de 1631 falleció en Zaragoza a los sesenta y nueve años de edad. Antes de morir recomendó a su sobrino Gabriel Leonardo que recogiese todos sus papeles, ya que fue ardiente deseo suyo que algunos de ellos no se publicaran. Gabriel Leonardo no siguió dicha recomendación, y fue él precisamente el encargado de realizar a título póstumo la edición de las Rimas de Lvpercio i del Dotor Bartolomé Leonardo de Argensola (Zaragoza, 1634), recogiendo en ella las versiones de los poemas corregidos por el autor, y que difieren en muchos casos de las versiones menos pulidas que transmiten los manuscritos.
Bartolomé Leonardo de Argensola, como su hermano Lupercio, ha pasado a la posteridad por su poesía. Ésta se caracteriza por su sobriedad y clasicismo frente a las corrientes estéticas del Barroco. Del mismo modo que Lupercio, apenas se vio influido por el gongorismo. No se involucró en las polémicas literarias de la época, a pesar de que escribió con profusión sobre sus propias ideas estéticas, cuyo principal elemento es la imitación de los clásicos. Cultivó las más variadas formas poéticas: epístolas y sátiras en tercetos, sonetos, elegías, canciones, glosas, etc.
Predomina la temática satírica y moralizante. Escribe también poemas amorosos, de circunstancias o religiosos.
En su obra se aprecia la huella de los clásicos, especialmente de Horacio, del que toma los tópicos de la aurea mediocritas, el beatus ille o la constancia del sabio. En la poesía de contenido satírico sigue a Juvenal y Marcial. Se aprecia asimismo la huella de Virgilio y de Ovidio. Es autor de traducciones de poemas de autores clásicos, concretamente de Horacio, Marcial y Píndaro. Fue admirado por sus contemporáneos, y recibió elogios de Lope de Vega y Cervantes.
En cuanto a su influencia en la literatura posterior, fue especialmente relevante en los aragoneses Martín Miguel Navarro, fray Jerónimo de San José, el Príncipe de Esquilache, o en el riojano Esteban Manuel de Villegas.
Obras de ~: Conquista de las islas Malucas, Madrid, Alonso Martín, 1609; Regla de Perfección traducida del latín al castellano por Bartolomé Leonardo de Argensola, Zaragoza, Juan de Lanaja, 1628; Primera parte de los Anales de Aragón que prosigue los del Secretario Geronimo Çurita, desde el año MDXVI del nacimiento de Nº Redentor, Zaragoza, Juan de Lanaja, 1630; Relación del torneo de acavallo con qve la Imperial Çaragoça solemnizó la venida de la Serenísima Reyna de Ungria y de Bohemia, Infanta de España [...], Zaragoza, Juan de Lanaja, 1630; Rimas de Lvpercio i del Dotor Bartolomé Leonardo de Argensola, Zaragoza, Hospital Real, i General de Ntra. Sra. De Gracia, 1634; Obras inéditas, en J. A. Pellicer, Ensayo de una biblioteca de traductores españoles, Madrid, Imprenta de Antonio Sancha, 1778, págs. 109-142; Algunas obras satíricas inéditas de Lupercio y Bartolomé Leonardo de Argensola. (Publícalas por primera vez, con un estudio crítico que las precede, el conde de la Viñaza), Zaragoza, Imprenta del Hospicio Provincial, 1887; Obras sueltas de Lupercio y Bartolomé Leonardo de Argensola. Coleccionadas e ilustradas por el Conde de la Viñaza, vol. II, Madrid, M. Tello, 1889; Conquista de las islas Malucas, ed. de M. Mir, Zaragoza, Imprenta del Hospicio Provincial, 1891; [Poemas] O. H. Green, “Some inedited verses of Bartolomé Leonardo de Argensola”, en Revue Hispanique, 72 (1928), págs. 475-492; Conquista de México [...], intr. y notas por J. Ramírez Cabañas, México, Pedro Robredo, 1940; [Poemas] J. M. Blecua, “Cuatro poemas inéditos de Bartolomé Leonardo de Argensola”, en Hispanic Rewiev (HR), 15 (1947), págs. 388-392; Rimas de Lupercio y Bartolomé Leonardo de Argensola, ed. de J. M. Blecua, vol. II, Zaragoza, IFC, 1951; Rimas, I-II, ed. de J. M. Blecua, Madrid, Espasa Calpe, 1974; [Poemas] J. M. Blecua, “¿Más poemas de Bartolomé Leonardo de Argensola?”, en Nueva Revista de Filología Hispánica, 29 (1980), págs. 293-311; Fortuna y Providencia. Cuatro epístolas morales inéditas, ed. de J. Gotor, Barcelona, Humanitas, 1984; Conquista de las Molucas, Madrid, Miraguano, 1992; Alteraciones populares de Zaragoza. Año 1591, ed. de G. Colás, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1996.
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Rosa María Marina