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Leopoldo-Eulogio Palacios Rodríguez

Biografía

Palacios Rodríguez, Leopoldo-Eulogio. Madrid, 31.I.1912 – 22.XI.1981. Filósofo.

Fue el menor de los cinco hijos de Leopoldo Palacios Morini y Catalina Rodríguez. El padre, figura relevante de la Institución Libre de Enseñanza, fue profesor de Derecho, diputado a Cortes por el Partido Reformista de Melquíades Álvarez y representó a España en la Sociedad de Naciones. El joven Leopoldo-Eulogio estudió el bachillerato en el Instituto- Escuela de Madrid. Entre los profesores que ejercieron una mayor influencia en su pensamiento se encontraba el propagandista católico Miguel Herrero García, que consiguió provocar en su alumno una creciente preocupación religiosa y literaria, lo que culminaría con su presentación, a los diecinueve años, ante el obispo de Madrid-Alcalá, Leopoldo Eijo y Garay, para recibir instrucción en la fe cristiana. Aunque bautizado al nacer, no había conocido en su familia ninguna práctica religiosa. A los veinte años recibió la primera comunión, para la que fue preparado por Máximo Yurramendi, luego obispo de Ciudad Rodrigo.

En 1930 había iniciado sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central, donde recibió la enseñanza de González Palencia, Obermaier, Ortega y Gasset, García-Morente, Gil Fagoaga, Zubiri y Gaos.

En 1933 tomó contacto con el grupo de Acción Española, y, sobre todo, con Ramiro de Maeztu, quien le distinguió con su aprecio y amistad, y su antiguo maestro Miguel Herrero García. Comienza entonces su colaboración en Acción Española, revista católica y monárquica, donde publica numerosos artículos sobre temas culturales, filosóficos y religiosos. También escribe en Cruz y Raya y en los Cuadernos de la Facultad de Filosofía y Letras.

Se licenció en Filosofía en 1936. Al comienzo de la Guerra Civil, los republicanos le buscaron para detenerle. Se refugió en la embajada de Francia, donde se le acogió con el nombre de Malebranche. Desde allí fue conducido al país galo, donde permaneció en su campo de refugiados, hasta lograr evadirse y llegar a Lyon, trasladándose más tarde a Ginebra, donde residía su padre. A principios de junio de 1938 regresó a España y fue reclamado por Alfonso García-Valdecasas y José Pemartín, hombres de Acción Española, para que trabajara como asesor auxiliar en el nuevo Ministerio de Educación Nacional. En ese mismo año, contrajo matrimonio con Carmen García Parra.

Terminada la guerra, volvió a Madrid y en 1940 ganó por oposición, con el número 1, una Cátedra de Filosofía de Instituto, ejerciendo sus funciones docentes en Vigo y Madrid. En 1944 ganó la Cátedra de Lógica de la Universidad Central. En 1945 publicó su primer libro, La prudencia política, editado por el Instituto de Estudios Políticos, y que obtuvo el Premio Nacional de Literatura. En esta obra defendía lo que denominaba “prudencialismo”, es decir, la síntesis superadora del oportunismo y del doctrinarismo. Para dirigir la vida humana son imprescindibles, pero insuficientes los principios de la sindéresis y las conclusiones de la ciencia moral; de ahí la necesidad de la prudencia, tanto en su dimensión formalmente política cuanto en sus otros aspectos y dimensiones, ya que la prudencia es la virtud que de un modo concreto aplica los preceptos morales universales a los casos singulares que en el trascurso de la vida humana se presentan.

En 1948 asumió la dirección de la revista Finisterre, de la que se publicaron doce números mensuales en ese año. Además colaboró en Arbor, en el diario ABC y en la Revista de Estudios Políticos. De 1949 a 1951 fue profesor invitado de la Universidad Laval de Quebec, donde dictó cursos filosóficos de cinco meses cada uno. Tres años más tarde publicó El mito de la nueva Cristiandad, donde criticaba el humanismo de Jacques Maritain, como un intento imposible de mediación entre postulados antitéticos: antropocentrismo/ teocentrismo, ateísmo/teísmo, humanismo/ divinismo. Los planteamientos maritainianos llevaban a posturas liberales, incompatibles con el bien común.

La Real Academia de Ciencias Morales y Políticas le acogió en 1954, como uno de sus miembros numerarios, sucediendo al exiliado jurista e historiador Rafael Altamira. Su discurso de ingreso llevaba por título El platonismo empírico de Louis de Bonald, que constituye una nueva interpretación de la doctrina tradicionalista del pensador francés, y el discurso de contestación, redactado por José Pemartín Sanjuán, fue leído por Nicolás Pérez Serrano, al haber muerto Pemartín unos meses antes.

En la década de 1960 publicó su obra más importante, Filosofía del saber, donde se percibe la influencia no sólo de Aristóteles y Tomás de Aquino, sino de Kant y Schopenhauer. En sus páginas se ofrece una visión de la filosofía que se abre a la intuición y a la inspiración.

En 1972 fue nombrado miembro de la Dirección Científica de la Schopenhauer-Gesellschaft; y volvió a la Universidad de Laval, siendo entonces el objeto de sus lecciones la filosofía de Schopenhauer. En sus últimos años, manifestó su admiración por la figura y la doctrina del prelado Marcel Lefebvre.

 

Obras de ~: La prudencia política, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1945 (4.ª ed. corr. y aum., Madrid, Gredos, 1978); El mito de la Nueva Cristiandad, Madrid, Rialp, 1951 (4.ª ed. con un nuevo pról., Buenos Aires, Dictio, 1980); El platonismo empírico de Luis de Bonald: discurso de recepción, contestación de J. Pemartín Sanjuán, Madrid, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, 1954; Don Quijote y la vida es sueño, Madrid, Rialp, 1960; Filosofía del saber, Madrid, Gredos, 1962 (2.ª ed. rev. y ampl., Madrid, Gredos, 1974); El juicio y el ingenio y otros ensayos, Madrid, Prensa Española, 1967; Salutación y otros poemas, Madrid, Prensa Española, 1972; Estudios sobre Bonald, Madrid, Speiro, 1987; El análisis y la síntesis, Madrid, Encuentro, 2005.

 

Bibl.: J. Pemartín Sanjuán, [“Contestación”], a L.-E. Palacios, El platonismo empírico de Luis de Bonald, op. cit.; G. Fernández de la Mora, “Filosofía del saber”, en Pensamiento español, 1963, Madrid, Rialp, 1964, págs. 49-54; “El juicio y el ingenio”, en Pensamiento español, 1967, Madrid, Rialp, 1968, págs. 267-274; Á. D’Ors, “Leopoldo-Eulogio Palacios (1912-1981)”, en Anuario Filosófico, XIV-2 (1981), págs. 253-254; P. Martínez Freire, “Leopoldo-Eulogio Palacios (1912- 1981)”, en Revista de Filosofía, 2.ª serie, V (enero-junio de 1982), págs. 103-108; Á. González Álvarez, “Leopoldo- Eulogio Palacios ante el humanismo de la nueva cristiandad”, en Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, 59 (1982), págs. 87-101; J. M. Gambra, “El idealismo abstractivo de Leopoldo-Eulogio Palacios”, en La Ciudad de Dios, CXCV-3 (1982), págs. 451-470; “Divinismo y prudencialismo. El pensamiento político y religioso de Leopoldo- Eulogio Palacios”, en Philosophica, VI (1983), págs. 215-232; A. Millán Puelles, “Leopoldo-Eulogio Palacios”, en Razón Española, n.º 68 (noviembre-diciembre de 1994), págs. 261-295; A. Millán-Puelles, “Leopoldo-Eulogio Palacios (1912- 1981)”, en VV. AA., Académicos vistos por académicos. Juristas y filósofos, Madrid, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, 1997, págs. 231-258; J. M. Palacios, “Leopoldo- Eulogio Palacios: bibliografía”, en Revista de Filosofía (Universidad Complutense, Madrid), 3.ª época, vol. X (1997), n.º 18, págs. 241-248; Redacción, “Leopoldo Eulogio Palacios Rodríguez 1912-1981”, en http://www.filosofia.org/.

 

Pedro Carlos González Cuevas