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Augusto Barcia Trelles

Biografía

Barcia Trelles, Augusto. Vegadeo (Asturias), 5.III.1881 – Buenos Aires (Argentina), VI.1961. Parlamentario y jurisconsulto.

Nació en el pueblecito asturiano de Vegadeo en el seno de una familia de burguesía profesional acomodada. Su padre era abogado y tenía uno de los bufetes más reconocidos de la región. Augusto Barcia, siguiendo los pasos de su padre, inició la carrera de Derecho en la Universidad de Oviedo y se doctoró en Derecho Internacional. Una vez finalizados sus estudios, viajó al extranjero para ampliar sus conocimientos de Economía y Derecho. Entre 1904 y 1905 estuvo en Francia y Bélgica. Dominaba el francés, el inglés, el alemán y el italiano. Durante estos años se inicia en el periodismo. Colaboró en El Correo, El Liberal y La Libertad. Barcia, al igual que Ortega y Gasset, era un convencido europeísta. En su opinión, España debía orientarse hacia dos polos: Europa y América. La mayoría de sus escritos versaban sobre los conflictos internacionales y la política exterior española. En 1906 obtuvo la cátedra de Historia del Socialismo y Legislación Social Comparada de la Escuela de Estudios Superiores del Ateneo de Madrid. Como es sabido, la tribuna del Ateneo era la antesala del Congreso de los Diputados. De hecho, al ser uno de los mejores internacionalistas del momento, fue llamado para presidir el comité de expertos que tenían que valorar la Ley de Terrorismo formulada por Maura en 1908. Fue entonces cuando se inició en la política combatiendo esta ley ante el Congreso de los Diputados. En septiembre de 1910 Barcia ingresa en la logia masónica Ibérica, adoptando el nombre simbólico de Lasalle. Augusto Barcia, de la mano del presidente del Ateneo, Segismundo Moret, daba el salto a la política. En un primer momento siguió a su jefe político, pero tras su caída se vinculó a Melquíades Álvarez. En 1916 ingresó en las filas del partido Reformista y se presentó a las elecciones generales ocupando, con un amplio respaldo electoral, escaño por el distrito almeriense de Vera. Desde 1918 hasta 1923 lo seguirá ocupando, pero como independiente. Por los artículos publicados en El Liberal a favor de los aliados durante la contienda europea, el gobierno francés lo distinguió con la Cruz de la Legión de Honor. Durante todos esos años siguió vinculado a la masonería, convirtiéndose en una de las figuras más destacadas del primer tercio del siglo XX. En 1921 ocupó el cargo de Gran Maestre del Grande Oriente Español (GOE) y en 1929 el de Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33 para España y sus dependencias. Sus múltiples cargos políticos no le impidieron tener uno de los bufetes más prestigiosos de Madrid. Además trabó amistad con personalidades muy cercanas a la Institución Libre de Enseñanza. Esto le llevó a participar activamente en la creación de la Universidad Popular. También fue presidente de la Real Federación Española de Atletismo. Durante la Segunda República se afilió a la Izquierda Republicana y continuó en la Cámara Baja defendiendo los intereses del distrito almeriense. Por aquellos años, a pesar de que Barcia había mantenido que la institución masónica era la garante de la democracia y de las libertades en España, por encima de los partidos políticos, en el verano de 1933 renunció a todos sus cargos dentro de la masonería. En octubre de 1934 fue nombrado presidente de honor de la Junta Central de la Liga de los Derechos del Hombre. Fue abogado defensor de Lluís Companys y sus compañeros de la Generalitat en el proceso sobre el alzamiento de aquéllos en 1934. En España el primer paso para la constitución del Frente Popular lo dio Azaña cuando, ante el predominio creciente de la derecha, unificó varios partidos afines al suyo bajo el nombre de Izquierda Republicana. La coalición de casi todas las candidaturas de la izquierda bajo el lema del Frente Popular, la desunión de la derecha y el voto anarquista fueron los tres factores decisivos de los resultados de las elecciones de febrero de 1936. Inmediatamente, fue llamado Azaña para formar un nuevo equipo gubernamental. En el nuevo ejecutivo Augusto Barcia se encargó del Ministerio de Estado (del 19 de febrero de 1936 al 13 de mayo de 1936). Se ocupó de esta cartera en los gobiernos presididos por Casares Quiroga, Martínez Barrios y Giral (del 13 de mayo de 1936 al 19 de julio de 1936; y del 19 de julio de 1936 al 4 de septiembre de 1936). Entre los meses de mayo y julio de 1936 fue presidente del Consejo de Ministros y asumió la cartera de Gobernación en julio de 1936. Al poco de iniciarse la guerra, fue nombrado embajador en Uruguay y representante del gobierno español en Argentina. En esta última se exilió al final de la Guerra Civil. En España, en 1941, el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo lo condenó a más de treinta años de cárcel. Ese mismo año, fue nombrado presidente del Patronato Hispano-Argentino de Cultura. Fueron unos años de una gran riqueza intelectual. Publicó los seis volúmenes de la biografía de José de San Martín. Además, en la década de 1940 vieron la luz sus trabajos que llevan por título: Antecedentes para estudiar la personalidad y la obra de José de San Martín, Mosaico internacional: antes y después de la guerra y Un golpe de Estado Internacional. Alternó sus continuas visitas a la imprenta con sus actividades políticas. Formó parte del Gobierno republicano en el exilio, ocupándose de los asuntos de Hacienda en los gobiernos que presidió José Giral entre agosto de 1945 y los primeros días de enero de 1947. Murió en la ciudad de Buenos Aires en junio de 1961.

 

Obras de ~: El contrato de comuna o posta (aparcería pecuaria) en Asturias y Galicia, tesis doctoral, Madrid, Universidad de Madrid-Facultad de Derecho, 1904 (inéd.); La Primera campaña parlamentaria de D. ~: Cortes de 1916-1917, Madrid, P. Orrier, 1917; “Prólogo”, en R. Sánchez Arias, De fútbol. ¿Cómo debe ser un buen árbitro?: consejos de un aficionado, Madrid, A. Marzo, 1919; La codificación progresiva del Derecho Internacional, Zaragoza, Tipografía “La Academia”, 1925; con C. Barcia Trelles (eds.), El tratado de Versalles de 1919 y sus antecedentes, Madrid, Instituto Ibero-Americano de Derecho Comparado, 1920; Memoria escrita por el Delegado del Gran Oriente Español en el Convenio Extraordinario de la Asociación Masónica Internacional que se celebró en Ginebra los días 1, 2, 3 y 4 de octubre de 1925, Valencia, Tipográfica J. Marzo, 1925; La codificación progresiva del Derecho Internacional: ponencia para la Unión Internacional de Abogados que se celebró en Madrid en los días 2 al 6 de junio de 1930, Madrid, Imprenta Juan Puedo, 1930; con D. Pérez y R. Basterra, Fragmentos de trabajo de crítica en torno a la obra del historiador y geógrafo Segundo de Ispizua, entresacados del libro titulado Segundo de Ispizua, su vida y sus obras, Madrid, Imprenta C. Bermeja, 1936; La política de no intervención, Buenos Aires, Publicación del Patronato Hispano-Argentino de Cultura, 1936; Antecedentes para estudiar la personalidad y la obra de José de San Martín, Buenos Aires, Aniceto López, 1941, 2 vols.; Mosaico internacional: antes y después de la guerra, Rosario, Editorial Rosario, 1943; Un golpe de Estado Internacional, Buenos Aires, Imprenta Ferrari Hnos., 1944; El pensamiento vivo de Jovellanos, Buenos Aires, Losada, 1951; con C. Barcia Trelles, El problema de la unidad del mundo posbélico, Sao Paulo, Facultade de Direito da Universidade de São Paulo, 1953.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de la Guerra Civil Española (Salamanca), Masonería, Exp. Personal de Augusto Barcia Trelles, leg. 21/630. Plancha de la logia “Ibérica” al Gran Consejo de la Orden, 2 de marzo de 1911.

A. Valentín Fernández, Galicia y la masonería en el siglo XIX, La Coruña, Ediciones do Castro, 1990; J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, “Sociología de los ministros de la Restauración (1902-1931)”, en Revista de Estudios Políticos, 75 (1992); J. L. Ruiz Sánchez, “Implantación y características socio-políticas de la masonería en Almería (1914-1936)”, en La Masonería en la España del siglo XX, 1, Zaragoza, CEHME-Universidad de Castilla-La Mancha-Cortes de Castilla, 1996; J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, El poder y sus hombres. ¿por quiénes hemos sido gobernados los españoles?, Madrid, Actas, 1998; M.ª D olores Gómez Molleda, La masonería en la crisis española del siglo XX, Madrid, Editorial Universitas, S.A., 1998; C. Seco Serrano, Historia del conservadurismo español, Madrid, Temas de Hoy, 2000; M.ª J. Ramos Rovi, Andalucía en el Parlamento español (1876-1902), Córdoba, Publicaciones Obra Social y Cultural CAJASUR-Universidad de Córdoba, 2000; J. M. Cuenca Toribio, La oratoria parlamentaria española. Una antología, Madrid, Boletín Oficial del Estado-Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2002; A. Morales Benítez, “Masonería y apoliticismo. Biografía de A. Barcia Trelles (1881-1961)”, en J. A. Ferrer Benimeli (coord.), La Masonería en Madrid y en España del siglo XVIII al XXI (X Symposium Internacional de Historia de la Masonería Española), Zaragoza, Universidad, 2004, págs. 889-912; L. Arias Argüelles, “Augusto Barcia, un Presidente del Ateneo olvidado”, en D. Pacheco, A. R. Díez Torre y A. Sanz (eds.), Ateneístas ilustres, Madrid, Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid, 2004, págs. 75-80; J. M. Cuenca Toribio, Historia general de Andalucía, Córdoba, Editorial Almuzara, 2005.

 

 

María José Ramos Rovi

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