Era hijo de Diego Gallo de Avellaneda, natural de Burgos, caballero de la Orden de Calatrava, que murió en Barcelona yendo a servir el oficio de conservador del Real Patrimonio de Sicilia. Sus hermanos se habían dedicado a la carrera de las armas, y así Baltasar de Gallo fue capitán de caballos corazas y sirvió en Sicilia y Nápoles desde el año 1642 y luego en los reinos de España hasta su muerte ocurrida en el ejército de Extremadura; y Diego Gallo y Avellaneda, caballero de la Orden de Santiago, que había iniciado sus servicios en 1629 en la Armada del Mar Océano, luego fue nombrado gobernador de Chucuito (1659), pero no llegó a servir este empleo por haberse ahogado en los puertos de Andalucía.

Sirvió como procurador de Cortes de la ciudad de Burgos y sus actuaciones en ellas ayudando a prorrogar los servicios de millones le valieron méritos para que se le despachara título de una plaza supernumeraria de ministro de capa y espada en el Consejo de Hacienda sin ejercicio hasta que hubiera vacante (7 de noviembre de 1698), pero no llegó a incorporarse a plaza del número, pues fue afectado por la reforma de 1701. [...]