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José Martínez Tenaquero y Luz Barredo

Biografía

Martínez Tenaquero y Luz Barredo, José. Madrid, 25.X.1805 – 15.III.1887. Teniente general carlista y caballero laureado de San Fernando.

En agosto de 1822 hizo su entrada en el Ejército con el empleo de alférez de Caballería en el Regimiento de Húsares del Rey, luchando en ese año y en el siguiente contra partidas absolutistas en las provincias de Santander y Palencia. En marzo de 1823 obtuvo el empleo de teniente, prestando los años siguientes servicio ordinario de guarnición.

En mayo de 1825 fue destinado con el empleo de teniente al Regimiento de Granaderos a Caballo de la Guardia Real, con el que pasó a pertenecer al Ejército de Observación del Tajo, trasladándose más tarde a Aragón y Cataluña.

En julio de 1827 fue ascendido a capitán y trasladado al Regimiento de Lanceros de la Guardia Real, con el que hasta 1832 prestó servicio en el Palacio Real de Madrid.

Entre 1830 y 1833 ejerció el mando de la Compañía de Tiradores de su Regimiento y en ese último año fue expulsado de la Guardia Real, quedando con licencia ilimitada en Madrid hasta que al fallecer Fernando VII pasó a Portugal para presentarse a don Carlos, quien le ascendió a comandante en el mes de octubre y a coronel en el de noviembre. Tras serle encomendado el mando de la Caballería de la guardia personal del pretendiente, se le encomendaron diversos asuntos en Castilla, resultando perseguido durante la ejecución de los mismos.

El 17 de noviembre de 1834 penetró desde Portugal en Castilla y fue cercado en una casa del pueblo de Calabor (Zamora), consiguiendo abrirse paso entre los enemigos con gran riesgo de su vida, por lo que don Carlos le concedió las Cruces de Carlos III y de San Fernando de 2.ª Clase, laureada, que no le serían reconocidas tras adherirse al Convenio de Vergara.

Seguidamente se dedicó a la organización de la Caballería carlista en Portugal, pero, al producirse el 26 de mayo de 1834 la capitulación de Évora- Monte, se trasladó a Londres acompañando a don Carlos, para más tarde conseguir entrar en las Provincias Vascongadas, tras ser detenido por los franceses.

Ya en España se presentó a Zumalacárregui, bajo cuyas órdenes fue jefe de Estado Mayor de división, jefe de brigada y coronel del Regimiento de Caballería Lanceros de Álava.

Combatió en 1835 en el norte en las acciones de Elizondo, Echarri Aranaz, Arróniz, Villafranca y Vergara, e intervino en el primer y segundo sitio de Bilbao, hallándose al año siguiente en las acciones de Lequeitio, Plencia, Estella, Arlabán y Allo, entre otras.

En 1837 se incorporó con su Regimiento a la Expedición Real, hallándose el 24 de mayo en la batalla de Huesca, en la que ganó el empleo de brigadier.

Seguidamente combatió en Barbastro y en el paso del Cinca (Huesca), en Gra (Lérida), Chiva (Valencia), Herrera y Villar de los Navarros (Zaragoza), ganando en esta última acción la Cruz de San Fernando de 3.ª Clase; tras frustrarse el plan de penetrar en Madrid inició el regreso a las Provincias Vascongadas, batiéndose en Santorcaz (Madrid), Pozo y Aranzueque (Guadalajara), y en Retuerta y Huerta del Rey (Burgos), siendo a su llegada nombrado comandante general de la caballería de Aragón, Valencia y Murcia, pero no pudo tomar el mando al ser desterrado por don Carlos.

En 1838 le fue devuelta la confianza y se le encargó de la reorganización de la Caballería, hasta que al ser nombrado Maroto en el mes de mayo jefe de las fuerzas carlistas pasó a mandar una brigada y a desempeñar el puesto de secretario del mismo, por lo que intervino muy de cerca en el Convenio de Vergara, al que se acogió. Espartero le encomendó a continuación el mando de la División Castellana, en sustitución de Urbiztondo, pasando a La Rioja a hacerse cargo de ella y a cuyo frente permaneció hasta su disolución.

Al adherirse al Convenio de Vergara le fue reconocido el empleo de brigadier de Caballería, trasladándose a Madrid y no recibiendo destino alguno hasta que en septiembre de 1843 se le nombró comandante general de Lugo. En enero del año siguiente pasó a ser comandante general de La Coruña y jefe político de la provincia, impidiendo que dicha plaza cayese en 1846 en poder de los revolucionarios progresistas, por lo que fue recompensado con la Gran Cruz de Isabel la Católica. Tras este éxito, fue enviado como comandante general en el mes de agosto de 1846 a Málaga, en la que se estaban produciendo sucesos semejantes, consiguiendo mantener la tranquilidad en la población y mereciendo por ello el ascenso a mariscal de campo, continuando en el desempeño del citado cargo hasta que en noviembre de 1850 se le encomendó el Gobierno Militar de Cádiz y la comandancia de la provincia, regresando en febrero de 1851 a Málaga, al haberse repetido los sucesos de 1846, volviendo a triunfar en su empeño de restaurar la tranquilidad.

A partir de 1852 comenzó a tener problemas con el Gobierno, siendo en febrero del año siguiente cesado en el destino, destinado de cuartel, desterrado y encerrado en el castillo de Santa Catalina, en Cádiz.

Tras la Vicalvarada cambió su suerte y en julio de 1854 volvió a ser gobernador militar de Cádiz y doce meses después comandante general del Campo de Gibraltar, reprimiendo en julio de 1856 el levantamiento progresista en dicho campo y en la serranía de Ronda. Por el buen desempeño de su cargo en Málaga y Cádiz se le concedió en 1856 la Gran Cruz de Carlos III.

A partir de septiembre de 1856 fue capitán general de Burgos, en noviembre de las Islas Canarias, en julio de 1858 de Burgos y en mayo de 1859 de Castilla la Vieja, causando baja en este último cargo en mayo de 1862 para pasar a ser ministro del Tribunal Supremo de Guerra y Marina.

Desempeñando por segunda vez el cargo de capitán general de Castilla la Vieja, fue ascendido a teniente general en febrero de 1863. En julio de 1865 volvió a ser capitán general de Burgos y en febrero del año siguiente de Aragón, quedando en situación de cuartel en julio al haber quedado sin efecto el nombramiento de capitán general de Filipinas.

Tras el derrocamiento de Isabel II fue nombrado una vez más capitán general de Castilla la Vieja, presentando la dimisión en febrero de 1869 y quedando de cuartel en Madrid. Sospechoso de formar parte de la conspiración carlista, en noviembre se ordenó formarle causa por no haberse presentado en Burgos a responder de los cargos que se le habían hecho, resultando en febrero de 1870 juzgado en consejo de guerra y condenado a ser dado de baja en el cuadro del Estado Mayor General del Ejército, pero en octubre se sobreseyó dicha sumaria, sin perjuicio de abrirla de nuevo si apareciesen motivos para ello.

Cuando don Carlos confió en octubre de 1869 el mando de las tropas carlistas al general Cabrera, pasó a formar parte, en unión del general Elío, de la Junta Central de Organización Militar creada por éste.

En agosto de 1871 se acogió a la amnistía y fue repuesto en el escalafón tras prestar juramento de fidelidad a Amadeo I, quedando en situación de cuartel hasta que en mayo de 1879 pasó a la reserva.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, legs. M-1733/1 y M-1573/74.

P. Chamorro Baquerizo, Estado Mayor General del Ejército Español, t. I, Madrid, 1851-1854; A. de Ceballos-Escalera y Gila, J. L. Isabel Sánchez y L. Ceballos-Escalera y Gila, La Real y Militar Orden de San Fernando, Madrid, Palafox & Pezuela, 2003.

 

José Luis Isabel Sánchez

 

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