Martínez Peñalver y Ferrer, Ángel. La Habana (Cuba), 28.VIII.1878 – Vernet-les-Bains (Francia), 25.II.1942. Militar.
Hijo de militar, tras su paso por un colegio preparatorio militar en Lugo, ingresó en la Academia de Infantería a los dieciséis años y, tras seguir el plan de estudios de cursos abreviados, adoptado como consecuencia de la necesidad de formar rápidamente oficiales para las campañas de ultramar, fue promovido a 2.º teniente e inició en Galicia lo que iba a ser una vida militar de guarnición, hasta el punto de que, pese a ser contemporáneo de la guerra de Cuba y Filipinas primero, y de las campañas africanas del siglo XX después, en su hoja de servicios figura en el concepto de valor “se le supone”, caso extraordinario en la época.
Sus empleos de teniente y capitán transcurrieron en Ferrol, donde la tranquila vida de guarnición le permitió dedicarse al estudio de las Ciencias Exactas, llegando a escribir un tratado de Trigonometría esférica. Durante largos períodos desempeñó el cargo de juez instructor en su Regimiento.
De esta época de su vida, sólo cabe destacar sus viajes a Londres para asistir a los funerales del rey Eduardo VII y a la coronación de su sucesor, Jorge V, ambos coroneles honorarios de su Regimiento.
Su empleo de comandante transcurrió, casi íntegramente en Guadalajara, primero como ayudante del general gobernador militar y luego como secretario del Gobierno Militar. Es digna de señalar su actuación como censor de prensa y su participación en numerosos concursos de tiro.
Al ascender a teniente coronel, se afincó en Barcelona, primero en el Regimiento Jaén 25 y luego como juez permanente de causas de la 4.ª División orgánica.
Todavía destinado en el Regimiento, presidió el Consejo de Guerra que juzgó a los autores de un atentado contra Sus Majestades los Reyes en las costas de Garraf.
Ascendido a coronel a principios de 1936, ostentaba, el 18 de julio, el mando del Regimiento de Tarragona, negándose a proclamar el estado de guerra en la plaza e interviniendo en la condena a muerte de los alzados generales Goded y Fernández Burriel. Al principio de la guerra, mandó una columna de milicianos en el frente de Aragón. Exiliado al finalizar la contienda, desde Francia reclamó para uno de sus hijos, combatiente en el bando nacional, la Cruz Laureada de San Fernando.
Fuentes: Archivo General Militar (Segovia), Exps. personales.
Juan Ignacio Salafranca Álvarez