Eixea Vilar, Manuel. Villarreal (Castellón), 13.VIII.1881 – Valencia, 1939. Militar.
Ingresa en la Academia de Infantería con diecisiete años recién cumplidos, en una promoción de la que también forman parte dos compañeros que destacarán más tarde en distinto bando que él durante la Guerra Civil, Orgaz y García Escamez, así como otros destacados jefes del Ejército Popular de la República, como Llano de la Encomienda, Prada o Del Rosal.
En 1900, al ser promovido a 2.º teniente, es destinado al Regimiento Vizcaya n.º 21, en Valencia, para pasar enseguida al Cantabria 39 en Pamplona, de donde, en breve plazo, vuelve a su Castellón natal, encuadrado en el Regimiento Otumba 49, donde transcurrirá gran parte de su vida, alternándose con Valencia, salvo algún destino esporádico, por ascenso y el casi obligado, para los militares de su generación, paso por el Ejército de África, que lo hizo encuadrado en el Batallón de Cazadores Cataluña I, en la zona de Larache. Por haber ascendido a principios de 1936, con antigüedad de final del año anterior, se encontraba el 18 de julio disponible en Castellón y agregado al Regimiento Otumba; colaboró muy activamente para hacer fracasar el levantamiento militar, de forma convencida, por pertenecer al Partido Comunista. Se le confió el mando de un batallón, con el que actuó en la Sierra de Guadarrama, donde resultó herido. Actuó luego en el frente de Teruel, donde llegó a mandar el XIX Cuerpo del Ejército, pero, por discrepancias con los asesores soviéticos, perdió este mando, hasta que se le nombró comandante militar de Castellón, de donde escapó al caer en manos de las fuerzas "nacionales".
Fue asesor de Rojo en los sucesivos planes defensivos, aunque continuaron sus discrepancias con los asesores soviéticos. Al final de la guerra, estaba enfrentado tanto con sus compañeros del Partido Comunista como con los casadistas.
Al final de la contienda, fue juzgado en Consejo de guerra sumarísimo, condenado a muerte y fusilado.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), exps. personales.
Juan Ignacio Salafranca Álvarez