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Beatriz Pacheco

Biografía

Pacheco, Beatriz. Condesa de Arcos (III). ?, m. s. XV – Carmona (Sevilla), IV.1511. Noble, duquesa.

Hija legítima del marqués de Villena Juan Pacheco, y de María Portocarrero, Beatriz fue, al igual que la mayoría de mujeres de su tiempo y condición, una pieza más en el entramado político construido por su progenitor. Ya en 1460 se estableció un primer contacto para acordar su casamiento con Rodrigo Ponce de León, heredero del conde de Arcos. Beatriz no había cumplido aún los doce años y Rodrigo debía anular un desposorio anterior, por lo que las capitulaciones no llegaron a ratificarse en aquel momento. Al parecer, Juan Pacheco no descartó matrimonios más ambiciosos para su hija. En las complejas e infructuosas negociaciones llevadas a cabo entre los bandos de la guerra civil castellana desde septiembre de 1466 hasta mayo de 1468, el arzobispo Carrillo y el almirante Enríquez, interesados en asegurar la adhesión del marqués de Villena, le propusieron el matrimonio de Beatriz con el mismísimo heredero del Trono de Aragón, Fernando. Según Jerónimo Zurita, el monarca aragonés dio su consentimiento y el propio Fernando llegó a empeñar su palabra. El mismo cronista informa también sobre el deseo insatisfecho del marqués de casar a Beatriz con el infante-rey Alfonso, hermano de Enrique IV. Descartados estos proyectos, Pacheco reanudó las conversaciones matrimoniales con la casa de Arcos. Las capitulaciones están fechadas el 21 de noviembre de 1470. Pese a ciertas dudas iniciales sobre cuál de sus hijas iba a casarse con Rodrigo Ponce de León, finalmente la elegida fue Beatriz. Los desposorios se celebraron por poderes en Segovia, el 20 de marzo de 1471. Aquel mismo verano murió su madre, María Portocarrero. La concesión del título de marqués de Cádiz al conde de Arcos en enero de 1471, se explica en gran medida por la mediación de Pacheco ante Enrique IV.

Beatriz Pacheco no dio hijos a Rodrigo Ponce de León, pero el matrimonio sirvió para sellar su alianza con el marqués de Villena y, sobre todo, para ratificar su hostilidad hacia la Casa de Medina Sidonia. El encuentro entre Beatriz y Rodrigo se produjo en Jerez de la Frontera en noviembre de 1471, en medio de la guerra de bandos que enfrentaba a Ponces y Guzmanes, que se prolongó hasta la primavera de 1474. Durante veinte años, Beatriz desempeñó las funciones que se esperaban de la esposa de un gran señor, pero tras la muerte de Rodrigo, en agosto de 1492, se vio obligada a asumir responsabilidades de gobierno. En efecto, el difunto marqués-duque de Cádiz la designó como albacea, tutora y administradora de su nieto y heredero Rodrigo, un niño de sólo dos años de edad.

El primer asunto que hubo de afrontar Beatriz fue la amenaza que suponía la reclamación sucesoria del hermano de su esposo, Manuel Ponce de León; y lo hizo con todo rigor, aconsejada por un reducido grupo de parientes y amigos. Manuel fue secuestrado y encarcelado la víspera del fallecimiento de Rodrigo. Custodiado primero en Mairena del Alcor y más tarde en Zahara de la Sierra, el prisionero quedó libre a los pocos días, pero sufrió en su propia persona la demostración de dureza con que la condesa inició su andadura en solitario al frente de la casa de Arcos. Pese a todo, Manuel reclamó su derecho ante el Consejo Real en otoño de 1492, dando lugar a un pleito que durará más de dos décadas. Los Reyes Católicos supieron aprovechar las dificultades por las que atravesaba el linaje para recuperar la ciudad de Cádiz en 1493. A cambio, concedieron algunas mercedes, confirmaron al nieto del marqués los oficios que desempeñara su abuelo y elevaron a ducal el título condal de Arcos, que disfrutaron tanto el joven heredero como su abuela y tutora.

Beatriz procuró, hacia 1495, el matrimonio del jovencísimo duque con su sobrina Isabel Pacheco; enlace que tuvo lugar en el año 1500. Unidas de nuevo la sangre del linaje de su esposo y la suya propia, accedió a la cesión de sus derechos sobre la herencia del difunto para favorecer al heredero, cuyos padres también habían sido privados de cualquier derecho sucesorio por el testamento del marqués. No en vano quedaba aquí establecido que fuese Beatriz Pacheco quien actuase como tutora hasta que Rodrigo alcanzara los diecisiete años de edad. Así se hizo hasta que, en 1498, Beatriz traspasó sus funciones a Luis Méndez Portocarrero. Muerto éste en torno a 1504, Rodrigo accedió al gobierno personal de la casa, con tan sólo catorce años, aunque su abuela conservó los bienes cuya tenencia vitalicia le había sido concedida por el marqués. Beatriz Pacheco murió en Carmona en abril de 1511. Allí había vivido los últimos años de su vida, junto a su hermana Leonor, abadesa del Convento de Santa Clara. Su último afán fue la creación o refundación del Hospital de la Misericordia de Carmona, al que cedió su antigua residencia. El ambiente conventual que frecuentó la duquesa durante estos años explica en parte la sensibilidad religiosa que rezuma su testamento; aunque tampoco se debe menospreciar su propio carácter, moldeado por la conciencia de virtud que se presuponía a la dama noble.

 

Bibl.: J. L. Carriazo Rubio, “Carmona en el testamento de Beatriz Pacheco, duquesa de Arcos”, en Archivo Hispalense, t. LXXX, n.º 243-245 (1998), págs. 351-362; F. Devís Márquez, Mayorazgo y cambio político. Estudios sobre el mayorazgo de la Casa de Arcos al final de la Edad Media, Cádiz, Universidad, 1999; J. L. Carriazo Rubio, La Casa de Arcos entre Sevilla y la frontera de Granada (1374-1474), Sevilla, Universidad, Fundación Focus, 2003; Los testamentos de la Casa de Arcos (1374-1530), Sevilla, Diputación de Sevilla y Ayuntamiento de Marchena, 2003; “Antagonismo y violencia en la Casa de Arcos a fines del siglo xv”, en Actas del III Congreso de Historia de Andalucía (Córdoba, 2001): Andalucía Medieval, tomo II, Córdoba, Publicaciones Obra Social y Cultural Cajasur, 2003, págs. 123-138.

 

Juan Luis Carriazo Rubio

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