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Luis Antonio Oviedo y Herrera

Biografía

Oviedo y Herrera y Rueda [o ‘y Ordóñez’], Luis Antonio de. Conde de la Granja (I). Madrid, 29.XII.1636 baut. – Lima (Perú), 17.VII.1717. Militar en Flandes, regidor de Salamanca, gobernador, corregidor, justicia y teniente general de Potosí, caballero de la Orden de Santiago, consejero de Órdenes Militares y literato.

Fue bautizado en la parroquia madrileña de Santa María. De noble familia, fue su padre Antonio de Oviedo y Herrera, natural de la villa de Almeida (Zamora), caballero de la Orden de Santiago, secretario del rey Felipe IV, furrier mayor de las Reales Casas del Rey y de la Reina, regidor de Salamanca, su procurador en Cortes y vice-canciller de Indias. Fue su madre Luisa Ordóñez de Rueda, natural de Madrid. Publicó sus obras como “Oviedo y Herrera y Rueda”, aunque muchos lo mencionan como: “Oviedo y Herrera Ordóñez”.

Hizo sus estudios en la Universidad de Salamanca. Aunque no se sabe qué disciplinas, aunque se supone que fueron estudios jurídicos. Enseguida pasó a la milicia, y a los veintidós años fue destinado a los Tercios flamencos, a las órdenes de Juan José de Austria, en donde mandó una compañía de caballos corazas. Guerreó en el Norte de Francia y en Flandes, y tomó parte en la segunda batalla de las Dunas (14 de junio de 1658) contra el Ejército franco-británico mandado por Turena, desastrosa para los españoles, por lo que cayeron Dunquerque y otras plazas españolas. Continuó en los Tercios hasta la Paz de los Pirineos (agostonoviembre de 1659).

Regresó a Madrid, y fue nombrado regidor perpetuo de Salamanca, como lo había sido su padre, y como tal era procurador en Cortes. En esa condición, al morir Felipe IV (25 de septiembre de 1665), Oviedo asistió a la jura del Consejo de Regencia, pues el nuevo Rey, Carlos II, tenía cuatro años. Era gobernadora y regente su madre Mariana de Austria, con una Junta de Gobierno. Uno de los muchos nombramientos que se hicieron por entonces fue el de Oviedo y Herrera como gobernador de Potosí, en el virreinato de Perú.

Se trasladó a América del Sur, viajó hasta el Alto Perú y se posesionó de su alto empleo el 28 de marzo de 1668. Tenía treinta y un años. Se le confirieron, además, los títulos de corregidor, justicia mayor y teniente general de la población de Potosí, además de los de la ciudad de Chuquisaca.

Como corregidor realizó un censo de “indios en persona” y de “indios en plata”, que contribuyó a clarificar las situaciones de los indios. Durante los años 1669-1670 se enfrentó al virrey P. Fernández de Velasco por “negarse a cumplir su orden de dar fin a la práctica de los ‘indios en plata”. Con el propósito de aligerar la presión de los “kuraka” que actuaban como “capitanes enteradores”; propugnaba, por el contrario, la realización de un nuevo censo y un nuevo repartimiento de la “mita” que se basara en sus resultados” (J. Barnadas, 2002). La frontal oposición de Oviedo hizo que el virrey pidiera a la Reina regente abolir la “mita” y cesar al corregidor de Potosí, pero poco después, en 1672, murió el virrey Fernández de Velasco y la reina Mariana repuso en su cargo a Oviedo, en el que permaneció, con su buen gobierno, hasta el año 1678.

Contrajo matrimonio en Potosí, en 1674, con Sinforosa López de Echaburu y Civico, nacida en Lima, hija del tesorero Luis López de Echaburu y de Bernarda Civico, quien aportó una dote de 250.000 pesos (carta dotal otorgada en Lima el 14 de agosto de dicho año ante el escribano Pedro Péres Landero, y poder otorgado ante el notario Juan de Torres).

Terminado su mandato, se avecindó en Lima. En 1663 obtuvo merced de hábito de la Orden de Santiago, pero no se cruzó hasta 1683, cuando el Consejo de Órdenes Militares le expidió el título. Más tarde fue elevado al rango de consejero de las Órdenes Militares. El 20 de febrero de 1690 se le confirió el título de Castilla de conde de la Granja, atendiendo a sus merecimientos, a los de sus antepasados y a los de su esposa.

En 1692 ayudó al corregidor P. L. Enríquez en la selección de los treinta y cuatro “ingenios”, a quienes el virrey Melchor Portocarrero, III conde de la Monclova, había de conceder “mitayukuna”. Siguió siendo solicitado por los virreyes para resolverles problemas difíciles, pues tenía fama de experto en certeras soluciones de complicadas cuestiones jurídicas y administrativas. Así, el duque de la Palata escribía al Rey (20 de noviembre de 1682), sobre la Casa de la Moneda de Lima: “Comuniqué el papel de los reparos que se pusieron al Consejo para que por escrito se diese satisfacción y, entre otros que se descubrieron, me pareció el más lleno el de Don Luis de Oviedo y Herrera, sujeto muy capaz y con diez años de práctica de Corregidor”. El mismo virrey, en la Memoria presentada a su sucesor, el 18 de noviembre de 1689, ocupándose del empadronamiento general de los indios, expuso: “Reconociendo todos los papeles que se me entregaron en esa Corte, y los que hallé en este Gobierno, tuve por conveniente y necesario [...] el pedir nuevos informes al Presidente, al Arzobispo de La Plata y al Corregidor actual de Potosí Don Pedro Luis Henríquez, pues a Don Luis de Oviedo, que lo ha sido, lo tengo en esta ciudad, con quien he podido conferir las dudas que se me han ofrecido”.

El bibliógrafo J. T. Medina (1904) escribió lo siguiente: “Desempeñó su empleo Don Luis Antonio a satisfacción de los Virreyes. El Conde Castellar, en la Memoria a su sucesor, en 1678, refiriéndose al decaimiento en que se hallaba el laboreo de las minas dice: ‘Si bien la aplicación y buen cuidado de Don Luis de Oviedo consiguió que en el tiempo de mi gobierno no fuese á menos la mita de Potosí, de los que en los pasados había sido...’. Y refiriéndose al estado de la Casa de Moneda de Potosí agrega: ‘En la Casa de Moneda de Potosí no hubo, en tiempo de mi gobierno, novedad ni accidente que necesitase de remedio, por el gran cuidado y vigilancia que con mis instancias y su obligación reinó siempre en el Corregidor Don Luis de Oviedo’. Sin embargo, fue privado de su empleo y se le embargaron todos sus bienes á pretexto de que no había cumplido una Real Provisión: pero por Cédula de 21 de Enero de 1672 se revocó todo lo obrado y resuelto en su causa. En 1684 se concluyó la residencia que dio de su cargo”. En octubre de 1701 fue nombrado Corregidor de Huánuco, cargo que ejerció hasta 1705 “con el mismo empeño y probidad que el de Potosí” (J. T. Medina, 1904).

Falleció en Lima el 17 de julio de 1717, a los ochenta y un años, dejando viuda y dos hijos: el capitán Luis Aniceto de Oviedo y Herrera, que sucedió como conde de la Granja y fue regidor de Lima, y Josefa de Oviedo y Herrera, quien, por muerte de su hermano sin sucesión, fue la III condesa de la Granja.

La vida de Oviedo y Herrera no se completa con su carrera militar y política, sino que tiene otra distinta faceta importantísima, y es su afición y entrada en el mundo de la literatura, en el que tiene un puesto en la literatura hispánica. Compuso a los diez años un romance en honor de san Jacinto. A los veinte años escribió una primera comedia, Los sucesos de tres horas, que publicó en Madrid, bajo nombre algo disimulado (“Luis de Oviedo”), pero no seudónimo, en un libro de comedias de Madrid. Siguió publicando poesías sueltas en honor de escritores coetáneos. Pero hasta que a principios del siglo xviii no se retiró del servicio público, en Lima, no publicó sus dos principales obras. Hacia 1709 y 1710 fomentó el virrey marqués de Casteldosrius, en su palacio, una academia literaria, concurrida por personajes ilustrados como Pedro de Peralta Barnuevo, Jerónimo de Monforte y el conde de la Granja.

Sus dos obras fundamentales fueron un extensísimo poema dedicado a santa Rosa de Lima, dividido en doce cantos (Madrid, 1711), y el Poema sacro de la Pasión de Nuestro Señor, en romance castellano, dividido en 7 estaciones y 1244 coplas (Lima, 1717, en el año de su muerte). La estrofa XCI (pág. 31) del poema a santa Rosa alcanza el culmen poético: “Brotando aromas, desplegando olores, / nectar desabrochando en Alelies, / qual Alva entre nevados resplandores, / ò, Aurora entre celages carmesíes: / naciò Rosa en Abril, mes de las flores, / y en Lima, que por su azahar cambiò en rubies, / pues por darla en la Patria mas estima, / no pudiendo en el Cielo, naciò en Lima”.

 

Obras de ~: “Romance a San Jerónimo”, en Certamen Angelico [...], Madrid, 1656; Los sucesos de tres horas, Madrid, 1656; Vida De S.ta Rosa de Santa Maria, natvral de Lima y patrona de el Peru. Poema heroyco por D. Lvis Antonio de Oviedo y Herrera, Cavallero del Orden de Santiago, Conde de la Granja. Dedicado a la Serenissima Reyna de los Angeles Maria Santissima, en su Milagrosa Imagen del Rosario, que se venera en el Convento Grande de Predicadores de la Ciudad de Lima, Madrid, Jvan Garcia Infançon, Año de 1711, 80 págs. (ed., Vida de la Esclarecida Virgen Santa Rosa de Santa Maria, natvral de Lima, y Patrona de el Peru. Poema heroyco, México, Imp. Real de el Supr. Gobierno, de los Hered. de la V.ª de Miguel de Rivera Calderon, 1729; Lima, Imp. de A. Alfaro y Cía, 1867, pról. de M. T. González La Rosa y un juicio del poema, por don Ricardo Palma); Poema sacro de la Passion de N. S. Jesu-Christo, que, en vn romance castellano, dividido en siete Estaciones, escribia Don Lvis Antonio de Oviedo Herrera y RuedaCavallaro [sic] del Orden de Santiago Conde la Granja. Dedicado al Señor Doct. D. Pedro de la Peña, Cathedratico de Prima de Sagrados Canones en la Real Universidad de San Marcos de Lima, Thesorero Dignidad de esta Santa Iglesia, Consultor, Juez Ordinario del Santo Oficio de la Inquisición [...], Lima, Francisco Sobrino, 1717 (ed., Poema sacro de la Pasion de Nrò. Señor Jesucristo, que en vn romance castellano, dividido en siete Estaciones, escribia Don Luis Antonio de Oviedo Herrera y Rueda, Caballero del Orden de Santiago, Conde de la Granja, Mexico, Felipe de Zúñiga y Ontiveros [1787].

Manuscritos. “Soneto a Felipe V”, “Romance”, “Redondillas”, “Soneto”, “Soneto”, en fols. 214, 267, 410v., 452v., 453, del ms. 8.722 de la Biblioteca Nacional de España, Madrid.

 

Bibl.: Gazeta de México, vol. II, 1787, pág. 384; J. A. Álvarez y Baena, Hijos de Madrid, ilustres en santidad, dignidades, armas, ciencias, letras. Diccionario histórico [...], vol. III, Madrid, Benito Cano, 1789, págs. 426-429; Diccionario Universal de Historia y Geografía [...], vol. VI, México, Imprenta de F. Escalante y Cía., Librería de Andrade, 1855, pág. 198; F. Ramírez de Arellano, Ensayo de un catálogo biográficobibliográfico de escritores que han sido individuos de las cuatro órdenes militares de España, en Colección de Documentos Inéditos para la historia de España, José Perales y Martínez, 1894, págs. 147-148; J. T. Medina, Biblioteca Hispano-Americana, 1493-1810, vol. IV (1701-1767), Santiago de Chile, 1902, n.º 2170, págs. 62-63; La Imprenta en Lima (1584-1824), vol. II, Santiago de Chile, 1904, n.º 775, págs. 287-291; La Imprenta en México (1539-1821), vol. IV, Santiago de Chile, 1908, n.º 3081, págs. 271-272; vol. VI, 1911, n.º 7730, pág. 484; L. Ballesteros Robles, Diccionario Biográfico Matritense, Madrid, Ayuntamiento, 1912, pág. 491; M. Menéndez Pelayo, Historia de la Poesía Hispano-Americana, vol. II, Madrid, V. Suárez, 1913, págs. 203-207; VV. AA., Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana [...], vol. XL, Madrid, Espasa Calpe, 1919, pág. 1172; J. de la Riva Agüero, Un Cantor de Santa Rosa: el Conde de la Granja, Lima, Sanmartí y Cía., 1919; M. de Mendiburu, Diccionario histórico biográfico del Perú [...] vol. VIII, Lima, Librería e Imprenta Gil, 1934 (2.ª ed.), págs. 299-312; E. Esperabé de Arteaga, Diccionario Ilustrado y Crítico de los Hombres de España, vol. I, Madrid, Gráficas Ibarra, 1946, pág. 372; A. Palau y Dulcet, Manual del Librero Hispano-Americano [...], vol. XII, Barcelona, Librería Palau, 1959, pág. 126, n.os 207.753 a 207.755; B. de Arzáns de Orsúa y Vela, Historia de la Villa Imperial de Potosí, ed. de L. Hanke y G. Mendoza, vol. II, Providence, Rhode Island, Brown University Press, 1965, págs. 239-256, 261-265, 273-279, 286-288 y 296-297; The National Union Catalog. Pre-1956 Imprints, vol. 435, London and Wisbech, Mansell, 1970, págs. 697-698; Diccionario Histórico y Biográfico del Perú [...], vol. VII, Lima, Ed. Milla Batres, 1985 (2.ª ed.); F. Aguilar Piñal, Bibliografía de autores españoles del siglo xviii, vol. VI, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1991, págs. 225-226, n.os 1650-1651; J. M. Barnadas, Diccionario Histórico de Bolivia, Sucre, Grupo de Estudios Históricos, 2002, pág. 440.

 

Fernando Rodríguez de la Torre