Otero Pedrayo, Ramón. Orense, 5.III.1888 – 10.IV.1976. Geógrafo, escritor y político galleguista.
Nació en el seno de una familia liberal y culta afincada en la capital orensana, aunque procedente de la pequeña hidalguía rural de la provincia. Su padre, Enrique Otero Sotelo, médico y diputado provincial, había heredado pazo y fincas en la parroquia de San Pedro de Trasalba (Amoeiro), a pocos kilómetros de Orense; allí pasó Otero, desde niño, largas temporadas de su vida, decisivas en su formación y presentes constantemente en su obra. En el Instituto de Orense, donde cursó el bachillerato, recibió el magisterio de Eduardo Moreno López, catedrático de Geografía e Historia, quien le influyó poderosamente en su vocación y su interés por el conocimiento geográfico de la región gallega. Tras efectuar un breve curso de ampliación en la Universidad de Santiago (1904), se matriculó en la Universidad Central, en Madrid, donde completó, entre 1905 y 1911, las licenciaturas de Derecho y de Filosofía y Letras (sección de Historia). En la capital frecuentó, asimismo, la Biblioteca del Ateneo y las numerosas tertulias del momento y adquirió una vasta cultura literaria.
De regreso a Orense, y con el desahogo que le permitía su posición económica familiar, se integró en los reducidos círculos intelectuales de la ciudad y participó, junto a figuras como Vicente Risco, Antón Losada y Florentino Cuevillas, en las actividades literarias del Ateneo de Orense y en la revista modernista La Centuria (1917-1918), codirigida por Risco. Aquellos años de individualismo, diletantismo y evasión fueron fielmente retratados por este último —con quien Otero mantuvo siempre una amistad y colaboración profundas— en su ensayo “Nós: os inadaptados” (1933) y en algunas de sus propias novelas.
Los últimos meses de 1917 supusieron para Otero, como para Risco, el inicio de una nueva etapa vital, la más importante en términos históricos, que se prolongó hasta 1936. Bajo la influencia de Antón Losada y en el contexto de la crisis de conciencia que provocó en los jóvenes de la “generación Nós” el drama de la Primera Guerra Mundial, se incorporó al galleguismo cultural y político e ingresó en las Irmandades da Fala, que desde 1918 adoptaron un perfil nacionalista. Al mismo tiempo, decidió opositar a catedrático de Geografía e Historia de enseñanza media, puesto que obtuvo en 1919. Tras sendas estancias de un año en los Institutos de Burgos y Santander, en 1921 consiguió plaza en el de su ciudad natal.
Desde entonces, su importancia en el seno del movimiento galleguista se volvió, poco a poco, prominente. En el aspecto cultural, participó de manera activa en el boletín Nós (1920-1936) y en el Seminario de Estudos Galegos (1923-1936), donde dirigió las secciones de Geografía. Sus aportaciones en este campo académico, tanto antes como después de la Guerra Civil, resultaron particularmente relevantes y le convirtieron en el introductor de la geografía moderna en Galicia, abarcando un variado número de géneros: síntesis regionales (Síntese Xeográfica de Galicia, 1926; Paisajes y problemas geográficos de Galicia, 1928; Las ciudades galegas, 1951; Os ríos galegos, 1977), guías turísticas y de viaje (Guía de Galicia, 1926, 5.ª ed. de 1980; guías individuales sobre las principales ciudades gallegas...), monografías locales y comarcales (“Problemas de Xeografía Galega...”, 1928; el capítulo geográfico de Terra de Melide, 1933), libros de texto y propuestas didácticas (Treinta y tres lecciones de Geografía General, 1929; “Programa pra un curso de dez lecciós de Geografia de Galiza”, 1933), estudios de geografía histórica (“D. Domingo Fontán y su Mapa de Galicia”, 1946; Sintese histórica do século xviii en Galicia, 1969; o los trabajos recopilados en el libro Temas ourensáns, 1996) y, sobre todo, ensayos teóricos de temática paisajista (de que da buena muestra la antología Sereno e grave gozo..., 1999).
Pero su producción intelectual excede ampliamente, desde muy pronto, el ámbito de lo geográfico. Erudito y polígrafo, el Otero de la preguerra escribió con frecuencia sobre cuestiones de historia, política, literatura y, en general, cultura gallegas, e inicia una fecunda actividad novelística expresada mayoritariamente en su lengua materna, dentro de la cual expertos como Baliñas han distinguido varios “ciclos temáticos”: obras autobiográficas sobre la juventud del autor y las inquietudes iniciales del grupo Nós (Arredor de si, 1926; Devalar, 1935; Adolescencia, 1946), semblanzas irónicas de tipos aldeanos (Pantelas, home libre, 1925), relatos sobre las grandes transformaciones del mundo rural gallego durante el siglo xix, centrados en la decadencia de los hidalgos de pazo (Os camiños da vida, 1928; O mesón dos ermos, 1936), novelas de ficción histórica (A romeiría de Xelmírez, 1934; Las palmas del Convento, 1941), etc., sin olvidar otros géneros narrativos, como los libros de cuentos de temática variada (Contos do camiño e da rúa, 1932; Entre a vendima e a castañeira, 1957), los libros de viaje o de evocación paisajística (Perelinaxes, 1929; Por os vieiros da saudade, 1952; O espello no serán, 1960), las semblanzas biográficas (O libro dos amigos, 1952) e incluso incursiones en el teatro (Teatro de máscaras, 1975) y la poesía (Bocarribeira, 1958). A lo que cabe sumar su asidua actividad como columnista en la prensa gallega (Nós, Galicia, A Nosa Terra, El Pueblo Gallego, Heraldo de Galicia, La Región, Misión, La Noche, Grial, Cuadernos de Estudios Gallegos, Vida Gallega...), que mantuvo hasta el final de su vida; su intensa faceta oratoria y publicista, continuamente resaltada por sus biógrafos (en opinión de Baliñas, Otero fue “el mayor comunicador que nunca había habido en Galicia; nadie, efectivamente, había hablado ni escrito tanto y difícilmente volverá a haber quien le iguale”); y sus ensayos sintéticos e interpretativos sobre la historia gallega, entre los que sobresale el Ensayo Histórico sobre la Cultura Gallega (1933), original aplicación de las teorías filosóficas de Bergson y de Hegel a la definición de Galicia como nación. Del prestigio intelectual con que contaba en los momentos previos a la Guerra da muestra su designación como presidente del Seminario de Estudos Galegos en 1935, cuando su antecesor, Luis Iglesias, abandonó el cargo para ocupar el rectorado de la Universidad de Santiago. Desde 1929 era miembro de la Real Academia Gallega.
En el plano político, la actividad de Otero se desarrolló, principalmente, en los primeros años de la Segunda República. En abril de 1931 fundó y lideró, de nuevo junto a Risco, el Partido Nazonalista Repubrican de Orense, con el que obtuvo escaño de diputado en las elecciones a las Cortes Constituyentes. Desde diciembre de ese mismo año, ejerció su labor en representación del Partido Galeguista, en el que se integró su grupo político original. De su etapa como diputado en Madrid (1931-1933), destacan, particularmente, sus intervenciones en defensa de un modelo de Estado federal (que concediera plena autonomía, cuando menos, a Galicia, País Vasco y Cataluña), la cooficialidad del gallego y el castellano, la protección de la cultura gallega y el establecimiento de un programa de reformas agrarias adaptado a la realidad específica de Galicia. En 1933 se presentó de nuevo como candidato galleguista en las elecciones a las Cortes Generales, pero ni él ni ningún otro miembro del partido lograron representación parlamentaria.
De firmes convicciones católicas, rechazó personalmente las leyes laicistas y anticlericales de la Segunda República y la alianza de su partido con las izquierdas en el Frente Popular de 1936, pero, al contrario que Risco, acató la disciplina dominante y permaneció en el mismo como militante de base. Iniciado el levantamiento franquista, que le sorprendió en Orense, Otero se salvó del destino trágico que sufrió buena parte de los líderes galleguistas y desestimó, a la vez, la vía del exilio, aunque fue suspendido de su empleo y sueldo como catedrático de instituto, situación que se prolongó hasta 1947. Alejado de toda actividad política tras la Guerra Civil, participó de forma central en la recomposición cultural del galleguismo, a través de la creación del Instituto Padre Sarmiento de Estudios Gallegos (1943), vinculado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la del Patronato Rosalía de Castro (1947) y la de la Editorial Galaxia (1950), cuyo consejo de administración presidió.
Retirado Risco de la causa galleguista al estallar la Guerra y muerto Castelao en su exilio argentino en 1950, Otero acabó convirtiéndose en un símbolo vivo, respetado incluso por el galleguismo político que renació en el decenio de 1960, de carácter marxista. En 1948 fue repuesto en su cátedra en el Instituto de bachillerato de Orense y en 1950 ganó, por oposición, la primera Cátedra de Geografía creada en la Universidad de Santiago de Compostela, donde disfrutó los años más felices de su vida. Jubilado en 1958, mantuvo hasta pocos meses antes de su muerte una incesante actividad intelectual y recibió, con carácter honorífico, el título de “Patriarca de las Letras Gallegas”. Sus honras fúnebres fueron concelebradas por todos los obispos de Galicia y su entierro, en el cementerio de su ciudad natal, congregó a una enorme multitud. Su casa de Trasalba fue legada en testamento a Galicia (representada en la Editorial Galaxia), convertida en pazo-museo y, recientemente, en sede de un Centro de Estudios Oterianos.
La obra de Otero, enormemente vasta y diversa, ha sido objeto de numerosos estudios y reediciones desde su fallecimiento, aunque restan importantes facetas pendientes de un mejor conocimiento. Si en el plano geográfico supuso, como ya se ha apuntado, la primera visión global, moderna y sistemática de Galicia, en el literario contribuyó de forma decisiva, en calidad y cantidad, a la configuración de una prosa gallega moderna y europea. Una y otra dimensión —la geográfica y la literaria— convergen indisolublemente en el tratamiento oteriano del paisaje, convertido en la temática principal de su obra. Otero recorrió, estudió, clasificó y analizó magistralmente los paisajes gallegos, desarrollando un tipo de “descripción explicativa” repleta de lirismo, sensibilidad colorista y capacidad sintética, y en la que asoman conexiones con los mejores paisajistas del 98, el impresionismo pictórico y algunas de las figuras principales de la geografía moderna.
Su concepción de esta disciplina —como estudio de las relaciones entre la sociedad y el medio— y su interés y sensibilidad por el paisaje —forjada, según sus propias palabras, en su contacto con las tierras de Trasalba— se proyectaron fuertemente, por otra parte, a su ideario político nacionalista. En una línea parecida a la de Risco, Otero sitúa las esencias de la nacionalidad gallega en la identificación profunda, histórica, dilatada, entre una etnia (de base céltica) y una región individualizada en términos naturales y paisajísticos (el macizo Galaico-Duriense, con su morfología granítica y su bioclima atlántico). El paisaje refleja, así, la cultura de un pueblo y comprenderlo supone comprender el pueblo que lo ha modelado.
La compenetración entre etnia y territorio aparece como condición imprescindible para que pueda forjarse una cultura o nación original, y en el caso de Galicia y de las demás “nacionalidades célticas”, situadas también en la orla atlántica de Europa (desde Irlanda a Bretaña, pasando por Gales y Escocia), se traduce materialmente en la extraordinaria dispersión del poblamiento, la acusada densidad demográfica y la orientación abrumadoramente agraria del territorio. Su prioridad en defender los intereses políticos de la clase campesina no es ajena a esta valoración, por cuanto Otero la considera el “escultor principal” de la tierra gallega y el “guardián histórico” de su lengua y sus esencias culturales. El rechazo del industrialismo y la defensa de un modelo de sociedad rural, corporativo, precapitalista y basado en la parroquia y en la comarca, argumentos medulares en el pensamiento político de los sectores católicos y tradicionalistas del galleguismo, se asocian al ideal de fidelidad a la tierra propia, entendida como relación próxima, armónica y respetuosa del hombre con la naturaleza de que forma parte. Trufada de componentes románticos, la cosmovisión oteriana ensalza el sentimiento de la naturaleza como cualidad espiritual innata y definitoria del pueblo gallego, y hermana el catolicismo con una suerte de panteísmo naturalista.
Obras de ~: Síntese Xeográfica de Galicia, La Coruña, Lar, 1926; Guía de Galicia, Madrid, Espasa Calpe, 1926; Os camiños da vida, Nós, La Coruña, 1928; Paisajes y problemas geográficos de Galicia, Madrid, Compañía Iberoamericana de Publicaciones, 1928; Perelinaxes I, La Coruña, Nós, 1929; “Galicia”, en F. Valls Taberner (dir.), Geografía Universal, t. III, Barcelona, Instituto Gallach, s. f.; págs. 170-192; Arredor de sí, La Coruña, Nós, 1930; Contos do camiño e da rúa, Santiago de Compostela, Nós, 1932; Morte e resurrección, Orense, Alauda, 1932; Ensayo histórico sobre la cultura gallega, Santiago de Compostela, Nós, 1933; Fra Vernero, Santiago, Nós, 1934; Devalar, Santiago, Nós, 1935; O mesón dos ermos, Orense, Alaúda, 1936; Las palmas del Convento, Buenos Aires, Hórreo, 1941; (introd.), “D. Domingo Fontán y su Mapa de Galicia”, en Cuadernos de Estudios Gallegos, Anexo 1, 1946; La vocación de Adrián Silva, La Coruña, Moret, 1949; Las ciudades gallegas, Buenos Aires, Ediciones Galicia, 1951; Por os vieros da saudade, Vigo, Galaxia 1952; Santiago de Compostela, Barcelona, Noguer, 1953; O libro dos amigos, Buenos Aires, Ediciones Galicia, 1953; Geografía de España. Presencia y potencia del suelo y del pueblo español, Barcelona, Instituto Gallach, 1955-1956, 4 vols.; “Ensaio sobor da paisaxe galega”, en VV. AA., Paisaxe e cultura, Vigo, Galaxia, 1955, págs. 11- 58; Antre a vendima e a castiñeira, Vigo, Galaxia, 1957; “Paisaje y comarcas gallegas”, en M. de Terán (dir.), Geografía de España y Portugal, t. IV, Barcelona, Montaner y Simón, 1958, págs. 46-90; O señorito da Reboraina, Vigo, Galaxia, 1960; O espello no serán, Vigo, Galaxia, s. f.; Orense, Orense, Caja de Ahorros Provincial, 1966; Sintese histórica do século xviii en Galicia, Vigo, Galaxia, 1969; Vida del P. M. Fr. Benito Jerónimo Feijoo, Orense, Instituto de Estudios Orensanos, 1972; Obras selectas (I). Parladoiro. Artículos, Vigo, Galaxia, 1973; Galicia, una cultura de occidente, León, Everest, 1975; Os ríos galegos, Vigo, Galaxia, 1977; Obras selectas (II). Ensaios, Vigo, Galaxia, 1983; Prosa miúda. Artigos non coleccionados (1927- 1934), Sada, Ediciós do Castro, 1988; Narrativa breve, Vigo, Galaxia, 1993; Temas ourensáns, Orense, Fundación Otero Pedrayo-Caixa Galicia, 1996; Sereno e grave gozo. Esaios sobre a paisaxe, Vigo, Galaxia, 1999.
Bibl.: VV. AA., R. Otero Pedrayo: a súa vida e a súa obra, Caracas, 1952; VV. AA., Homaxe a Ramón Otero Pedrayo, Vigo, Galaxia, 1958; R. Carballo, “Otero Pedrayo. Unha visión de Galicia”, en Grial, 56 (1977), págs. 113-141; X. L. García, Castelao, Otero Pedrayo, Suárez Picallo, Villar Ponte. Discursos parlamentarios (1931-1933), Sada, Ediciós do Castro, 1978; VV. AA., Miscelánea de Geografía de Galicia en homenaje a Otero Pedrayo, Santiago, Universidad, 1978; C. Baliñas, “Otero Pedrayo, intelectual”, en Cuadernos de Estudios Gallegos, t. XXXI (1978-1980), págs. 25-93; C. Casares, R. Otero Pedrayo, Vigo, Galaxia, 1981; C. Baliñas, “Otero Pedrayo, Ramón”, en Gran Enciclopedia Gallega, t. XXIII, Santiago, Silverio Cañada, 1983, págs. 152-161; VV. AA., “A sombra inmensa de Otero Pedrayo”, A Nosa Terra (Vigo), extra n.º 8 (1987); F. Fernández del Riego, O señor da casa grande de Cima de Vila, Trasalba, Fundación Otero Pedrayo, 1988; X. R. Quintana y M. Valcárcel, Otero Pedrayo. Vida, obra e pensamento, Vigo, Ir Indo, 1988; Otero Pedrayo e a xeografía de Galicia: Actas do simposio internacional, Santiago, Consello de Cultura Galega, 1989; X. Filgueira, Con Otero Pedrayo, Trasalba, Patronato da Fundación Otero Pedrayo, 1990; VV. AA., Otero Pedrayo no panorama literario do seculo XX, Santiago, Consello da Cultura Galega, 1990; C. Baliñas, Descubrendo a Otero Pedrayo, Santiago, Fundación Universitaria da Cultura, 1991; VV. AA., R. Menéndez Pidal. R. Otero Pedrayo. Simposio celebrado en Madrid, Sada, Ediciós do Castro, 1991; J. Beramendi y X. M. Núñez, O nazonalismo galego, Vigo, A Nosa Terra, 1995; X. Alonso, Oteriana, Orense, Fundación Otero Pedrayo, 2000; VV. AA., Xornadas sobre Otero Pedrayo, Xunta de Galicia, 2001; “Especial Otero Pedrayo”, en Raigame (Orense), n.º 12 (2001); C. Fernández Pérez-Sanjulián, A construcción nacional no discurso literario de Ramón Otero Pedrayo, Vigo, A Nosa Terra, 2003; J. García Álvarez, Territorio y nacionalismo. La construcción geográfica de la identidad gallega (1860-1936), Santiago de Compostela, Xunta de Galicia, 2003.
Jacobo García Álvarez