Balbi, Antonio. Génova (Italia), c. 1593 – Madrid, 1643. Banquero y asentista.
Antonio fue uno de los ocho hijos de Gio Francesco Balbi y de Battina Durazzo. Su vida se orientó inicialmente alejada del mundo de los negocios financieros. Estudió leyes en Bolonia con la intención de seguir la carrera eclesiástica en Roma, en donde residía ya en 1608. Sin embargo, la muerte de su hermano Nicolás en 1620 trastocó sus planes.
Antonio se trasladó a Madrid para sustituir a su hermano a instancias de Stefano, su otro hermano, y de su tío Gerolamo Balbi. Los financieros que ambos tenían en Génova, Milán y las ferias de cambio italianas exigían la presencia de un miembro de su familia en la Corte española. Antonio se encargó de continuar las operaciones que Nicolás tenía abiertas con la Corona, y del resto de su actividad bancaria y comercial. Transcurridos unos años, Antonio constituyó su propia compañía —el 1 de enero de 1623— con sucursal en las ferias castellanas. Mientras, en Génova se creó otra, en esa misma fecha, con el nombre Stefano, Antonio y Bartolomeo Balbi, destinada a operar en las ferias italianas y a darle cobertura.
Antonio no tardó en comenzar a negociar asientos de dinero con la Corona española. En el primero de ellos, con fecha de 14 de marzo de 1623, se comprometió a proveer un millón doscientos mil escudos y ducados en Flandes y España a partes iguales.
Entre sus consignaciones se incluyó la importación de siete mil quintales de cobre para acuñar moneda. Este asiento fue el primero de una serie de compromisos de gran envergadura firmados entre 1623 y 1628 por un valor total de 6.420.130 escudos y ducados.
El más importante de todos sus asientos fue, sin duda, el de 1628. Consistió en un asiento de dos millones seiscientos mil escudos firmado en uno de los momentos más difíciles del crédito de la Monarquía Hispánica, ya que aún estaba reciente la bancarrota decretada el año anterior. En esta operación contó con la ayuda de su hermano Stefano Balbi y de Vicencio Squarzafigo.
Su actividad no se redujo sólo al negocio financiero. Intervino en seguros y en operaciones comerciales con lana y cobre, pero la más importante fue, sin duda, la importación de mercurio. Durante la década de 1630, Antonio Balbi sustituyó a Francisco Oberolz suministrando azogue procedente de Idria a la Corona española. Ese mercurio se embarcaba hacia América, al ser insuficiente la producción de Almadén.
Antonio murió en 1643, dejando a su sobrino Gio Francesco, el hijo de Nicolás, y a su hermano Stefano al frente de sus negocios. Antonio, como otros miembros de su familia, fue un aficionado a la pintura, y legó a su sobrino una importante colección con más de cincuenta lienzos.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Consejo y Juntas de Hacienda, legs. 625, 995 y 1089, Contadurías Generales, leg. 130; Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Madrid, Protocolos, 5458 y 5459; Archivo General de Indias, Contaduría, legs. 362A-2, 364-1 y 369, Contratación, leg. 4691-2.
A. Domínguez Ortiz, Política y Hacienda de Felipe IV, Madrid, Editorial de Derecho Financiero, 1960, págs. 29, 96 y 118; E. Neri, Uomini d’affari e di goberno tra Genova e Madrid, Milano, Vita e Pensiero, 1989, págs. 69 y 77; F. Ruiz Martín, Las Finanzas de la Monarquía Hispánica, Madrid, Real Academia de la Historia, 1990, págs. 57 y 82-83; C. Álvarez Nogal, Los banqueros de Felipe IV y los metales preciosos americanos, (1621-1665), Madrid, Banco de España, Servicio de Estudios, 1997; El crédito de la Monarquía Hispánica durante el reinado de Felipe IV, Valladolid, Consejería de Educación y Cultura, 1997; J. E. Gelabert, La Bolsa del rey. Rey, reino y fisco en Castilla (1598-1648), Barcelona, Crítica, 1997, págs. 188 y 311; E. Grendi, I Balbi, Turín, Einaudi, 1997.
Carlos Álvarez Nogal