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Antonio Ortiz Echagüe

Biografía

Ortiz Echagüe, Antonio. Guadalajara, 15.X.1883 – Buenos Aires (Argentina), 8.I.1942. Pintor.

Fue el tercero de siete hermanos (Mariano, Joaquín, Antonio, José, Encarna, Carmen y Fernando). Militar su padre, imprimió en el hijo un alto concepto de la responsabilidad y provocó la necesidad de varios desplazamientos familiares. En 1889, se trasladaron a Logroño y allí tuvo lugar la primera escolarización y bachillerato de Antonio Ortiz Echagüe. Los veraneos familiares en Narvaja (Álava) supusieron el inicio de su profesión. En esta etapa, conoció en Vitoria, adonde acudía con frecuencia a la casa solariega de sus abuelos maternos, al pintor Ignacio Díaz Olano, por quien pronto sintió Antonio una especial veneración.

En 1891, está fechada una pintura de Díaz Olano, en Vitoria: es el primer retrato de Antonio, junto a otros dos bustos correspondientes a personas no identificadas.

El retrato de Antonio Ortiz Echagüe, quien aparece tocado por un fez tunecino, parece una premonición de los años que ya en la madurez pasará en Marruecos. Este cuadro fue regalado por Díaz Olano a su joven admirador, quien lo conservó hasta sus últimos días. Compatibilizó los estudios propios para su edad y las clases de Dibujo en la Escuela de Artes y Oficios, junto a muchas horas en el Cuarto de Banderas del Regimiento de Ingenieros de su padre. Allí, de la mano del capitán Padilla, improvisado maestro de Pintura, trabajó la acuarela y el óleo. En las inconclusas memorias por él escritas, deja constancia de este eslabón de su vida: “En estas sesiones vi por primera vez tubos de colores y me emocioné viendo salir un bermellón por su boca que no olvidaré, y que me causó más emoción que muchos cuadros de museos después”. Con una cierta oposición paterna, que soñó con la carrera de las Armas para su hijo, Ortiz Echagüe prosiguió una seria preparación. Un hermano de su madre, Francisco Echagüe Santoyo, capitán de Ingenieros, había sido nombrado agregado militar en la Embajada de España en París, y propuso que le acompañase su sobrino, para allí seguir estudios de Dibujo y Pintura. Ante un posible año perdido, el padre marcó como condición que Antonio aprobase en un curso escolar los dos años que le quedaban del bachillerato. Asumió la empresa Antonio, y logró el objetivo. En octubre de 1897 marchó a París.

No sin grandes esfuerzos, por su temprana edad, ingresó en la acreditada Academia Julien, dirigida por Juan Pablo Laurent y Benjamín Constant, destacados pintores, el primero especializado en pintura histórica y el segundo en retratos. Disfrutó Antonio del Salón de 1898, recreándose en cada detalle. Tras el paréntesis del verano en España, retornó nuevamente a París, y se abrieron para él nuevos horizontes y metas más comprometidas. Acudió a la Academia Julien por las tardes, y por las mañanas a la Academia de Bellas Artes Francesa, donde tras superar duras pruebas deselección había conseguido plaza. Al tercer año de su estancia en París, concurrió a un concurso para ilustrar una Historia Universal; el segundo y el sexto premio fueron para las dos obras presentadas (casi improvisadas) por Antonio: Procesión de Torquemada durante la Inquisición en España y Rogativa del Obispo de Calahorra durante la guerra carlista. En Journal des Artistes, en junio de 1900, se destacó su trabajo.

En enero de 1901, abriendo nuevos horizontes, marchó a Roma. Estudió en el Círculo Artístico de Roma y en la Academia Española. Presentó en la Esposizione Nacionale delle Belli Arti, en 1901, La misa de Narvaja, cuadro preparado en aquella localidad alavesa, que había llevado consigo a Roma, y que tuvo muy buena crítica. El nombramiento de Mariano Benlliure como director de la Academia Española en Roma, en sustitución de José Villegas, que marchó a Madrid como director del Museo del Prado, permitió a Antonio continuar en la Academia, aun no teniendo la consideración de becario. En esta etapa, trabajó con frecuencia en el estudio de Sotomayor. En marzo de 1902, presentó a la promotrice cuatro trabajos: La madrecita, En Subiaco, Un comerciante ambulante y Un estudio. La madrecita fue adquirida por un coleccionista de la ciudad de Palermo y fue la primera pintura vendida por Ortiz Echagüe.

En 1903, regresó a Madrid para presentarse a la Exposición que, organizada por el Círculo de Bellas Artes, se celebró en el Palacio de Cristal del Retiro. Allí concurrió con cuatro obras: Retrato de la niña C., La cena del chico, El hijo del labrador y Desnudo entre dos luces. Fue la primera vez que su nombre aparecía en un catálogo de una Exposición Nacional. Obtuvo un premio en metálico y vendió Desnudo entre dos luces.

Ambos importes fueron suficientes para sufragar su estancia de cerca de dos meses en Madrid. El resultado de la exposición fue de éxito pleno; allí fue presentado a la Familia Real. María Cristina, Reina regente, acompañada de quien más tarde fue Alfonso XIII y de sus dos hijas, al saber que se trataba de un sobrino del comandante Echagüe, entonces vinculado a Palacio, se detuvo ante la obra de Antonio, y se interesó por ella. En el Heraldo de Madrid, su crítico de arte Alejandro Saint Aubin publicó el 2 de mayo: “Es una revelación el señor Echagüe y el rapport de tonos que descubre en el Retrato de la niña C., como el brío demostrado en Desnudo entre dos luces sacan al palenque un artista nuevo que puede aspirar a gloriosísima carrera. Aficionado a vencer dificultades técnicas y problemas de luz, presenta en sus trabajos asombrosos contrastes de luz artificial y la espléndida luminaria de la del día”. Ortiz Echagüe sacó provecho de esta estancia en Madrid; descubrió el Museo del Prado y estableció contactos con grandes pintores. En el estudio de Sorolla pasó varias tardes de agradable y fructífera charla. Se hizo socio del Círculo de Bellas Artes y en enero de 1904 se presentó a las oposiciones para cubrir vacante de becario en la Academia de Bellas Artes de Roma. Más de dos meses se prolongaron las pruebas. De veinte opositores en la primera prueba, doce llegaron a la última. El 11 de junio, el fallo del jurado concedía por unanimidad la plaza número uno a Ortiz Echagüe. Por delante aparecían cuatro años de estudios en Roma. En diciembre ya estaba instalado en la Academia. Como trabajo del primer año, envió a Madrid su lienzo Lady Godiva, que en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, en 1906, obtuvo una tercera medalla. En el Museo de San Telmo (San Sebastián) se conserva El beso de la madre, una de las obras de Ortiz Echagüe en este su primer año de becario; pintura de la que se dijo que era “un alarde de audacia colorista y de dificultades superadas”. Entre 1907 y 1908 recorrió la Cerdeña rural, pintando principalmente a sus mujeres y a sus costumbres. Como trabajo final de su pensionado presentó La fiesta de la Cofradía de Atzara (lienzo de 4, 2 por 2, 52 metros). En febrero de 1909, se celebró la exposición anual de los pensionados en Roma; presidiendo la sala el cuadro de Ortiz Echagüe que obtuvo la segunda medalla en la Exposición Internacional de Múnich (1909), fue condecorado en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid (1912), y medalla de plata en el Salón de Artistas Franceses (1921). En la actualidad, este cuadro pertenece a la colección del Museo de San Telmo (San Sebastián).

Pintar un retrato de Elisabeth Smidt, hija del financiero holandés Fritz Smidt iba a ser decisivo en la vida de Ortiz Echagüe. Conoció accidentalmente a Smidt en Roma. Pasadas unas semanas, la familia Smidt, ya en Holanda, le sugirieron que se desplazase allí para pintar varios retratos, pues había causado sensación el de Elisabeth. En el Rijksmuseum de Ámsterdan descubrió a Rembrandt. En 1910 envió a la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid un cuadro ambientado en Holanda: La señora Jansen y sus amigas, que fue distinguido con una segunda medalla. El ambiente campesino y pesquero de aquellas tierras representó una continuada lección en el pintor.

En 1912 fue llamado por la Casa Real Española, y recibió el encargo de pintar un retrato de Alfonso XIII, retrato que el Monarca regaló al Regimiento Ruso de Lanceros de Oviolpol, del que era coronel honorario. En 1913, marchó a Buenos Aires acompañando a la familia Smidt. Antes de regresar a Holanda, participó, junto con Zuloaga, Sorolla y Anglada-Camarasa, en la Exposición de Arte Español Contemporáneo. Al estallar la Gran Guerra marchó a San Sebastián, a la casa paterna. En 1916 viajó a Nueva York, invitado a exponer obras suyas por la Hispanic Society. Antes del regreso a Europa, hizo escala en Buenos Aires, y expuso en el Hotel Plaza.

En enero de 1919, contrajo matrimonio con Elisabeth Smidt. A partir de este momento, aún fue más nómada la vida de Ortiz Echagüe, en la continua busca de nuevos ambientes para su trabajo: Argentina, Cádiz, Sevilla, Granada, Madrid, La Haya, París.

En Granada nació su hija Carmen, y en Madrid, Federico. Entre 1923 y 1926 se produjo una nueva estancia en Buenos Aires. De esta época es Mi mujer y mi hija a caballo, en el Museo Español de Arte Contemporáneo, y Mi mujer y mi hija en la estancia, en el Museo de San Telmo (San Sebastián). De regreso a Madrid, residió en la “Quinta de la Fuente del Berro”, adquirida por su suegra. Las viejas caballerizas se convirtieron en su estudio, que fue varias veces visitado por los Reyes y por Primo de Rivera, y también por Juan Ramón Jiménez, Pérez de Ayala y Ortega y Gasset. A los pocos meses de establecerse en Madrid fue nombrado presidente de la Asociación de Escultores y Pintores, y agregado honorario en La Haya.

En 1928 dispuso de una sala exclusiva en el Pabellón Español en la XVI Muestra Internacional de Venecia, máxima distinción para un artista.

Algeciras, Ceuta, Tetuán, Tánger, Rabat fueron los nuevos destinos del pintor. La producción pictórica en Marruecos fue ingente. Regresó a Madrid en 1932, y ante una sociedad que le resultaba incomoda, decidió la familia trasladarse definitivamente a Buenos Aires. Allí se sucedieron exposiciones individuales y colectivas, y nuevos retratos. En 1940, fue nombrado académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

El 8 de enero de 1942, en el Hospital Español de Buenos Aires falleció; pero antes, a su esposa le había encomendado: “No quiero ninguna tumba de esas complicadas; nada más que una lápida de piedra que diga: Español y pintor”. Veintidós exposiciones individuales y cuarenta y siete colectivas, y varios centenares de cuadros, avalan la obra pictórica de Antonio Ortiz Echagüe.

 

Obras de ~: Procesión de Torquemada durante la Inquisición en España; Rogativa del Obispo de Calahorra durante la guerra carlista; La misa de Narvaja, 1901; La madrecita, 1902; En Subiaco, 1902; Un comerciante ambulante, 1902; Un estudio. La madrecita, 1902; Retrato de la niña C., 1903; La cena del chico, 1903; La fiesta de la Cofradía de Atzara, 1908; La señora Jansen y sus amigas, 1910; Mi mujer y mi hija a caballo; Mi mujer y mi hija en la estancia.

 

Bibl.: C. Mauclair y L. Lugones, Ortiz Echagüe, 33 reproductions de ses ouvres (texto en español y francés), Paris, 1921; E. Smidt, Antonio Ortiz Echagüe. Retratos de familia, Buenos Aires, 1947; Antonio Ortiz Echagüe. Testimonio de su esposa, La Pampa, Biblioteca Pampeana, 1968; M. Fornells Angelats, Antonio Ortiz Echagüe (1883-1942), San Sebastián, Museo de San Telmo, 1984; Antonio Ortiz Echagüe. El hombre y su obra, Madrid, Centro Cultural Conde Duque, 1991; “Antonio Ortiz Echagüe (1883-1942): un clásico muy moderno”, en Actas del Congreso Español de Historia del Arte, 1991. El Arte Español en épocas de transición, León, Universidad, 1992; “La infancia riojana de un artista universal: Antonio Ortiz Echagüe (1883- 1942)”, en B. Arrúe (coord.), IV Jornadas de Arte Riojano, Historia del arte en La Rioja Baja, ámbito y vínculos artísticos (La Rioja, 8, 9 y 10 de octubre de 1993), Logroño, IER, 1994; J. Ortiz-Echagüe, “Comentarios de Antonio Ortiz Echagüe sobre Puvis de Chavannes”, en Academia: Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, n.º 96-97 (2003), págs. 101-118.

 

Luis Miguel Aparisi Laporta