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Andrés Ávalos

Biografía

Ávalos, Andrés. ?, c. 1610 – Monasterio de Sacramenia (Segovia), s. m. s. XVII. Monje cisterciense (OCist.), definidor y general reformador de la congregación de Castilla.

Se carece de fuentes necesarias para poder tejer la semblanza completa tanto de éste como de otros monjes ilustres que ennoblecieron el Císter español.

La vida de fray Andrés se sabe que se deslizó todo a lo largo del siglo XVII, pues sólo consta su nacimiento en lugar desconocido hacia 1610, ingresó en el monasterio de Sacramenia, pero se desconocen todos sus pasos hasta que en 1656 le halla finalizando su mandato como definidor o consejero de la congregación de Castilla, y al reunirse el Capítulo General de la misma, se halló ante la gran sorpresa que le aguardaba.

Las actas correspondientes a este Capítulo afirman que reunido en Palazuelos (Valladolid) el 6 de mayo de 1656, “eligió por tal abad y general a nuestro reverendísimo padre maestro fray Andrés de Ávalos, Definidor próximo antecedente e hijo del monasterio de Sacramenia, el cual con exceso de las dos mayores partes del capítulo y votos del, fue electo por tal general y abad, y asi no necesitó de confirmarse, asi electo y pronunciado aceptó el dicho oficio y dignidad de general de nuestra sagrada orden y juró en forma sobre los santos Evangelios y hizo la profesión en presencia de toda nuestra sagrada congregación según se dispone en nuestras leyes”.

El hecho de haber sido elegido por tal exceso de votos —las dos terceras partes— es prueba más palmaria de sus grandes méritos, por cuanto pocos casos se dieron de monjes elegidos con un porcentaje tan elevado de votos. Se ofrece algún dato de este memorable capítulo en que este hijo de Sacramenia fue sublimado al puesto de general porque precisamente en ellos había tomado parte. En la definición trece de dicho Capítulo, se da a entender, que cuando era definidor, había hecho la visita regular al colegio de Meira por comisión de fray Alonso Guerrero, y se da a entender que había marejada entre los estudiantes, pero el tacto y prudencia del visitador Ávalos debió de solucionar las dificultades, hasta el punto de que el Capítulo acepta la penitencia hecha por los culpables y se restituye a todos los estudiantes a sus antiguos derechos. Existían órdenes muy severas respecto al comportamiento de los estudiantes jóvenes que se formaban en los colegios. Cualquier falta un poco llamativa en su comportamiento era causa para que les restituyeran a sus monasterios, privándoles de poder continuar estudiando.

He aquí el texto auténtico. Viene hablando de dicha visita, y afirma que “vista y votada se confirmó en todo y por todo, y dio por buena y atendiendo el santo difinitorio a la enmienda y reconocimiento de los penitenciados, de que se hizo relación, alivió a los padres colegiales de toda penitencia y les restituyó sus colegios y a su primer estado”. Se habla de que en Osera existían también problemas con cierto monje anciano, llamado fray Esteban Ferrol, que se había extralimitado en algo —nunca suele decirse lo que fue— y se informó del caso al Capítulo, el cual, compadecido o teniendo en cuenta su edad, “le absolvieron de las penas corporales”, pero le privaron de voz activa y pasiva, es decir, no podría elegir ni ser elegido para ningún cargo, ni hablar nunca en la visita, ni entrar ningún seglar en su celda. Las comunidades de monjes se componen de hombres que no han conseguido la santidad, sino que aspiran a conseguirla. Por eso no es de extrañar que existan deficiencias de todo género en los monasterios que no deben extrañar a nadie. Para que se vea el proceder de aquellos padres antiguos, el rigor como procedían contra las infracciones cometidas, se añadirá por último lo que se decretó en este Capítulo presidido por fray Andrés de Ávalos. Se dio cuenta en el Capítulo del resultado de la visita regular realizada en Bonaval (Guadalajara), donde parece que hubo cosas graves contra algunos monjes, entre ellos consta fray Tomás de Peñalosa, al que castigaron de modo que “tenga medio año de cárcel en el monasterio de Montesión, y reciba disciplina tres días en la semana, y coma pan y agua dichos días, y los viernes potaje, y no más, no le dando vino y que la primera disciplina sea con dos ministros con todo rigor, desnudándole de todo de medio cuerpo arriba, y que siga en este tiempo al coro y le priven de voto activo y pasivo por un año, y que no pueda estar en el priorato de Bonaval ni en otras granjas ahora ni en tiempo alguno”. También fue castigado fray Valeriano Figueiredo, pero su causa se remite al reformador fray Andrés de Ávalos, quien ha de nombrar una comisión para que obren en conformidad con los hechos que se descubran.

Bien se pudiera seguir aportando más pormenores de este Capítulo presidido por fray Andrés de Ávalos, pero como no pertenecen propiamente a su persona, se pasan por alto. Se ignora cuándo falleció este ilustre hijo de Sacramenia.

 

Bibl.: D. Yáñez Neira, “Fray Andrés de Ávalos”, en Segovianos Ilustres de la Orden del Císter. Segovia Cisterciense: estudios de historia y arte sobre los monasterios segovianos de la orden del Císter, Segovia, Diputación Provincial, 1991, pág. 184.

 

Damián Yáñez Neira, OCSO

 

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