Mantilla y de los Ríos, Diego. Soto de Campos (Burgos), 28.III.1719 – Buenos Aires (Argentina), 18.VI.1793. Caballero veinticuatro, maestre de campo, comerciante, funcionario, alcalde provincial perpetuo de la Santa Hermandad.
Hijo legítimo de Juan Antonio Mantilla y de los Ríos y Mier y de Margarita Mantilla de los Ríos y Mantilla de Cossío. Bautizado el 5 de abril en la iglesia de San Martín de Soto de Campos, parroquia del Arzobispado de Burgos. Los Mantilla y de los Ríos son naturales de Soto y Hornas, jurisdicción de la villa de Reinosa, desde el siglo xvi. Junto al Ebro se encuentra la torre solariega que dio apellido y señorío a los Mantilla, rama menor de la casa infanzonada de los Ríos.
En 1738 ingresó como cadete al Regimiento de Milicias Nobles de Santander, hasta 1741. Fue alcalde de la Santa Hermandad en su pueblo natal, hasta su partida desde Cádiz al Río de la Plata a finales de 1746.
Al poco tiempo de su arribo a Buenos Aires, se casó con Juana Inés de Fresneda y Esquivel, natural de la ciudad, el 25 de septiembre de 1747, con dote de una chacra, esclavos y dinero en efectivo. Tuvo una numerosa descendencia de diez hijos.
Destinado al Alto Perú —actual Bolivia—, participó en campañas contra los indígenas, a cuyo término fue ascendido a sargento mayor, en 1752. Continuó sus servicios en el Río de la Plata, siendo recompensado con la jerarquía de maestre de campo.
Durante los siguientes años, su principal actividad fue el comercio, realizando viajes a Chile, Perú y España.
En 1758 fue regidor, defensor de menores y fiel ejecutor; realizando gestiones de policía, parroquiales, abasto y límites en la campaña bonaerense. Como alcalde de la Hermandad, intervino en el cumplimiento de diversas disposiciones, acordes a las ordenanzas de Sevilla y de las Leyes de Indias. Fiel a sus arraigadas convicciones religiosas, ingresó a la Orden Tercera de Santo Domingo el 1 de abril de 1764.
El 20 de junio de 1775 presentó al Cabildo un memorial sobre la fundación de tres poblados, consecuente con una política de avance sobre la frontera indígena, pero que no se concretó por el peligro que ello implicaba. En julio de 1789 realizó un reconocimiento de los partidos de su jurisdicción.
En reconocimiento a su larga trayectoria de servicios, el Cabildo, a petición de su hijo Jerónimo, informó al rey de España sobre los méritos de su padre. A su fallecimiento en 1793, fue sepultado en la iglesia del convento de Santo Domingo con los atributos correspondientes a su condición de terciario.
No hay disposición testamentaria por muerte accidentada.
Fuentes y bibl.: Archivo General de la Nación (Buenos Aires), Sucesiones, leg. 7154; Archivo de la Hermandad Seglar Dominicana (Buenos Aires), Libro de Ingresos.
E. Udaondo, Diccionario Biográfico Colonial Argentino, Buenos Aires, Huarpes, 1945, págs. 547-548; H. Fernández de Burzaco, Aportes Biogenealógicos para un Padrón de Habitantes del Río de la Plata, vol. IV, Buenos Aires, 1989, pág. 234; L. Jijena, “La Tercera Orden de Santo Domingo en Buenos Aires: Inserción y participación social durante el siglo XVIII”, en VV. AA., Congreso Internacional de la Historia de la Orden Dominicana en América, Córdoba (Argentina), 2004, págs. 73-87.
Lucrecia Jijena
