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Miguel Ricardo Álava y Esquivel

Biografía

Álava y Esquivel, Miguel Ricardo. Vitoria (Álava), 7.II.1772 – Bareges (Francia), 14.VII.1843. Teniente general del Ejército, capitán de fragata de la Armada, político, presidente de las Cortes y diplomático.

Fueron sus padres Pedro Jacinto de Álava y Sáez de Navarrete, rico hacendado, señor de villas y ciudades, y María Manuela de Esquivel y Peralta, de la casa marquesal de Legarda. Ingresó en el Real Seminario Patriótico Vascongado (27 de febrero de 1781) cursando los estudios propios de aquel centro. Sentó plaza como cadete en el regimiento de infantería de Sevilla (19 de julio de 1785) en el que su padre había sido ayudante mayor. Fue promovido al grado de subteniente de infantería (30 de diciembre de 1789), continuando en su destino, aunque aconsejado por su tío el capitán de navío Ignacio María de Álava, ayudante mayor general de la escuadra del marqués del Socorro, solicita real licencia para sentar plaza como guardiamarina en la Real Compañía de Cádiz, que le fue concedida (29 de octubre de 1790).

Incorporado a la Compañía, recibió las preceptivas enseñanzas en materia de Aritmética, Geometría, Trigonometría Plana y Cosmografía, Navegación, Artillería, Maniobra, Fortificación y Dibujo, Construcción naval, Instrumentación, Danza, Esgrima y los idiomas Francés e Inglés. Ascendió a alférez de fragata (9 de noviembre de 1790). A continuación embarcó y comenzaron sus primeras campañas, que le vinieron a coronar de estimable aureola guerrera mantenida hasta su muerte.

Participó en la defensa de Ceuta (1791), donde su temperamento militar se dio a conocer brillantemente.

Viajó a Constantinopla en la fragata Casilda (1792). Con dicho buque estuvo en el apostadero de Tolón, en cuyo puerto estuvo a las órdenes del comandante general de la tropa y por su buen desempeño dispuso Su Majestad (Real Orden de 8 de octubre de 1793) que fuera seleccionado para el ascenso sin tener en cuenta la antigüedad. Hizo la campaña de Italia en la escuadra de Juan de Lángara (1794), de quien fue ayudante. A la llegada de la escuadra a Cartagena se dirigió con dicho general a Madrid y regresó en junio. La escuadra salió de Cádiz (29 de noviembre) y después de haber superado innumerables dificultades en el Cabo de Hornos llegó al puerto de Concepción (Chile) (4 de marzo de 1796), donde se encontró con su tío Luis de Álava Sáenz de Navarrete, recién nombrado intendente. Al poco tiempo entró en el puerto de El Callao y continuó rumbo a las Filipinas; llegaron a finales de año. Declarada la guerra con el reino británico, el jefe de la escuadra española organiza la defensa de aquellos territorios y posteriores navegaciones. Durante el sitio de Manila, participó muy directamente con su tío en la organización de las defensas de la plaza y su importante apostadero, inspeccionando las islas principales, al tiempo que corrigieron antiguas descripciones en las cartas de navegación. Durante una operación naval conjunta con dos buques franceses (enero de 1799), al tratar de apoderarse de un convoy formado por diez navíos de la British East India Company, el buque en que iba fue desarbolado y su tripulación hecha prisionera de los británicos y trasladada a América del Norte donde permaneció hasta su embarque en la fragata angloamericana Fanner (mediados de noviembre de 1800) con rumbo a Cádiz. Llegó en diciembre. En Cádiz solicitó permiso especial para atender asuntos familiares, ya que su padre había fallecido en Vitoria y tuvo que hacerse cargo de sus hermanas. Salió con real licencia para Madrid (febrero de 1801). A su regreso embarcó en el navío Príncipe (30 de julio de 1802) y viajó a Italia con la escuadra del marqués del Socorro. Entró en Nápoles para recoger y trasladar a varios miembros de la Familia Real. A la vuelta del viaje, y por los méritos contraídos en tan gran evento, ascendió al grado de teniente de navío (5 de octubre de 1802), destinado en el departamento gaditano. En diciembre desembarcó.

Su Majestad le concedió licencia para Madrid (20 de marzo de 1803). Obtuvo tres meses más (10 de noviembre). Dado por falto en la lista de Cartagena (1 de diciembre), en marzo comunicó que se hallaba en Madrid a las órdenes del teniente general Ignacio María de Álava (marzo de 1804). Cesó en ese destino (23 de mayo) y se le comunicó en la misma fecha la orden para que se trasladase al departamento de Cádiz, donde quedó de dotación por Real Orden (9 de junio de 1804). Se presentó en Cádiz procedente de Madrid (3 de junio). Destinado de ayudante del capitán del puerto de Cádiz (11 de agosto), donde se mantenía al acabar diciembre. Tomó el mando del cañonero número veinte del apostadero de Cádiz (30 de enero de 1805). Pasa destinado a las órdenes del comandante general de la escuadra embarcándose al efecto en el navío Santísima Trinidad (16 de febrero), de cuyo buque trasbordó con el general en jefe al Argonauta (20 de marzo). Por la noche, salió con la escuadra que mandaba el general Federico Gravina (3 de abril) y se incorporó con la francesa mandada por el almirante Villeneuve. En conserva hicieron rumbo para Martinica ignorando el objeto de esa expedición; anclaron en dicho puerto (14 de mayo) y regresaron a Europa (22 de julio). Al estar a veintinueve leguas al noroeste de Finisterre sostuvo combate el navío Argonauta y la escuadra combinada con una inglesa de dieciséis navíos, cuatro de ellos de tres puentes, al mando del almirante Calder desde las cinco menos cuarto de la tarde hasta después de las nueve de la noche. El 27 entró en Vigo con toda la escuadra. El 21 volvió a zarpar con la escuadra francesa y los navíos españoles Argonauta y Terrible, fondearon en Ferrol (2 de agosto) y la escuadra francesa en La Coruña. Por Real Orden de esa última fecha, comunicó el generalísimo Godoy al general Gravina el siguiente mensaje copiado literalmente: “Se hace saber a cuantos sujetos tuvieron destino en las fuerzas a su mando y se hallaron en el combate (22 de julio) la satisfacción del Rey por los sucesos de dicho día.” Dieron la vela, saliendo de la ría de Ares las dos escuadras al mando de los mismos generales (13 de agosto). Fondearon en Cádiz (20). Trasbordó al navío Príncipe (31) como ayudante de la Mayoría de la Escuadra. El 20 de octubre zarparon de Cádiz las dos escuadras al mando de los mismos generales y a las órdenes de Villeneuve. El 21 en las aguas de cabo Trafalgar tuvieron un encuentro con la Armada británica de veintitrés navíos mandados por el almirante Nelson, y se desarrolló el memorable combate de ese día. El Príncipe de Asturias lo emprendió con el mayor denuedo contra una de las columnas enemigas que se disponía a cortar la línea, logrando impedírselo. Hicieron fuego sobre él cuatro navíos. Murieron en el Príncipe tres oficiales de guerra, cincuenta miembros de su tripulación y guarnición y tuvieron más del doble número de heridos de todas clases. Entró en Cádiz (22 de octubre) con el navío destrozado. Incluido en la promoción general que hubo de oficiales que se hallaron en ese combate, ascendió a capitán de fragata el 9 de noviembre de 1805.

Continuó en el navío Príncipe de Asturias como primer ayudante de la Mayoría, hasta que ante la escasez de buques y escasa ocupación profesional, solicita nueva licencia para pasar a Vitoria (9 de mayo de 1806) con objeto de ocuparse de su hacienda y recuperar su mermada salud. Esta licencia le fue expedida el día 24 siguiente, con una duración de cuatro meses, a la que añadiría nueva prórroga por cuatro meses más. A continuación solicitó el retiro con sueldo entero, para solucionar el mal estado en que se encontraba su casa, tanto por su ausencia como por el mal de piedra que padecía. Al no concedérselo, por no hallarlo justa el serenísimo señor príncipe generalísimo almirante, solicitó una nueva licencia (29 de julio de 1807), y otra prórroga (20 de septiembre), esta vez para acudir a los novísimos baños existentes en la villa guipuzcoana de Cestona. Sin embargo, la Real Hacienda atendió su requerimiento (27 de julio de 1807) y fijó su residencia en su ciudad natal, en calidad de oficial de los Reales Ejércitos en situación de retirado del servicio.

En dicha ciudad le sorprendió el inicio de la Guerra de la Independencia. Se le concedió la Cruz Supernumeraria de Carlos III (25 de mayo de 1807), con pensión de 6.000 maravedíes en recompensa de los gastos que había realizado su padre durante la construcción del camino de Burgos a Vitoria. Fue elegido diputado del Consejo vitoriano (24 de enero de 1808), momento en que casi todo el país estaba en manos de los franceses. Recibió y despidió a Fernando VII de paso para Bayona. Más tarde se trasladó a dicha ciudad, donde intervino en la aprobación de la Constitución presentada por Napoleón. De regreso a Vitoria, continuó trabajando y haciendo preparativos para afrontar el futuro incierto que se presentaba. Allí permaneció hasta que pasó por la ciudad el titulado rey de España José Bonaparte, momento en que decide incorporarse al Ejército español. Cabe indicar que no llegó a regularizar su situación como oficial de la Armada, según nota que figura en su hoja de servicios (Armada) y que dice textualmente: “Por noticias extrajudiciales se sabe que este oficial pasó a servir en los reales ejércitos y como se ignora la fecha en que lo verificó no se expresa” (10 de octubre de 1818).

De Vitoria marchó a Madrid, coincidiendo su entrada con la triunfal del héroe de Bailén. Se presentó al general Castaños, quien lo incorporó a su ejército en calidad de teniente coronel agregado. Pocos días después salía de Madrid con sus tropas con objeto de cubrir la línea de Tudela, pero, atacados por fuerzas más numerosas, se tuvieron que retirar. Encargado de cubrir la retirada, lo hizo tan bien y ordenadamente, que llenó de asombro a sus jefes. Al comenzar 1809 se presentaron graves contratiempos a las fuerzas en que Álava estaba incorporado, pero la prudente y heroica actuación del general en jefe Venegas pudo evitar serios descalabros a dichas tropas. Ascendió a coronel por su buen comportamiento en la acción de Mora (18 de febrero de 1809).

Pasó destinado a Extremadura, a las órdenes del duque de Alburquerque. Después del descalabro sufrido en Medellín por las tropas españolas, se le envió a la Junta Central para informar de lo ocurrido.

Deja el campo de batalla, se presenta a la Junta a la que dio toda clase de detalles de la acción. Cumplida esta misión, la Junta Central le ordenó que comunicara al general sir Arthur Wellesley las informaciones que pudiera conseguir sobre las operaciones del Ejército francés en Sevilla, a fin de que intentara impedir su realización. Cumplida esta misión regresó nuevamente al Ejército de Extremadura. Comisionado por la Junta Central, se incorporó en Viseu (Portugal) al Ejército aliado, bajo el mando del general Wellington (28 de enero de 1810), para informar de la mala situación en que se encontraba la citada Junta. La cual le ordena mantenerse en aquel Ejército en calidad de adjunto al Estado Mayor del general británico, lo que acabaría llevándole a una sólida amistad con Wellington.

Por los méritos contraídos durante la batalla de Busaco (29 de septiembre de 1810), a propuesta del general Wellington fue ascendido al grado de Brigadier (12 de diciembre) con antigüedad del día de la acción.

Su actuación en la batalla de Albuera (16 de mayo de 1811) le supuso el ascenso a general, con nueva propuesta del citado general y del que sería comisario de su cuartel general. Ese año preparó Álava el sitio de Ciudad Rodrigo, y por méritos adquiridos fue ascendido a mariscal de campo (31 de enero de 1812).

Más tarde, y con igual éxito, tomó parte en el asalto de Badajoz, pocos días después participó también en el ataque a Salamanca y batalla de Arapiles (22 de julio de 1812). En la batalla de Vitoria (21 de junio de 1813) mandó una división inglesa henchido de gloria por haber ocasionado una enorme derrota al ejército francés. La ciudad de Madrid recibió a la vanguardia inglesa y las guerrillas (11 de agosto de 1813). Wellington hizo su entrada el 12 con los generales Álava y España, el portugués Silveira y los jefes de las partidas, entre ellos El Empecinado. Después se reunieron los prohombres de todos los partidos políticos españoles y acordaron establecer la Constitución de Cádiz (13 de agosto de 1813).

Casó con su prima María Loreto de Arriola y Esquivel (22 de noviembre de 1813), cuyo padre era regidor preeminente del Ayuntamiento de Vitoria, descendiente de los marqueses de Legarda.

Pasaron a San Juan de Luz los comisionados de Vitoria (4 de enero de 1814) con objeto de regalar a Álava una espada de oro, en que estaban esculpidas las armas de su casa y las de la ciudad al haber librado a la misma de las calamidades derivadas de la batalla desarrollada en sus puertas. En San Juan de Luz se hallaban los aliados preparándose para seguir su camino triunfal hasta Toulouse, lugar donde acabó la guerra por haber abdicado Napoleón y retirarse a la isla de Elba. Fernando VII le concedió la encomienda de Hornachos (5 de octubre de 1815), perteneciente a la Orden de Santiago. El Consejo de las Órdenes aceptó las pruebas aportadas para acceder al hábito de caballero de la Orden de Santiago (9 de marzo de 1816), que por gracia especial recibió en la capilla de la embajada española en París. Por sus ideas liberales fue perseguido tras la restauración de Fernando VII, lo cual no fue óbice para que se le nombrara embajador de España en los Países Bajos a petición de los británicos (1815-1822). Fue nombrado capitán general de Aragón (septiembre de 1821). Tras la disolución de las Cortes fue elegido diputado por su provincia natal, dejando la Capitanía General. Durante los sucesos del 7 de julio de 1822 tuvo una destacada actuación en defensa del orden constitucional hasta el punto que mereció la nominación de benemérito de la patria.

En el Trienio Constitucional fue diputado y presidente de las Cortes (1822-1823). Negoció la rendición de la plaza de Cádiz (1823), cuando, tras la reacción absolutista, el duque de Angulema pone sitio a la ciudad donde se encontraban el Monarca y los miembros de las Cortes. En los siguientes doce años, tuvo destacadas actuaciones en defensa del orden constitucional. Por motivos políticos se le embargaron sus bienes y se le desposeyó de sus títulos y honores. Fijó su residencia en Inglaterra, se instaló en casa de su amigo el general Wellington, en donde permaneció hasta que fue indultado, regresando a Madrid (1834). Del exilio pasó directamente al Estamento de los Próceres, juró su cargo (13 de agosto de 1834). Marchó nuevamente a Londres (1835) en calidad de embajador. Se le concedió la Gran Cruz de caballero de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo (1835). Con el ministerio de Toreno ocupó la cartera de Marina (7 de junio a 14 de septiembre de 1835) pero no llegó a posesionarse de ella por tener que terminar trabajos que se le habían encomendado en Londres. Nada más recibir el nombramiento solicitó por escrito se le permitiera continuar en dicha ciudad, aduciendo su escasa inclinación a ocupar cargos ministeriales y considerar que sus relaciones con los partidos ingleses podría condicionar su actuación. Ese mismo año, se le confió la formación de un ministerio. No aceptó tan alto honor, por creerse sin méritos para ello. Obtuvo la Gran Cruz de la Real Orden española de Carlos III (4 de diciembre de 1835) y se le nombró caballero de la citada Orden (9 de febrero de 1836). Nombrado embajador en Gran Bretaña (14 de julio de 1838), trató de gestionar la intervención de la Cuádruple Alianza de una manera firme durante la Guerra Carlista a favor de la reina Isabel II, sin conseguirlo plenamente.

Finalizada la guerra, tras la dimisión de María Cristina, renunció a la embajada (20 de marzo de 1841).

Los graves sucesos acaecidos en España después de la guerra civil hicieron que abandonara Londres (6 de junio de 1843). Renunciando a todos los cargos se retiró a Vitoria.

Marchó después a Bareges (Francia) con objeto de restablecer su salud en ese pequeño pueblo de los Pirineos y en brazos de la religión católica dejó de existir (14 de julio de 1843). Las autoridades alavesas trasladaron sus restos al cementerio de Vitoria (julio de 1884).

La Academia de Bellas Artes de San Fernando le nombró académico de honor por sus gestiones en la recuperación de las obras de arte llevadas a Francia por las tropas de Napoleón.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de la Marina Álvaro de Bazán, Sección Cuerpo General, leg. 620/23, 1885; Archivo General Militar (Segovia), Célebres, caja 3, exp. 4, 1890.

VV. AA., Revista vascongada. Euskal-Erria, (1906), págs. 209- 222; Euskal Erriaren Alde, XXI, págs. 75-79, 1926; C. Fernández Duro, Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y de Aragón, vol. IX, Madrid, Museo Naval, 1973, pág. 10; F. Gonzalez de Canales, Catálogo de pinturas del Museo Naval, vol. III, pág. 222, Madrid, Ministerio de Defensa, 2000.

 

Alfonso Rivero de Torrejón

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