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Alfonso de Badajoz

Biografía

Badajoz, Alfonso de. ¿Badajoz, 1418? – ?, ú. t. s. XV. Secretario del rey Enrique IV de Castilla.

Alfonso de Badajoz, del que se desconoce prácticamente su vida privada, fue secretario del rey Enrique IV de Castilla durante los años turbulentos que dieron lugar a la dualidad monárquica y guerra civil de 1465-1468. Pertenecía Badajoz a una familia cuyos hermanos —Fernando o Hernando y Garcí Méndez— también ejercieron con secretarios desde finales de la década de los cincuenta sufriendo los tres la misma suerte.

No se conoce el documento de nombramiento de Alfonso de Badajoz como secretario —que debió de producirse a finales de la citada década de los cincuenta como en el caso de sus hermanos—, pero sí que refrenda documentos e interviene en los sucesos —en ocasiones militarmente— de la época según lo describen los cronistas.

Incondicional de Enrique IV, no dudó en intervenir en misiones delicadas, caso de las negociaciones para recuperar la villa de Sepúlveda que poseía el todopoderoso valido del Rey, Juan Pacheco, marqués de Villena. Así, las crónicas recuerdan que los habitantes de la villa, descontentos con el marqués, iniciaron tratos con el Rey para volver a su servicio, y éste envió a su secretario al frente de unas tropas que sigilosamente entraron por la puerta que los vecinos habían dejado abierta.

Por una carta posterior del rey Alfonso en 1467, también es conocida su misión en el principado de Asturias al que se debió de desplazar para recibir en nombre del rey Enrique el pleito y homenaje que le iban a prestar ciertos caballeros, a los que arrancó su consentimiento de forma violenta.

Sin embargo, el acontecimiento por el que Alfonso de Badajoz y sus hermanos pasaron a tener un protagonismo en el reino se produjo a finales de 1464. Y es que ese año estalló la revolución nobiliaria en Castilla capitaneada por el favorito Villena, ahora resentido con el Rey por haberle desplazado del poder, cuyo puesto había sido ocupado por Beltrán de la Cueva. El marqués de Villena pidió entonces el cumplimiento del testamento de Juan II con respecto a su hijo Alfonso, de once años, para el que Pacheco consigue que sea jurado como príncipe heredero de Castilla y León.

Está claro que los Badajoz eran hombres del entorno del nuevo favorito Beltrán de la Cueva que, según la tradición popular, traía sojuzgado no sólo a los reyes, sino a algunas personas del entorno como los citados secretarios. Esto se comprueba en la copla decimoprimera de la obra de Mingo Revulgo que, con lenguaje ciertamente obsceno, implica a los Badajoces, y mejor a sus mujeres, dentro del abuso del favorito.

Aquella sublevación nobiliaria tuvo más consecuencias que los derechos recuperados para Alfonso —futuro Alfonso XII— durante tres años. Pacheco se encargó de represaliar a los que estaban en el entorno del Monarca, desde el conde de Ledesma hasta los Badajoces. Y, así, los hermanos secretarios fueron acusados de corrupción incoándoseles un expediente, de donde se deduce que el peor parado fue Garci Méndez al haber ejercido de recaudador y haber ostentado otros cargos de la hacienda regia. Alfonso de Badajoz fue expulsado, junto con otros personajes, incluyendo al obispo de Calahorra, de la Corte no antes del 12 de diciembre de aquel año, por la declaración de cuatro jueces y con las sentencias firmadas por Pacheco. Por ellas se disponía de la privación perpetua del oficio por ser parcial del duque de Alburquerque, Beltrán de la Cueva. La sentencia compromisaria de Medina del Campo de 1465 dedica todo un largo capítulo —el treinta y uno— a describir las tropelías de los tres hermanos: “ [...] porque los sobredichos fueron cabsadores de algunos de los movimientos que ovo en estos regnos e son omes escandalosos é procuradores de discordias e escandalos, é han fecho muchas injurias e agravios [...]” y de las sanciones de las que se habían hecho merecedores.

Pero la sentencia fue anulada por Enrique IV, por lo que es difícil llegar a saber el alcance del castigo. Teóricamente, a Alfonso de Badajoz se le confiscaron sus bienes y sufrió prisión como sus otros dos hermanos. Pero, mientras que sí consta la prisión de Garci Méndez, aun en 1466, Fernando —que según algunas fuentes consiguió recobrar su inocencia recuperando honores y cargos— siguió actuando como secretario y diplomático de Enrique IV durante los primeros años de dualidad monárquica, el laconismo se adueña de las noticias sobre Alfonso de Badajoz, que después de aquellos hechos prácticamente desaparecerá de la escena política.

Ya en la Corte de los Reyes Católicos varios cargos con el apellido Badajoz permiten especular sobre la continuidad del linaje al servicio de la Monarquía.

 

Bibl.: Real Academia de la Historia, Memorias de don Enrique IV de Castilla, vol. II, Madrid, Tipografía de Fortanet, 1913; D. de Valera, Memorial de Diversas Hazañas. Crónica de Enrique IV, ed. de Juan de Mata Carriazo, Madrid, Espasa Calpe, 1941; D. Enríquez del Castillo, Crónica del Rey Enrique el IV de este nombre, por su capellán y cronista, vol. 70, Madrid, Atlas, 1953 (col. Biblioteca de Autores Españoles); M. C. Solana Villamor, “Cargos de la Casa y Corte de los Reyes Católicos”, en Cuadernos de la Cátedra de Paleografía y Diplomática de Valladolid, Valladolid, Universidad, 1962; A. de Palencia, Crónica de Enrique IV, introd. de A. Paz y Meliá, Madrid, Atlas, 1973 (col. Biblioteca de Autores Españoles); J. L. Bermejo Cabrera, “Los primeros secretarios de los reyes”, en Anuario de Historia del Derecho Español, XLIX (1979), págs. 187-196; J. A. Escudero, Los Secretarios de Estado y de Despacho (1474-1724), 4 vols., Madrid, Instituto de Estudios Administrativos, 1976; D. C. Morales Muñiz, Alfonso de Ávila, rey de Castilla, Ávila, Institución Gran Duque de Alba, 1988; Alonso de Quintanilla, un asturiano en la Corte de los Reyes Católicos, Madrid, El Persevante Borgoñón, 1993; T. de Azcona, Isabel la Católica, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1993; P. A. Porras Arboledas, Francisco Ramírez de Madrid. Primer madrileño al servicio de los Reyes Católicos, Madrid, Consejería de Educación y Cultura de Madrid, 1996; L. Suárez Fernández, Enrique IV de Castilla. La difamación como arma política, Barcelona, Ariel, 2001; D. Chicharro Chamorro, Las Coplas del Provincial en su entorno social, Jaén, Real Sociedad Económica de Amigos del País de Jaén, 2003; M. C. Vaquero Serrano, Fernán Álvarez de Toledo, secretario de los Reyes Católicos, Toledo, 2004; M. A. Ladero Quesada, Hernando de Zafra, Secretario de los Reyes Católicos, Madrid, Dykinson, 2005.

 

Dolores Carmen Morales Muñiz

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