Orrente, Pedro. Murcia, 18.IV.1580 – Valencia, 19.I.1645. Pintor.
Hijo de un mercader de telas marsellés establecido en Murcia en 1573 y de una murciana, se ignora su educación primera. Consta que en 1600 se encontraba en Toledo, donde contrató un retablo para la villa de Guadarrama (Madrid). En 1607 y 1611 estaba en Murcia. Entre estas dos fechas cabe situar su estancia en Italia, a la que se refieren Jusepe Martínez y Palomino, donde, en Venecia, conoció a Leandro Bassano, que marcó su estilo, hasta el punto de que se le consideró “el Bassano español”. Su primer lienzo conservado es la Bendición de Jacob de 1612 (Florencia, Pitti, procedente de la Colección Contini) que muestra, con evidencia, el conocimiento del arte bassanesco. En este año contrajo matrimonio, en Murcia, con María Matamoros, de familia de comerciantes acomodados, y se documentan sus relaciones amistosas con Angelo Nardi, pintor italiano residente en Madrid. En 1616 se viene fijando la ejecución del San Sebastián de la Catedral de Valencia, sin ningún documento que lo afirme, pero la estancia en Valencia viene confirmada por un Martirio de san Vicente, firmado en ese año, que vio Orellana, al parecer, pintado en competencia con Francisco Ribalta. En 1617 estaba en Toledo, cobrando un cuadro grande de el Milagro de santa Leocadia (in situ) encargado para la Catedral por orden del cardenal Sandoval, diciéndose, “vecino de Murcia”. En el San Sebastián de Valencia se puede advertir la influencia en la disposición del mártir de Guido Reni en su Sansón de 1610 y en la iluminación de Caravaggio. En la Santa Leocadia muestra evidentes recuerdos venecianos de Veronés y Tintoretto especialmente.
Jusepe Martínez afirmaba que Orrente “fue muy vario en mudar tierras”. Se ha mencionado una estancia en Cuenca, donde formaría un fiel discípulo: Cristóbal García Salmerón. Nacido éste hacia 1603, hay que situar esta estancia en torno a 1620. En 1624 estaba de regreso en Murcia, donde solicitó ser nombrado “familiar” del Santo Oficio de la Inquisición y donde compitió para la contratación de un retablo para Santo Domingo que no obtuvo. En 1626 hubo de trasladarse a Toledo, donde en diciembre se le cita como “vecino” de la ciudad imperial en el testamento de Alejandro de Loarte que le nombró su albacea. Su estancia en Toledo le ligó con estrecha amistad con el hijo del Greco, Jorge Manuel Teothocópuli, pues en diciembre de 1627 apadrinó, con su esposa, a una hija suya y en junio de 1629 volvió a ejercer de padrino, con su esposa también, de otro hijo de Jorge Manuel en circunstancias dramáticas, pues la madre falleció al dar a luz, y el bautismo se celebró en la propia casa “por necesidad”. El mismo mes de junio de 1629 contrató el retablo mayor y colaterales del Convento de franciscanos alcantarinos de Yeste (Albacete) en parte conservados y en 1630 se le pagó a muy buen precio (3350 reales) una Adoración de los Reyes, pintada para la Capilla de los Reyes Nuevos de la Catedral toledana. En 1633 estaba de nuevo en Murcia, donde fue nombrado lo que solicitó en 1624, es decir, familiar del Santo Oficio, y donde, en 1638 gozaba de muy buena posición y poseía varias casas, fruto de su excelente administración.
El año siguiente debió de abandonar Murcia definitivamente, pues este año Lorenzo Suárez se hizo cargo del retablo de la Concepción, dejado inconcluso por Orrente. Se debió de trasladar a Valencia, pues en 1644 se dice “vecino de Valencia” en un documento concerniente al pago a Suárez de unas demasías que había cobrado Orrente y que pagó su sobrino en Murcia. El año siguiente, en enero, hizo testamento, Era ya viudo y no tenía hijos y dejó por herederos a sus sobrinos. Falleció el 19 de enero y fue enterrado en San Martín de Valencia.
Esta última estancia en Valencia debió de ser fecunda. Jusepe Martínez dice, tras recoger su afición a “mudar tierras”, “tomo por patria a Valencia, donde vivió algunos años” y el poeta Ulloa y Pereira le llama “el valenciano Rente” apocopando su apellido, como también hizo Pacheco al mencionarlo. De esta última etapa valenciana se conservan varios lienzos: Martirio de san Lorenzo y Coronación de santa Teresa (c.1640- 1644) en la iglesia de San Esteban y Martirio de Santiago el Menor (Valencia, Museo de Bellas Artes), que atestiguan su estilo formado de varias aportaciones diversas.
En la obra de Orrente cabe distinguir dos grupos distintos: los cuadros de altar, de figuras grandes en los que la influencia de Venecia se atempera con iluminación tenebrista, y las composiciones menores, “de gabinete”, con escenas bíblicas, evangélicas o mitológicas y figuras a menudo agrupadas en series donde la huella de los Bassano es explícita, a pesar de que el colorido se aparta de sus modelos y se reduce a un tono menor, y predominan las tonalidades tostadas, los ocres, sienas y amarillos terrosos. La sugestión de lo modelos del Greco —de quien en tiempos se creyó discípulo— es evidente en el canon extremadamente alargado que se encuentra en el pequeño retablo de las Carmelitas de Toledo con escenas de San Juan Evangelista, y el San Juan Bautista de la Catedral de Toledo, en el San Juan Evangelista del Museo de Toledo y en la Asunción de la Virgen que fue del marqués de Auñón. Todas esas pinturas pueden fecharse entre 1626 y 1628 en la etapa de más intimidad con Jorge Manuel. En 1629 en los retablos de Yeste ya no se advierte esa influencia y sí un decidido naturalismo.
Se conservan fotografías de un retablo, el de Villarejo de Salvanés (Madrid) destruido en la Guerra Civil, que hubo de ser una de sus obras maestras y dos restos de su retablo de la Concepción de Murcia (la Anunciación, Madrid, propiedad particular y Natividad, Museo de Murcia) de todas sus composiciones se conocen copias o réplicas que contribuyeron a difundir sus modelos.
Las pinturas que le han dado popularidad y el apelativo de “Bassano español” son las de temas del Antiguo Testamento entendidos e interpretados como escenas de género con abundancia de animales y con fondos de paisaje. Las series, firmadas con frecuencia, de la historia de Abraham (Lisboa, Museo de Arte Antiga; Valencia, Museo Diocesano), Jacob (Barcelona, Museo Nacional de Cataluña; Madrid, Colegio de San Antón; Valencia, colección Lassala, Madrid, Museo del Prado) y Noé (Madrid, col. Madrazo, hoy dispersas) y otras, que incluyen pasajes de los tres patriarcas (León, Museo de San Marcos), son las más repetidas. Las que representan episodios evangélicos mezclados con bíblicos (Palacio Episcopal de Orihuela; col. Moreno Segovia) son más escasas y las que representan “fábulas”, o sea, escenas de la mitología o de la literatura clásica, son más raras todavía aunque existen testimonios documentales de la existencia de series de “fábulas” en las colecciones de la aristocracia del siglo xvii. Y algunos ejemplares dispersos (Cefalo y Procris, Museo de Valencia; Historia de Cadmo, col. particular).
Para la devoción privada, y no formando parte de series, hizo muchos lienzos con pasajes del Evangelio y de santos que muestran la variedad de sus recursos. Las múltiples versiones del Calvario muestran su devoción veneciana, pero interpretada con un tono íntimo, popular y humilde, eternamente personal, y en los Nacimientos y la Adoración de los pastores este gusto por lo anecdótico alcanza su mejor desarrollo, inspirado siempre en los Bassano, pero dotado de un sello naturalista y sabios estudios de luz de carácter tenebrista.
Los cuadros de santos son menos frecuentes en su producción, pero ha dejado unos cuantos, inmersos en paisajes muy personales: El martirio de San Esteban y el de San Juan Crisóstomo, que pertenecieron al marqués del Carpio y hoy se encuentran en el Museo del Prado, y las varias versiones de San Juan Bautista (Toledo, Museo de Santa Cruz, Madrid, col. particular) y San Juan Evangelista en Patmos (Madrid, Museo del Prado).
De su perfil humano poco puede decirse si no es que ese constante “mudar tierras fuesen parcelas de un espíritu inquieto y quizás aventurero y ambicioso, Martínez afirma que “hombre de mucha estimación, tratóse con toda grandeza y ganó muchos ducados”, lo que se confirma por los crecidos precios de muchas de sus obras en los contratos y en las tasaciones, y la posición económica que se deduce en su testamento.
Su fama póstuma es evidente, abundan las copias y versiones de sus obras, testimonio del crecido número de sus imitadores y discípulos. Pacheco dice que “muchos pintores que se sustentan con sus copias”. De sus discípulos conocidos hay que mencionar a Mateo Orozco, pintor madrileño (doc. de 1634 a 1651) y Cristóbal García Salmerón (c. 1603-1666 post.), conquense. De Valencia son Pablo Pontons (1630-1691) y Esteban March (c. 1610-1668), que con sus obras corroboran las informaciones antiguas.
Obras de ~: Jacob en el pozo, Museo, Viena; Jacob poniendo las varas a las ovejas, North Carolina Museum, Raleigh; Labán da alcance a Jacob, Museo del Prado, Madrid; Adoración de los pastores, Museo Mandet, Riom (Francia); Multiplicación de los panes y los peces, Ermitage, San Petersburgo; Cristo curando a los enfermos, Museo, Viena; La curación del paralítico en la piscinaprobática, Colegio del Corpus Christi, Valencia; Cristo Camino del Calvario, col. Spencer, Althorp Haus (Inglaterra); Cena en Emaús, Museo, Budapest; ElBuen Pastor, Museo Diocesano, Murcia; Degollación de san Juan Bautista, Monasterio de San Juan, Ain Karem (Palestina); Visión de santa Teresa, Carmelitas, Corella (Navarra); ¿Autorretrato?, Museo de Santa Cruz (depósito del Museo del Prado), Toledo.
Bibl.: A. Palomino, El Museo Pictórico y Escala Óptica, Madrid, 1715-1724, 3 vols.; A. Ceán Bermúdez, Diccionario histórico de los más ilustres profesores de Bellas Artes, t. III, Madrid, Viuda de Ibarra, 1800, pág. 274; J. Martínez, Discursos practicables del nobilísimo arte de la pintura, Madrid, 1853, págs.154 y ss.; D. Angulo y A. E. Pérez Sánchez, Escuela toledana de la primera mitad del siglo xvii, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1972, págs. 227-358; A. E. Pérez Sánchez, “En el centenario de Orrente. Addenda a su catálogo”, en Archivo Español de Arte, t. 53 n.º 209 (1980), págs. 1-18; M. Muñoz Barberán, Pedro Orrente. Nuevos documentos murcianos, Murcia, Belmar, 1981; J. L. Barrio Moya, “Pinturas de Pedro de Orrente entre los bienes dotales de don Juan Díaz de cavaría (1679)”, en Murgetana (Murcia), n.º 111 (2004), págs. 69-73.
Alfonso E. Pérez Sánchez