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Isidro de Alaix y Fábregas

Biografía

Alaix Fábregues, Isidro de. Conde de Vergara (I), vizconde de Villarrobredo (I). Ceuta, 11.X.1789 – Madrid, 15.X.1853. Militar y político.

Nacido en el seno de una familia de escasos recursos, ingresó a los dieciséis en el Ejército, en el primer Batallón de Cataluña (29 de mayo de 1806). Un año más tarde formó parte de la expedición que al mando del marqués de la Romana pasó a colaborar con Francia en la campaña contra Dinamarca. Al llegar las noticias de lo sucedido en España, la mayor parte de las tropas optó por desvincularse de Napoleón y regresar a España.

Desembarcados en Santander pasaron a luchar en la provincia de Vizcaya, en la que participó en diversas acciones militares en octubre y noviembre de 1808. En este momento su biografía coincide con la de José Ramón Rodil, con el que establecerá una gran amistad labrada en los campos de batalla de esta guerra y de la de Independencia Americana. Desde esa región se retiraron hacia Portugal, y al ser ocupada la plaza de Astorga fue hecho prisionero (1 de enero de 1809). En esta situación permaneció escaso tiempo, pues logró fugarse y el 5 de febrero estaba nuevamente con sus compañeros.

Durante las campañas de 1809 y 1810 continuó encuadrado en las tropas españolas que, colaborando con las inglesas, operaban en la frontera hispano-portuguesa.

De este período cabe destacar su participación en la defensa de las líneas de Torres Vedras.

Durante los años 1811 y 1812 su batallón participó en acciones bélicas en distintos puntos de la geografía española (Extremadura, Andalucía, etc.), y en 1813 estuvieron presentes en los sitios de las plazas de Tarragona, Tortosa y Pamplona. A continuación penetraron en territorio francés hasta la derrota total de Napoleón.

A pesar de la actividad que desarrolló durante la Guerra de Independencia y de que logró fugarse, tras ser hecho prisionero, en dos ocasiones, al acabar el conflicto sólo había alcanzado el grado de sargento.

Finalizada la campaña, su batallón pasó primero al Campo de Gibraltar y a continuación a Ceuta. Integrado en el Regimiento de línea Infante don Carlos y ascendido a subteniente (9 de febrero de 1817), salió de Cádiz (3 de marzo de 1816) con destino al ejército de Ultramar. Un año más tarde (5 de abril de 1817) llegó a la ciudad de Lima.

A finales de dicho año se integró en la división expedicionaria que iba al reino de Chile. En dicho país participó en diversas acciones bélicas y nuevamente fue capturado, situación en la que permaneció un año y medio hasta que fue canjeado. Durante su cautiverio recibió el grado de capitán (15 de octubre de 1819). A continuación se incorporó a las tropas que operaban en el bajo Perú (1821-1822), salvo la expedición a El Callao en agosto de 1821. Sus méritos le valieron la concesión del grado de teniente coronel (19 de junio de 1822).

En 1823 pasa a desempeñar diversas funciones de confianza: primer ayudante del general de Caballería (mayo), comandante primer ayudante de Estado Mayor (13 de octubre) y jefe de Estado Mayor de la división móvil (diciembre). En febrero de 1824 tuvo una importante participación en la recuperación de la fortaleza de El Callao, que se había sublevado contra el Gobierno de Fernando VII. A partir de ese momento la actuación de las tropas españolas se redujo casi exclusivamente a la defensa de dicha fortaleza, en la que se mantuvo la última resistencia española hasta su capitulación el 23 de enero de 1826. Por hallarse enfermo permaneció en tierras americanas hasta su curación, razón por la que no regresó con el grueso de las fuerzas. Examinada su actuación en dichos territorios, se consideró que había observado una buena conducta política (13 de diciembre de 1828).

En su viaje de regreso hizo escala en Río de Janeiro y Gibraltar. Su llegada a España tuvo lugar el 2 de enero de 1827, e inmediatamente fue destinado a la 1.ª Brigada del Cuerpo de Observación del Tajo (3 de enero de 1827). A petición de Rodil fue nombrado jefe de la Plana Mayor de dicho ejército (8 de marzo de 1827), a las órdenes de Pedro Sarsfield. Durante ese año le fueron reconocidos los grados y empleos recibidos en tierras americanas.

El 8 de octubre de 1828, el capitán general de Castilla la Nueva le encomendó acompañar a las tropas francesas que regresaban a su país, a fin de actuar de enlace con dichas fuerzas y solventar las cuestiones relacionadas con los suministros necesarios. Poco después (30 de marzo de 1829) fue nombrado secretario de la Inspección del Cuerpo de Carabineros de Costas y Fronteras, que había sido creado recientemente (9 de marzo de 1829). El inspector era José Ramón Rodil, que necesitaba a su lado a un hombre de confianza, ya que durante esos años desempeñó diversos cargos en Aragón.

Tras su ascenso a brigadier (2 de diciembre de 1831) pasó a residir en Madrid en situación de cuartel, hasta el 22 de julio de 1833, en que se le encomendó, en el marco de la depuración de elementos filocarlistas, la Comandancia Militar de Jaén. Iniciada la Primera Guerra Carlista, fue destinado al Ejército de Operaciones de Castilla la Vieja (13 de diciembre de 1833), y en enero de 1834 de jefe de Estado Mayor de la División de Guipúzcoa, con la que participó en la batalla de Ormaiztegui (2 de enero de 1835), por la que recibió la Cruz de 3.ª clase de la Real y Militar Orden de San Fernando. El 25 de octubre de 1835 Espartero lo reclamó para ocupar la plaza de jefe de Estado Mayor de la 3.ª División del Ejército del Norte.

Al objeto de combatir el avance de las tropas carlistas encuadradas en la Expedición Gómez, se le confió (agosto de 1836) la comandancia de la 3.ª División.

En dicha actividad le siguió hasta Albarracín y de allí a La Mancha. La acción más importante entre ambas fuerzas tuvo lugar en Villarrobledo (septiembre de 1836), en la cual Alaix obtuvo una importante victoria que ocasionó importantes pérdidas a los carlistas, entre ellas mil quinientos prisioneros. Alaix continuó la persecución de Gómez por diversas partes de Andalucía (Córdoba, Granada), de donde pasó a Castilla la Nueva (Almadén) y nuevamente hacia Andalucía, en donde alcanzó otra importante victoria en Alcaudete (31 de octubre de 1836).

Esta actividad fue decisiva en la derrota de la expedición que optó por regresar al territorio de las Provincias Vascongadas. Sus méritos fueron reconocidos con el ascenso a mariscal de campo (29 de agosto de 1836), la Gran Cruz de Caballero de la Real y Militar Orden de San Fernando (26 de septiembre de 1836) por la batalla de Villarobledo y, tras juicio contradictorio, la Cruz de 4.ª clase de la Real y Militar Orden de San Fernando.

Al regresar al Ejército del Norte se le confió la Comandancia General de la provincia de Álava.

El 20 de septiembre de 1837 fue nombrado virrey de Navarra, cargo que llevaba aparejado el mando de las tropas que operaban en aquel territorio. Durante el ejercicio de su cargo colaboró activamente con su amigo Espartero en diversas operaciones de guerra, entre las que destaca la de Arróniz (18 de junio de 1838), por la que recibió la Gran Cruz de Isabel la Católica. Los acontecimientos del frente Norte, en los que se concentraba una parte importante de las tropas liberales, estuvieron muy ligados a los sucesos de otros escenarios. Cuando en agosto de dicho año se habían concentrado importantes contingentes en los alrededores de Estella, Alaix se vio obligado a desviar las tropas como consecuencia de la derrota de Morella.

En dichas operaciones fue herido gravemente.

El 9 de octubre de 1838 fue nombrado ministro de Guerra, y se mantuvo durante dos gobiernos, uno bajo la presidencia del duque de Frías y otro bajo la de Evaristo Pérez de Castro, en los que indudablemente era el hombre fuerte por su amistad con el general Espartero. Se mantuvo en el puesto a lo largo de un año (30 de octubre de 1839). Durante su mandato y a propuesta del general en jefe del Ejército de Operaciones del Norte fue ascendido a teniente general (25 de diciembre de 1839).

Al ser nombrado presidente del Consejo Evaristo Pérez de Castro, Alaix ocupó interinamente dicho puesto hasta la llegada del titular (9 de diciembre de 1838/2 de febrero de 1839).

Su ejercicio ministerial se desarrolló en uno de los momentos más delicados de la política española del reinado de Isabel II. El esfuerzo final de la Primera Guerra Carlista, la negociación de las condiciones de la Paz de Vergara y el inicio de la integración de los dos ejércitos contendientes.

Durante el ejercicio de su responsabilidad participó en diversos debates parlamentarios, en la mayoría de los casos centrados en aspectos relacionados con las actividades propias de su cartera. Durante el ejercicio interino de la Presidencia señaló que el objetivo fundamental que se había fijado el nuevo ministerio era la terminación de la guerra.

Alaix fue el encargado de leer ante el Parlamento el parte del Abrazo de Vergara, que consagró el final de la contienda en el territorio vasco. Asimismo tuvo una importante participación en la discusión de la Ley de 25 de octubre, en la que mantuvo un tenso debate con Salustiano Olózaga que finalizó en uno de los momentos más emotivos de las sesiones parlamentarias.

Al abandonar el ministerio se le concedió permiso para fijar su residencia en Andalucía, “la plaza de Málaga, o cualquier otro punto de la capitanía general de Granada, con el objeto de que pueda restablecerse de sus heridas y ponerse en estado de continuar prestando en bien del trono legítimo y de la patria los señalados servicios que tanto le distinguen [...]”.

Durante estos años aunque se encontraba de cuartel en Madrid, realizó diversos viajes por España e incluso por el extranjero.

En junio de 1847 solicitó permiso para trasladarse a Málaga por motivos de salud, y unos meses más tarde mantuvo un duro enfrentamiento con el Gobierno presidido por el general Narváez. El 4 de noviembre se le ordenó salir inmediatamente de Madrid (se le concedió un plazo de doce horas) y fijar su residencia en Plasencia. Esto dio lugar a un forcejeo por la remisión de escritos por parte de Alaix para evitar una medida que consideraba un deshonor, sobre todo teniendo en cuenta su larga carrera de servicios a la Monarquía.

Su causa y las representaciones dirigidas a la Reina tuvieron amplia repercusión en la prensa progresista que consideraba una injusticia más en la línea habitual de actuación del Partido Moderado.

El 19 de noviembre se encontraba ya en su nuevo destino sin que se hubiese hecho caso de su condición de senador y de la convocatoria de dicha Cámara en la que estaba pendiente de prestar su juramento. Finalmente en enero de 1848 se le autorizó a regresar a Madrid, en razón de la delicada salud de su esposa.

Desde este momento hasta su muerte permaneció en la Corte, con ligeras ausencias para trasladarse a Carratraca (Málaga) por consejo médico.

Falleció el 17 de octubre de 1853, viudo y sin dejar descendencia, ya que el 4 de mayo de 1854 su “hermana uterina” Mariana Branci y Fábregas solicitó el título de conde de Vergara. Estuvo casado con Manuela Reboredo.

Con motivo de su destierro en 1847, Alaix realizó, en una instancia a la Reina, una declaración de principios que resulta sumamente interesante: “Y no es, Señora, que el exponente no tenga hondas convicciones acerca del sistema político y administrativo que más conviene a su desventurado país, sino que no ha querido asociarse a los medios empleados en los períodos citados para darles a conocer y desarrollarles, y ha reprobado en el fondo de su alma y de su retiro estos mismos medios, pudiendo decir en alta voz que ningún partido político, ninguna bandería ni nadie está autorizado para tomar su nombre ni para contar con su espada más que su Reina y la independencia de su patria”.

El 16 de agosto de 1847 fue nombrado senador vitalicio.

En el Senado no consta ninguna intervención suya.

Estaba en posesión de numerosas condecoraciones ganadas por acciones de guerra en escenarios españoles durante la Guerra de la Independencia y americanos durante las campañas en dicho continente. Es necesario mencionar aquellas que tienen una especial relevancia: de la Real y Militar Orden de San Fernando, Cruz de 2.ª clase (1831) por su actuación en la defensa de El Callao, Cruz de 3.ª clase (1835) por la acción de Ormaiztegui, Cruz de 4.ª clase por la de Alcaudete, y Caballero Gran Cruz (1836) por la de Villarobledo; de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, Caballero (1828) y Gran Cruz (1852); y las Grandes Cruces de Isabel la Católica (1838) por la acción de Arróniz y de Carlos III por sus méritos en la guerra y el desempeño del ministerio (1839).

El 9 de octubre de 1847 se le concedió el título de conde de Vergara.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Senado. His 0504-02; Archivo General Militar (Segovia). inf. Noble 1806, secc. H; Archivo Histórico Nacional, Consejos, legs. 8982 (1847) n.º 117; Servicio Histórico Militar. Exps. personales, rollo 3.

Impugnación al Manifiesto del fugitivo mariscal de campo D. Ramón Maria Narváez [...] contra el [...] Sr. D. Baldomero Espartero [...] en la parte correspondiente al Excmo. Sr. D. Isidro Alaix, actual Ministro de la Guerra, Madrid, Imprenta Calle del Amor de Dios, 1839; El Clamor Público, noviembre de 1847; VV. AA., Archivo biográfico de España Portugal e Iberoamérica I 16, 252-272; II 20, 398-425.

 

José Ramón Urquijo Goitia

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