Oreiro Lema, María Manuela. Madrid, 9.XI.1818 – 6.V.1854. Cantante de ópera.
Hija de un acuñador de la Casa de la Moneda que siguió al Gobierno constitucional a Sevilla y Cádiz, fallecido al ser depurado en 1823 dejando cinco hijos, la menor Manuela, de cinco años de edad, que, “por su excelente voz y delicado oído”, fue admitida en el Real Conservatorio de María Cristina cuando le faltaban dos meses para cumplir los doce años (1830). Tuvo a Baltasar Saldoni como maestro de Solfeo y a Francesco Piermarini, director de aquel centro, de Canto. A los once meses de su entrada, en reconocimiento de sus aptitudes y aprovechamiento, se le concedió una medalla de oro.
En el Teatro del Conservatorio, interpretó (1833) Il Barbiere di Sivigla, de Rossini, para sus majestades y Norma, de Bellini, el 23 de noviembre de 1835, con un éxito espectacular, destacando siempre en la interpretación de la ópera italiana, sobre todo con obras de Bellini y Donizetti. Fue contratada por Ramón Carnicer como prima donna assoluta, con un sueldo de 40.000 reales, para los teatros de Madrid, para la temporada 1836-1837. Debutó en el de la Cruz el 3 de abril de 1836, repitiendo Norma, a la que siguió el 20 del mismo mes El nuevo Fígaro y el 30 otra ópera de Bellini, Il Capuletti ed i Montecchi.
Poseía una voz de tiple sfogato, muy igual en su extensión, con una calidad dulce, sonora y llena de sensibilidad, manejada con maestría y con conocimiento profundo del arte. Interpretó múltiples veces, además de las citadas, Tancredo, Anna Bolena, Otello, Gemma di Bergy, L’Esule di Roma, Erano due or sono tre, I Puritani y Belisario, entre otras.
Quizá impresionada por los sucesos de La Granja, tras los cuales hubo de cantar canciones patrióticas, decepcionada por el trato que según ella recibía de la Empresa de Teatros, molesta por la contratación de cantantes italianas, impuestas por la moda y solicitadas por el público, sobre todo tras la estancia de Rossini en España (1831), que la iban a relegar a papeles secundarios, impidiendo así su natural progreso, y su enamoramiento de Ventura de la Vega, con quien contrajo matrimonio el 1 de abril de 1838, se retiró de la ópera.
Vinculada estrechamente al Liceo Artístico y Literario, a lo que se debió la circunstancia de que su esposo llegara a ser presidente de la junta directiva en la década de 1840 y su hermano José nombrado secretario de la sección de Música en 1846, volvió a cantar no como profesional en dicha institución, en noviembre de 1841, Lucía de Lammermoor, con Rubini, Mirall y Reguer, consiguiendo un notable triunfo. Para que nada faltara a éxito tan lisonjero, el mismo Rubini, después de decir a Saldoni que jamás había encontrado en su larga carrera teatral una compañera que tuviera “el alma, la voz, la acción y el canto tan enérgico como la Lema”, regaló a ésta un retrato al pie del cual escribió: “Alla mia Lucía di Madrid doña Manuela de Vega, in segno d’ammirazione. Rubini”. En este mismo mes, cantó de nuevo el duetto de La donna del Lago con el tenor italiano Rubini, la serenata Mira la bianca luna, de Rossini, también con Rubini, el terzettino de Otello con Rubini y Mussatti, el quinteto de Mosé, de Rossini, con Rubini, Colomer, Mirall y Reguer, el dúo de Tancredo con Rubini y el tercetto de Anna Bolena, de Donizetti, con Rubini y Reguer. Repitió en diciembre e interpretó La Sonnambula de Bellini, con Rubini y Mirall. Después actuó a beneficio del Liceo cantando Lema el aria de Fausta de Donizetti y el acto tercero de Otello con Rubini.
El 28 de junio de 1845 interpretó un recitado, coro marcial y cavatina de tiple de la ópera de Saldoni Boabdil, último rey de Granada, y en otra ocasión un dúo de tiple y tenor, Cagigal, del segundo acto de la misma ópera. Volvió a cantar en el Teatro del Real Palacio, que había mandado construir Isabel II, Ildegonda (10 de octubre de 1849) y La Conquista de Granada (10 de octubre de 1850), de Arrieta, La Straniera de Bellini, en varias ocasiones, y Luisa Miller de Verdi (27 de abril de 1851), última actuación de Manuela Oreiro Lema, pues en agosto de este mismo año el ministro Martín de los Heros ordenó demoler el teatro. A su fallecimiento, el todo Madrid acompañó su féretro hasta el cementerio de San Isidro, en señal de duelo por la artista insigne y la noble dama.
En el actual Real Conservatorio de Música de Madrid, se conserva un retrato suyo debido a la paleta de Antonio María Esquivel (1841), en el que lleva el traje con el que interpretó Lucía de Lammermoor junto a Rubini. También fue pintada por José Gutiérrez de la Vega, según escribe Musso en su Diario (1836). Este retrato, hoy en paradero desconocido, formó parte de la exposición que efectuó el Liceo en 1837. Según José Musso Valiente, que mantuvo amistad con ella y sobre la que dejó muchas páginas escritas en su Diario en los años 1836 y 1837, era “bajita, trigueña y aun casi morena, carirredonda, boca pequeña, nariz algo roma, ojos negros y vivos”.
Bibl.: A. Peña y Goñi, La ópera española y la música dramática en España en el siglo xix, Madrid, Imprenta y Estereotipia de El Liberal, 1887; J. Montero Alonso, Ventura de la Vega. Su vida y su tiempo, Madrid, Editora Nacional, 1951; J. L. Molina Martínez y M.ª B. Molina Jiménez, María Manuela Oreiro Lema (1818-1854) en el Diario de José Musso Valiente (la ópera en Madrid en el bienio 1836-1837), Murcia, Universidad, 2003; A. Pérez Sánchez, El Liceo Artístico y Literario de Madrid (1837-1851), Madrid, Fundación Universitaria Española, 2005.
José Luis Molina Martínez y María Belén Molina Jiménez