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Domingo de Nava y Porlier

Biografía

Nava y Porlier, Domingo de. San Cristóbal de La Laguna, Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), p. m. s. XVIII – Los Realejos, Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 26.III.1812. Marino, teniente general de la Armada.

Por testimonios e informaciones de La Laguna y Sevilla, probó nobleza por sus cuatro líneas. Era hijo de Pedro Nava y Grimón, teniente coronel de Caballería, marqués de Villanueva del Prado, señor de la aldea de San Nicolás, de la Orden de Calatrava, y de Catalina Porlier Aguilar y Ponce de León. Entró a servir en la Armada el 14 de febrero de 1754 como guardia marina en la compañía de Cádiz. Ascendió a alférez de fragata el 4 de diciembre de 1757; a alférez de navío, el 13 de julio de 1760; a teniente de fragata, el 17 de septiembre de 1767; a teniente de navío, el 13 de enero de 1771; a capitán de fragata, el 17 de febrero de 1776; a capitán de navío, el 16 de febrero de 1781; a brigadier, el 1 de marzo de 1791; a jefe de escuadra, el 25 de enero de 1794 y a teniente general, el 5 de octubre de 1802. Fue teniente y capitán de la compañía de Guardias Marinas del departamento de Cartagena. Como oficial subalterno navegó en Europa y América catorce años, cinco meses y veinticuatro días, y mandó buque durante dieciséis años y cuatro meses. Estuvo en las tres expediciones que se organizaron contra Argel, a las órdenes de los tenientes generales González de Castejón y Barceló; en la toma de la isla de Santa Catalina y expedición a Brasil, en la escuadra del marqués de Casa Tilly y en la del Puerto Egmond en las islas Malvinas.

El primer mando de mar que tuvo fue una balandra del servicio de guardacostas de Costa Firme en 1762, siendo alférez de navío; el segundo fue el paquebote San Juan Nepomuceno en 1776 como teniente de navío en aguas de la Península para instrucción de los guardias marinas; el tercero fue en el empleo de capitán de fragata en el buque de esta clase denominado Magdalena en 1780, destinado a efectuar cruceros en el Mediterráneo formando división con cinco jabeques, todos bajo sus órdenes. Permaneció con su buque luchando contra la piratería argelina y haciendo convoyes entre Cataluña y las Baleares principalmente; posteriormente su buque fue asignado a la división del brigadier Francisco de Vera, destinada a estrechar el bloqueo de Gibraltar. Estuvo en el socorro de las baterías flotantes durante el sitio y ataque a la plaza gibraltareña y en el combate que sostuvo la escuadra del teniente general Luis de Córdova con la inglesa del almirante Howe en la boca del Estrecho.

Ascendido a capitán de navío tomó el mando del navío San Julián, con el que navegó a América, visitando los principales puertos de las Antillas y de Costa Firme y seno mexicano. Vuelto a España tomó el mando del navío África, efectuando cruceros para proteger la recalada de los buques procedentes de América, entre los cabos de Santa María y San Vicente y las islas Azores. Ascendido a brigadier trasbordó al navío San Ildefonso, que formaba parte de la escuadra del marqués del Socorro, preparada y con la escuadra alistada para operar en la campaña llevada a cabo sobre Finisterre. Finalizada ésta, su buque pasó al Mediterráneo, en concreto a Cartagena, incorporado a la escuadra del teniente general Francisco de Borja, marqués de los Camachos. Con ella operó al declarse la guerra a Francia en 1793 en el golfo de Parma en Cerdeña; participó en el apresamiento de la fragata Helena y en la quema de la de igual clase Rinchoud. Participó también en la toma de las islas de San Pedro y San Antíoco y en los demás cruceros que se efectuaron sobre las costas de Génova y Francia, protegiendo las operaciones de los ejércitos piamonteses y napolitanos sobre las riberas del Var. Regresó a Cartagena la escuadra a causa de una epidemia detectada en varios buques. Poco tiempo después su navío pasó a integrarse en la escuadra de Juan de Lángara, la cual, en combinación con la inglesa de lord Hood, tomó posesión del puerto, arsenal y fortalezas de Tolón, así como de su defensa y operaciones de evacuación, continuando en los servicios y cruceros en el golfo de León. El comportamiento de Domingo de Nava en las dos últimas escuadras, queda reflejado por sus jefes; el informe de Borja dice así: “Por su celo, inteligencia particular, buena conducta, amor al servicio y el singular mérito de haber sido el primero que fondeó en la isla de San Pedro, habiendo maniobrado con acierto para batir a la fragata Rinchoud, a la cual le prendieron fuego antes de que fuese apresada”. El de Lángara expresa lo siguiente: “Batió con su navío las baterías enemigas con viveza y acierto y mereció de resultas la aprobación de S. M. Mantuvo el crucero sobre Marsella y después sobre Mallorca. Ha desempeñado a toda satisfacción estas comisiones y por esto y por su inteligencia y considerarlo propio para mandar en gran escala, se le propone para General, a cuyo ascenso le creo muy merecedor”. Este último informe provocó su ascenso a jefe de escuadra, pero sin desembarcar de la escuadra de Lángara, pasando como general subordinado e izando su insignia en el navío Bahama, y al finalizar la guerra contra Francia se encontraba con la escuadra en Cartagena.

El 1 de febrero de 1797, al declarse la guerra con Gran Bretaña, salió con la escuadra de Cartagena para unirse en Cádiz a la del teniente general José de Córdova, y en el estrecho de Gibraltar se separó Nava con su división, formada por tres navíos, del resto de la escuadra, para establecer en Algeciras un apostadero de lanchas escoltando hasta Cádiz un convoy que se recogió en Málaga. Efectuadas dichas operaciones, salió Nava con su división, a la que se le agregó otro navío, para proteger la recalada en la bahía del navío Trinidad, que después del combate librado sobre cabo San Vicente, volvía muy maltrecho. Efectuada la reorganización de la escuadra del Océano bajo el mando del teniente general José de Mazarredo, quedó Nava como general subordinado de la misma, arbolando su insignia en el navío de tres puentes Reina Luisa. Con dicha escuadra concurrió a rechazar los ataques y bombardeos del comodoro Nelson sobre Cádiz; en 1798 salió con su división en persecución de la inglesa que mantenía el bloqueo. Al año siguiente volvió a repetir la salida, pero esta vez se dirigió al Mediterráneo, y en Cartagena se unió a la escuadra francesa del almirante Bruix, y en combinación con ella salió para Cádiz y de este puerto para el de Brest. Permaneció en dicho puerto francés en secuestro, hasta que se firmó la paz, fondeando en la bahía de Cádiz el 13 de mayo de 1802. A primeros de junio salió para Cartagena con su división formada por cuatro navíos y una fragata. En agosto del mismo año salió para Liorna para recoger a algunas personas reales y conducirlas a Barcelona. Regresó en octubre y en diciembre volvió a salir para Italia transportando a los reyes de Etruria. Regresó a Cartagena el 1 de febrero de 1803, y el día 3 desembarcó arriando su insignia, que había tenido izada desde 1794. Cuando comenzó la campaña naval de 1805 se le ofreció el mando de la escuadra de Cartagena, pero su mal estado de salud hizo que no aceptase. Permaneció en estos años en varios lugares de la Península, hasta que finalmente optó por solicitar licencia para Tenerife, falleciendo en dicha isla, en el pueblo de Los Realejos, el 26 de marzo de 1812. El teniente general Domingo de Nava era caballero de la Real Orden de Carlos III con pensión, y el duque de Toscana lo había hecho caballero de la Orden de San Esteban. Sirvió durante 58 años en la Armada, con una prolongada vida de mar.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Museo Naval (Madrid), sign. E 695.

F. de P. Pavía Pavía, Galería Biográfica de Generales de Marina, t. II, Madrid, Imprenta de F. García, 1873, págs. 692- 697; C. Fernández Duro, Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón, ts. VIII y IX, Madrid, Museo Naval, 1973.

 

Hermenegildo Franco Castañón