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Gumersindo José de Azcárate Menéndez

Biografía

Azcárate Menéndez, Gumersindo José de. León, 13.I.1840 – Madrid, 15.XII.1917. Catedrático, político y reformador social.

Hijo de Patricio de Azcárate, de familia oriunda de Navarra, y de Justa Menéndez, de familia asturiana, matrimonio que tuvo cinco hijos, dedicado el padre a la función pública y a la Filosofía, hizo los primeros estudios en León y también los del bachillerato, éstos en el Instituto Provincial de León, entre 1849 y 1855. En este año comienza en la Universidad de Oviedo los estudios de Derecho y en 1858 se traslada a la Universidad Central de Madrid, en la que se gradúa en 1862. En los tres años siguientes, sigue en Madrid los estudios de Filosofía y Letras, licenciándose en 1865. En ese año entra en contacto con Francisco Giner de los Ríos y con otras personas vinculadas a la Institución Libre de Enseñanza.

Con los grados de bachiller en Derecho y en Filosofía y Letras, en 1866 se casa Azcárate con Emilia Inerarity, de familia inglesa establecida en Florida, por parte de padre, y cubana por parte de madre. Al año y medio de la boda fallece Emilia, en su primer parto, el 15 de febrero de 1868, no sobreviviendo el niño que nació. Separado de la Iglesia Católica, el 11 de abril de 1882, se casa Azcárate en Lisboa con María Benita Álvarez, católica, por lo que hubo de obtener la concesión de dispensa del impedimento canónico de religión mixta. En 1902 falleció María Benita. Vivió Azcárate los últimos años de su vida en Madrid, con su familia, en un piso de la calle de Velázquez.

En la capital pasaba los inviernos, y los veranos en su casa leonesa de Villimer, o en Avilés con su amigo Manuel Pedregal.

Los campos a los que ha dedicado su atención Gumersindo de Azcárate han sido tres, el académico, en el que se ocupó como catedrático; el político, con una intensa vida de parlamentario, y el del reformismo social, como activo institucionista.

Se incorpora a la universidad en el año 1869, cuando es nombrado profesor auxiliar de la Cátedra de Economía Política y Estadística, y después de Legislación Comparada, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid. En 1873 gana la cátedra de Legislación Comparada de esa universidad. Fue Azcárate uno de los fundadores de la Institución Libre de Enseñanza, junto con otros profesores reformistas influidos por el krausismo, y muy activo colaborador de ella entre 1876 y 1878. Esos profesores son separados de su función y desterrados por el entonces ministro de Fomento, Manuel Orovio Echagüe, marqués de Orovio, en 1875. Azcárate es conducido a Cáceres, Francisco Giner de los Ríos a Cádiz y Nicolás Salmerón a Lugo. Acabada la crisis universitaria en 1876 es reconocida la libertad de enseñanza y pueden ser reintegrados los profesores a la universidad. A Azcárate, para respetarle los derechos adquiridos, se le encarga, en 1881, la cátedra de Historia del Derecho, que desempeñó a lo largo de cuatro años, hasta que en 1885 le es encomendada la cátedra de Instituciones de Derecho privado de los pueblos antiguos y modernos, y cuando se suprime esta cátedra, en 1892, vuelve Azcárate a ocupar la cátedra de Legislación Comparada, de doctorado, en la que permanece hasta que en 1915 pide la jubilación, por considerar que no se encontraba en las condiciones físicas e intelectuales que se requerían para el desempeño de las tareas propias de la cátedra. En reconocimiento de su labor, el Ministerio de Instrucción Pública le nombró rector honorario de la Universidad de Madrid.

Ejerció Azcárate como abogado y durante treinta y cinco años fue abogado de la embajada del Reino Unido en Madrid, sin tener sueldo de ella. En el ejercicio de la abogacía Azcárate, más que actuar ante los tribunales, se dedicó, principalmente, a la redacción de informes o a dictar laudos o sentencias arbitrales.

En el ámbito de las ideas políticas sostenía que la sociedad es quien tiene la soberanía, la capacidad de organizar el poder, y tomaba al Reino Unido como modelo, aunque no considerase que ese modelo británico pudiera ser implantado con facilidad en España.

En cuanto a la forma de gobierno, creía que la forma republicana era el gobierno ideal, si bien consideraba que la monarquía parlamentaria podía ser preferible en determinadas situaciones y contextos políticos. De hecho piensa que, mientras fuese la sociedad la que tuviese la soberanía, la forma de gobierno era secundaria.

Esto es, para Azcárate lo sustancial era que hubiese un régimen político parlamentario. Esas consideraciones sobre la democracia, el parlamentarismo y la función que les correspondía a los partidos políticos las desarrolló en El Self-government y la monarquía doctrinaria (1877) y en El régimen parlamentario en la práctica (1885).

Era Azcárate defensor del liberalismo económico, como sostiene en la conferencia pronunciada en el Ateneo de Madrid en el curso 1878-1879, conferencia titulada La crisis económica y la reacción proteccionista en Europa, en la que presenta como doctrina más clara, con principios más sólidos, la de la libertad de comercio, lo que era natural hiciese un defensor de las libertades. Años más tarde, en 1891, también en conferencia pronunciada en el Ateneo de Madrid, que tituló Teoría y práctica de las represalias arancelarias, expuso que quien se considerase liberal y demócrata y defendiese la libertad religiosa, la de imprenta y la de asociación, entre otras, no podía oponerse, ni negar, la libertad de comercio. Ahora bien, no antepone el interés individual al interés general y, para él, conseguir el bien absoluto y no el particular debía ser el objetivo y el fin de la actividad económica. En los Estudios económicos y sociales (1876) y en el Resumen de una discusión sobre el problema social (1883), entre otros trabajos, defiende el reformismo social como marco y modo de convivencia entre el liberalismo económico y la búsqueda del mayor bienestar posible para la comunidad social. Ha de ser el Estado, sostiene, con programas reformistas el que trate de paliar las diferencias a las que pudiese conducir el sistema económico de mercado.

En el año 1868 comenzó Azcárate su carrera política, con un manifiesto dirigido a los electores de la circunscripción de León, fechado el 26 de octubre de ese año. En 1869 se presenta como candidato a las Cortes Constituyentes, por el distrito de León, dentro de la coalición monárquico-democrática, y no consigue escaño, a pesar de que fue esa coalición la más votada. No tuvo tampoco escaño en las elecciones siguientes. En 1871 manifiesta las esperanzas que tiene puestas en la formación de un Partido Radical, que será el que lidere Manuel Ruiz Zorrilla, que integrará a monárquicos democráticos.

Tampoco tiene escaño en las elecciones de 1881, a las que concurre con demócratas progresistas. Tendrá que esperar a las elecciones celebradas el 14 de abril de 1886, a las que va con el apoyo de los republicanos, para entrar a formar parte de los miembros del Congreso de los Diputados y desde entonces será diputado por León hasta las elecciones de 1916. En su tarea como parlamentario cabe destacar su asiduidad a las sesiones y el alto nivel político e intelectual de sus intervenciones, caracterizadas por una gran objetividad, y por su integridad al tratar de preservar las bases del sistema parlamentario, con subordinación plena a todo lo que fuesen o representasen intereses nacionales, sin olvidarse de la defensa de los derechos individuales. Con vínculos de amistad con miembros significados de los conservadores, como Francisco Silvela o Antonio Maura, no compartió la opinión de que los diputados, especialmente los republicanos, debían oponerse sistemáticamente a las propuestas o proyectos del Gobierno. Azcárate, después de examinar lo que se presentaba, se oponía a lo que le parecía mal, proponía enmiendas a lo que creía que las necesitaba y daba su voto a lo que consideraba era conveniente.

En las elecciones convocadas para celebrarse el 9 de abril de 1916 tuvo Gumersindo de Azcárate su última derrota electoral, al no conseguir acta de diputado. Se achaca esta derrota a su intransigencia, a que siempre estuviese dispuesto a defender el interés general frente al particular y a que se mostrase contrario a que los llamados para ocupar los cargos fuesen los amigos de los diputados. Poco más tarde tampoco consigue el voto para ser senador por la Universidad de Madrid, candidatura aceptada por él, de entre las propuestas que le fueron hechas, para que la institución universitaria madrileña tuviese representación en el Parlamento.

Se achacó esa derrota a los “mauristas” y se responsabilizó directamente a Antonio Maura, bien por falta de acción o de omisión. Azcárate tuvo siempre afecto por Maura y mantuvo con él relación de amistad, sin haber dudado en ningún momento de su integridad, por lo que lo sucedido le resultó muy doloroso. La amargura que eso le produjo se vio mitigada por el acuerdo adoptado por el Ayuntamiento de Galleguillos de Campos de nombrarle “hijo predilecto”, así como por las muchas muestras de adhesión y afecto que recibió después de no tener puesto en el Senado.

Al morir Nicolás Salmerón en Pau, en 1908, desapareció para Azcárate el último vínculo que le quedaba con el republicanismo y eso, sin duda, está en la génesis del Partido Reformista, constituido en 1913, que reunió a republicanos y monárquicos, y del que fue designado jefe Melquíades Álvarez, que se había acercado a la Monarquía atraído por personalidades de la Institución Libre de Enseñanza, como la del propio Azcárate o la de Pedregal, que buscaban la organización de una fuerza política que tratase de promover la evolución del régimen mediante acuerdo entre la monarquía y la democracia liberal. Gumersindo de Azcárate fue el encargado de proponérselo a Alfonso XIII, quien había tenido por él respeto y admiración. Al salir de la audiencia creyó Azcárate que se podía decir que se habían removido los obstáculos tradicionales, lo que se convirtió en postulado del reformismo, frase de la que se arrepentiría, al igual que otros que también habían creído en las posibilidades de la nueva fórmula de gobierno con la Monarquía para poder llevar a cabo un programa democrático liberal y progresista.

Eso, además, condujo a que se viese la figura de Azcárate como ambigua o poco clara, no sólo por la entrevista con el Rey en 1913 sino también por la que tuvo con él en 1917, cuando ya padecía una arteriosclerosis que acabó produciéndole la muerte, en la que recomendó al Rey que aplicase una política de izquierdas.

La cuestión social también ocupó a Azcárate, especialmente en todo lo relativo a las desigualdades sociales.

Consideraba que el sistema económico de mercado no era el que podía llevar a cabo la desaparición de las desigualdades que había entre las clases sociales y, con la influencia de Concepción Arenal, defendió la adopción de medidas, fundamentadas en acciones humanas generosas por parte de los patronos y en una actitud moderada por la de los obreros. Cuando dejó de confiar en soluciones paternalistas, pasó a inclinarse por la acción de los medios de carácter social, como eran el empleo del derecho de asociación y el de la huelga, así como por la intervención directa de la administración pública para garantizar el ejercicio de esos derechos.

Elegido académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, leyó su discurso de ingreso, que tituló Concepto de la Sociología, el 7 de mayo de 1891, contestándole Francisco Silvela. Como era una constante en su vida cumplir con las obligaciones contraídas, acudía puntualmente a las sesiones de la Academia los martes. Fue, también, socio del Ateneo de Madrid, ocupando el cargo de secretario y presidente de la sección de Ciencias Morales y vicepresidente de la Junta de Gobierno. Igualmente fue miembro de la Real Academia de Legislación y Jurisprudencia, elegido en 1873, donde ocupó la vicepresidencia.

Desde 1900 hasta su muerte fue Azcárate miembro del Consejo de Instrucción Pública y vicepresidente de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas.

Elegido académico de la Real Academia de la Historia, el 2 de diciembre de 1908, para ocupar la vacante dejada por Francisco de Cárdenas, leyó su discurso de ingreso, que tituló El carácter científico de la Historia, el 3 de abril de 1910, contestándole Rafael Ureña Smenjaud.

 

Obras de ~: Estudios sobre el objeto y carácter de la ciencia económica y sus relaciones con el Derecho, Madrid, Revista General de Legislación y Jurisprudencia, 1871; Estudios económicos y sociales, Madrid, Librería de Victoriano Suárez, 1876; Minuta de un testamento, Madrid, Librería de Victoriano Suárez, 1876; El Self-government y la monarquía doctrinaria, Madrid, Librería de A. de San Martín, 1877; Estudios filosóficos y políticos, Madrid, Librería de Don Benito Perdiguero, 1877; La Constitución inglesa y la política del Continente, Madrid, Imprenta de Manuel Minuesa de los Ríos, 1878; La crisis económica y la reacción proteccionista en Europa, Madrid, La Universal, 1879; Ensayo sobre la historia del derecho de propiedad y su estado actual en Europa, 3 vols., Madrid, Imprenta de la Revista de Legislación y Jurisprudencia, 1879-1883; Resumen de un debate sobre el problema social, Madrid, Gras y Compañía, 1881; El régimen parlamentario en la práctica, Madrid, Imprenta de Manuel Minuesa de los Ríos, 1885; El concepto de Sociología (discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas), Madrid, 1891 (reimpr., en Revista Española de Investigaciones Sociológicas, n.º 56 [1991], págs. 245-273); Teoría y práctica de las represalias arancelarias, Madrid, Tipografía de Tomás Minuesa de los Ríos, 1892; Los latifundios, Madrid, 1905; El carácter científico de la historia (discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia), Madrid, Sucesores de Hernando, 1910.

 

Bibl.: A. Palacio Valdés, Los oradores del Ateneo. Semblanzas y perfiles críticos, Madrid, Casa Editorial de Medina, 1878, págs. 67-72; J. R. Torregrosa Peris, “El pensamiento político de Don Gumersindo de Azcárate”, en Revista de Estudios Políticos, n.os 135-136 (1964), págs. 121-134; R. Carande, “Azcárate en sus últimos años”, en Ínsula, n.º 253 (1967), (reprod. en Personas, libros y lugares, Valladolid, Ámbito, 1982, págs. 17-26); C. Robles, “Azcárate”, en Conceptos acerca de su personalidad y algunos de sus pensamientos, selecc. por ~, León, Gráfica Leonesa, 1931; A. Posada, “Azcárate”, en El régimen parlamentario en la práctica, Madrid, Sucesores de M. Minuesa de los Ríos, 1931; L. García de Valdeavellano, “Don Gumersindo de Azcárate historiador”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, t. CLXIV (1969), págs. 75-96; P. de Azcárate, Gumersindo de Azcárate. Estudio biográfico documental, Madrid, Tecnos, 1969; A. Marcos Oteruelo, El pensamiento de Gumersindo de Azcárate, León, Institución Fray Bernardino de Sahagún, 1981; C. Vattier Fuenzalida, Gumersindo de Azcárate y la renovación de la ciencia del Derecho en el siglo XIX, Madrid, Seminario Jerónimo González, 1998; G. Capellán de Miguel, Gumersindo de Azcárate. Biografía intelectual, Valladolid, Junta de Castilla y León, 2004.

 

Rafael Anes y Álvarez de Castrillón

Relación con otros personajes del DBE

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