Romerate, Jacinto. Orduña (Vizcaya), s. XVII – ?, 1689, post. Hombre de negocios y arrendador de Rentas Reales de Felipe IV y Carlos II.
Su antepasado Lucas Romerate obtuvo en 1609 la merced de la Escribanía de la Aduana de la villa de Orduña.
Arrendador de la Renta de Exportación de Lanas durante los períodos 1658-1667 y 1675-1682, en el primer caso cumplió su contrato hasta 1665 y en el segundo tan sólo durante los dos primeros años. Su primer período de gestión de la renta se interrumpió tras la oferta de mejora en el rendimiento que hizo el hombre de negocios portugués Simón de Fonseca Piña. En el segundo sus problemas de liquidez le obligaron a declararse en quiebra en 1677.
Vinculado y quizá agente de la casa genovesa de los Piquinoti, destacó por ser uno de los aspirantes a arrendatario de rentas de exportación que más alzó su voz contra las prácticas comerciales fraudulentas y el contrabando. Entre las condiciones capituladas en los arrendamientos de 1658 y 1675, destacaban cinco referentes al control que la lana debía seguir desde el lavadero hasta el puerto de salida, ya que era en ese proceso donde según su conocimiento, se podía detectar mayor grado de comercio ilegal.
Para atajarlo Romerate exigió poner administrador y ministro en todos los lavaderos del reino a fin de registrar toda la lana que entraba en sucio y salía en limpio con una marca del empleado y una escritura que le permitiera a su llegada a puerto pagar los derechos sin problemas. Pidió ampliar las zonas y puertos de pesaje de las lanas y pagar los derechos en los propios puertos a la salida del producto y no después como permitía la ley cuando existían buenos fiadores. Exigió registrar todos los años por el mes de septiembre ante uno de sus administradores el ganado que hubiera en los lugares cercanos a las zonas de aduana y embarque que se hallaban exentos.
Por último pidió acrecentar el número de guardas destacados en las aduanas para poder revisar todos los puertos marítimos y las lonjas en que estuvieran o se presumiera que había lanas, para comprobar si la cantidad registrada era menor que la que en realidad se iba a exportar.
Asimismo, y con el fin de atajar el contrabando, fue un defensor incondicional de la restitución del comercio al puerto de Santander frente al de Bilbao y así lo consigna Larruga en sus Memorias Políticas más de un siglo después. Debió de ser esta postura la que le condujo a pleitear con el concejo y diputados del señorío de Vizcaya en 1661.
A pesar de su aparente retirada de los negocios a fines de la década de 1670, Romerate vivía todavía en 1689 y se hallaba en Madrid, ya que es uno de los firmantes del testamento del dramaturgo Juan de Matos Fragoso redactado en ese año.
Bibl.: E. Larruga, Memorias políticas y económicas sobre los frutos, comercio, fábrica y minas de España, t. XXVIII, Madrid, 1793; C. Sanz Ayán, Los banqueros de Carlos II, Salamanca, Universidad de Valladolid-Junta de Castilla y León, 1989; Estado, Monarquía y Finanzas, Madrid, C.E.P.C., 2004.
Carmen Sanz Ayán
