Pomar, Pedro de. Uncastillo (Zaragoza), 11.V.1601 – ¿Madrid?, 1681. Hombre de negocios de Carlos II.
Hijo de Felipe de Pomar, vecino de Zaragoza y arrendador de la renta del General en el Reino de Aragón durante la década de 1650. Pedro se hizo cargo de los negocios de su padre en 1659 cuando la firma administraba la Tesorería de Millones y Cruzada del Reino de Valencia. Considerado infanzón del Reino de Aragón, fue insaculado en 1637 para diputado en las Cortes de Aragón. Llevó a cabo provisiones de plata y granos en asociación con Pedro de Aguerri convirtiéndose en 1664 en administrador de su casa al informar a la Hacienda Real que se consideraba el principal acreedor de ella. Permaneció en esta administración durante la década de 1660 y en la siguiente firmó asientos por su cuenta destinados en su mayor parte al abastecimiento del Ejército de Cataluña. En 1675 y 1676 recibió cantidades de plata considerables en la Casa de la Contratación como consignaciones de sus asientos y obtuvo además el oficio de secretario de honor del Rey (1675) y el de supernumerario en la Contaduría Mayor de Cuentas (1676). Los nombramientos no le impidieron seguir con sus negocios, pues obtuvo cédula real para proseguir en ellos. Por esas fechas era el principal abastecedor de carruajes y animales de tiro para las tropas destacadas en Cataluña. En 1678 obtuvo plaza de honor en el Consejo de Hacienda mientras el volumen de sus provisiones con destino a Flandes crecía en frecuencia y cantidad. En 1679 formó compañía con Pedro de Argemir para aprovisionar de pólvora al Ejército catalán, al tiempo que prosiguió con los asientos de dinero en Flandes bajo condiciones muy ventajosas para la Real Hacienda. Su liquidez procedía, en buena parte, del producto de los arrendamientos de alcabalas, cientos y millones de la ciudad de Andújar y su partido.
Casado en primeras nupcias con Tomasa Maynar natural de Madrid, su hijo Tomás de Pomar, obtuvo hábito en la Orden Militar de Santiago que se hizo efectivo en 1692, once años después de que su padre hubiera fallecido, aunque se consignaba que la merced se debía a los servicios que aquél había prestado. Tomás heredó el puesto de consejero de Hacienda y en 1705 Felipe V le otorgó el título de marqués de Miana y un puesto en el Consejo de IndiasPedro de Pomar casó en segundas nupcias con Manuela Carnicer Sanz de Villanueva, quien, una vez viuda, volvió a contraer matrimonio con Francisco Baus y Frías, secretario del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda desde, al menos, 1687. En 1699 se le concedió el título de condesa de la Torre de San Braulio.
Desde que Pedro murió en 1681, los negocios tradicionales de la casa fueron administrados por Diego Estadilla Pomar, sobrino de Pedro, hasta 1695. Para el año siguiente se sabe que como administrador de la misma se encontraba al frente Juan de Gálvez, percibiendo todavía cuantiosas cantidades de plata sobre la Casa de la Contratación (21.116 escudos de plata).
Bibl.: Real Cédula a la Casa de la Contratación, ordenándole haga pagar a Don Juan de Galvez, como administrador de la Casa de Don Pedro de Pomar, Madrid, 27de mayo de 1696; Consulta sobre media annata correspondiente al título de Conde en Aragón de que se había hecho merced a doña Manuela Carnicer Sanz de Villanueva, Madrid, 13 de febrero de 1699; J. A. Álvarez y Baena, Hijos ilustres de Madrid, Madrid, Benito Cano, 1789-1791; T. Guiard y Larrauri, Historia del Consulado y Casa de la Contratación y del Comercio de la villa de Bilbao, Bilbao, Librería de José de Austúi, 1913, 2 vols.; Colección de cédulas, cartas-patentes, provisiones, reales órdenes y otros documentos concernientes a las provincias Vascongadas, vol. IV, Madrid, Imprenta Real, 1830; C. Sanz Ayán, Los banqueros de Carlos II, Valladolid, Universidad-Secretariado de Publicaciones, 1988; “El clan financiero de los Pomar y el marquesado de Miana: servicio efectivo e imagen ideal (1659-1724)”, en A. Esteban Estríngana, Servir al rey en la Monarquía de los Austrias. Medios, fines y logros del servicio al soberano en los siglos xvi y xvii, Madrid, Sílex, 2012, págs. 261-279.
Carmen Sanz Ayán y Alejandro García Montón