Couder Sánchez, Juan Manuel. Valladolid, 23.X.1934 – Madrid. 18.V.1999. Tenista.
Se puede considerar a Juan Manuel Couder como la llave que abrió de par en par la puerta del éxito a la nueva generación del tenis español que salía a escena después del inmenso bache que supuso la Guerra Civil y los diez años de posguerra.
Detrás del vallisoletano surgieron, como de un manantial, los nombres brillantes de Andrés Gimeno, Manolo Santana, José Luis Arilla, Juan Gisbert, Manolo Orantes, etc. La aparición de Juan Manuel Couder en el tenis coincide prácticamente con la fecha de su nacimiento, e incluso durante su gestación.
Hijo de dos tenistas consumados con récords de asistencia, Federico Couder Grijuela —con treinta campeonatos de España disputados en treinta y ocho años de fiel dedicación—y Pilar Sánchez Huerta —dieciocho campeonatos en treinta y cuatro años, con un título, dobles, en su haber— era lógico que su primogénito siguiese los pasos de sus progenitores. El otro hermano, Fredy, también hizo pinitos con la raqueta pero era más aficionado a la buena música.
Desde niño, Juan Manuel Couder practicó el deporte familiar por excelencia, sin descontar una preparación física esmerada que tan buen resultado le daría dentro de la alta competición. Minucioso como pocos tenistas en sus entrenamientos y en aprendizaje de la técnica, puso especial énfasis en perfeccionar la concentración, en lo que llegó a ser un maestro.
Aplicó al tenis su inteligencia y eso lo convirtió en un estratega de los mejores del circuito mundial. A su forma física, a su concentración y a su perfecta estrategia, le debe muchos de sus éxitos.
El joven Couder alternó el tenis con los estudios.
Finalizó la carrera de ingeniero industrial cuando estaba entre los mejores del tenis y la ejerció durante muchos años. Pero su deporte favorito no sufrió menoscabo alguno, pues Juan Manuel Couder siempre le dedicó lo mejor de sí mismo. Hijo de padres jugadores y de hermano también jugador, amplió la familia tenística casándose con Charo Sendra, jugadora de primera categoría española, y con los hijos de ambos, Juan y Patricia, y nietos. Federico Couder Grijuela no podía comprender en 1933, cuando él y, la por entonces novia, Pilar debutaban en el Campeonato de España, que estaban a punto de fundar una saga tenística de prestigio.
Juan Manuel Couder fue ascendiendo paso a paso por la escalera del tenis español pero siempre con la vista puesta en una meta ambiciosa. En 1950, que fueron seguidos por 1951 y 1952, se apuntaba, a los dieciséis años de edad, victorias en las finales del torneo nacional de “juniors”, y ese mismo año disputaba en Oviedo el campeonato absoluto. Seguro de sus posibilidades, se atrevía con todo, aunque no siempre, como en este caso, con éxito. En esos años 1950 y 1951 también ganaba los dobles “juniors”. Desde entonces se lanzaba hacia el título nacional para “seniors” y ganaba el primero en 1955; el segundo, al año siguiente, y el tercero y el cuarto los dejó para 1965 y 1966. En esos diez años entre los dos primeros y los dos segundos, Gimeno y Santana, no dejaban paso a nadie. En la prueba de dobles sumaría otros cuatro y en mixtos, ninguno. En aquellos tiempos los grandes jugadores rechazaban esta prueba, quizás pensando que “los mixtos eran unos dobles con obstáculos”.
No pudo superar a su padre en número de campeonatos y años jugados, pero sí en resultados. Juan Manuel fue, de largo, la estrella de la familia. A sus ocho títulos de campeón de España hay que añadir que disputó ochenta y cinco partidos en individuales, de los que ganó sesenta y dos; sesenta y dos en dobles, con victoria en cuarenta y cinco, y veintiuno en mixtos con doce derrotas. En Copa Davis jugó treinta y un partidos, de ellos veinticinco en individuales, ganando catorce; en dobles disputó seis y venció en dos.
Estuvo en la final de Australia de 1965, pero no tuvo ocasión de jugar. Participó ocho veces en el Conde de Godó, donde jugó una final en 1963, perdiendo ante Emerson en cinco sets. En Roland Garros, seis veces, sin mucha fortuna. En Wimbledon, en una hierba que no iba a su tenis, cinco y sin aciertos.
Juan Manuel Couder tuvo siempre al tenis como un objetivo principal. Fue jugador, directivo, entrenador, organizador de torneos, constructor de pistas, creador de clubes de tenis (el Internacional de Majadahonda y el suyo propio) y también capitán de Copa Davis al final de la década de los setenta. En todas estas funciones predominó su seriedad, profesionalidad y entrega, aunque no siempre le acompañase el éxito.
Caballero en la pista y fuera de ella gozó siempre del reconocimiento del público a su labor, si bien como jugador su estilo, en apariencia un tanto conservador, no fue comprendido del todo por los aficionados. Sin embargo, sus resultados, lo mismo en individuales que en dobles, hablan a su favor. Ejemplo de deportistas, hombre que jamás se ha doblegado a imposiciones de cualquier género, En la pista jugaba con un gran toque, lo mismo de derecha que de revés. Era hábil en la volea, si bien en el servicio, aunque bien colocado, no tuvo un aliado perfecto. Para vencerle, fuese quien fuese, había que dejarse la piel en la pista. Fue Medalla al Mérito Deportivo.
Bibl.: M. Adrio, 125 años de Tenis en España, Madrid, Fund. Autisme Mas Casadevall, 2005, caps. 50-71.
Manuel Adrio Arrojo
