Centurión, Domingo. Marqués de Monesterio (III). Génova (Italia), c. 1606 – Madrid, c. 1663. Banquero, asentista del rey, caballero de Alcántara, comendador de la Batundera del Reino de Galicia, de Belvis y Navarra, miembro del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda.
Domingo Centurión era hijo de Adam Centurión y de Claretina Cattaneo. Su tío, Octavio Centurión, fue uno de los banqueros más importantes de Felipe III y Felipe IV. Domingo se convirtió también en su yerno al casarse con la única hija de Octavio, Clara Centurión y Doria. De su matrimonio tuvo dos hijos, Francisco y Ana María; ambos murieron jóvenes y antes que él. Por desgracia, su mujer también falleció al dar a luz a su hija.
Domingo llegó a Madrid siendo muy joven para trabajar junto a su tío Octavio, convirtiéndose con el tiempo en su más fiel colaborador y aliado. Ambos compartieron la misma red de agentes y correspondientes en España y Europa. Los hermanos de Domingo eran Cristóbal, Francisco María y Carlos. Este último fue uno de sus más estrechos colaboradores.
En noviembre de 1634, con apenas veintiséis años, se le concedió un hábito de caballero en la orden de Alcántara a instancias de Octavio. Unos años después, siguiendo los pasos de su tío, se convirtió también en miembro del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda. En 1642 acompañó al rey en su desplazamiento a Zaragoza como contador mayor del ejército, recibiendo mil ducados de ayuda de costa.
Además de ofrecer servicios financieros a muchos clientes particulares, trabajó para la Corona firmando asientos de dinero. Fue uno de los cuatro factores genoveses excluidos de la bancarrota de 1647, gracias a su compromiso de adelantar trescientos mil ducados.
En 1649 aparece como el banquero más importante de la Monarquía con una provisión de más de cuatrocientos mil ducados, que nadie superó.
Al morir en mayo de 1655 su hija Ana María, la nieta y única heredera de Octavio Centurión, heredó de ella el título de marqués de Monesterio. Ya desde 1653 se venía haciendo cargo de todos los bienes y negocios que Octavio había dejado pendientes tras su muerte. Con el fallecimiento de su hija, toda esa fortuna pasó a engrosar el mayorazgo que Domingo fundó en 1650. Desde esa fecha, pero especialmente al desaparecer Ana María, Domingo fue retirándose de la negociación crediticia con la Corona. En el momento de morir su hija, incapaz incluso de asistir a su entierro, su amistad con Juan García Dávila Muñoz, caballero de Santiago y miembro del Consejo de Hacienda, le fue de gran consuelo.
Domingo falleció en torno a 1663. Ansaldo Imperial, primero, y después Manuel Zorrilla de Velasco, fueron los encargados de administrar sus bienes. Al morir sin descendencia, el título nobiliario pasó a su hermano Cristóbal. En 1672 se inició un pleito de acreedores que casi arruinó por completo el patrimonio de esta familia.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Consejos, leg. 52668, FC_Hacienda, lib. 7886, Órdenes Militares, Alcántara, exp. 338. Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Madrid, Protocolos; 5397, 5516, 8675, 8852.
A. Domínguez Ortiz, Política y Hacienda de Felipe IV, Madrid, 1960, pág. 107; C. Sanz Ayán, Los banqueros de Carlos II, Valladolid, Universidad, 1988, págs. 181-182; F. Ruiz Martín, Las Finanzas de la Monarquía Hispánica, Madrid, Real Academia de la Historia, 1990; C. Álvarez Nogal, Los banqueros de Felipe IV y los metales preciosos americanos (1621- 1665), Madrid, Banco de España, Servicio de Estudios, 1997, pág. 134; I. Pulido Bueno, La familia genovesa Centurión al servicio de España 1380-1680, Huelva, 2004, pág. 278; C. Álvarez Nogal, “Las compañías bancarias genovesas en Madrid a comienzos del siglo xvii”, y C. Sanz Ayán, “Presencia y fortuna de los hombres de negocios genoveses durante la crisis hispana de 1640”, en Hispania LXV/1, n.º 219 (2005), págs. 67-90 y 113, respect.
Carlos Álvarez Nogal