Muñiz, Francisco Javier. San Isidro (Argentina), 21.XII.1795 – Buenos Aires (Argentina), 8.IV.1871. Médico, naturalista, militar.
Sus padres fueron Alberto José Muñiz y Bernardina Frutos.
En 1807, con doce años, ingresó como cadete voluntario en el Cuerpo de Andaluces. Participó en las heroicas jornadas de las Invasiones Inglesas a la plaza porteña acompañando la acción de los Corrales de Miserere, en cuyo campo fue herido de proyectil en una pierna. En 1810 se adhirió a la causa revolucionaria de mayo y apoyó las ideas de Mariano Moreno.
Continuó con sus estudios en el Colegio Carolino afianzándose su vocación por las ciencias exactas y naturales y su interés cultural por las letras, el latín y la filosofía. En 1821 se graduó de médico en el Instituto Médico-Militar. Rechazó algunos nombramientos y designaciones, en el área profesional, debido a su estado de salud. En 1825 fue nombrado, por el general Soler, médico cirujano del cantón de Chascomús.
Acompañó las acciones comandadas por Juan Lavalle y ejerció su labor en Sauce Grande y Toldos Viejos.
Integró, en Chascomús, la Sociedad de los Amantes de la Ilustración dedicada a las investigaciones paleontológicas en la laguna de la localidad. El mundo le debe el hallazgo de los restos del Daypus Giganteus, tatú fósil o gran armadillo, y también reconoció los restos de un gliptodonte.
En 1826, ya en Buenos Aires, Bernardino Rivadavia lo designó médico cirujano. Durante la guerra contra el Imperio del Brasil estuvo al frente de la comitiva médico-sanitaria junto con el doctor Francisco de Paula Rivero. Durante la presidencia de Rivadavia se creó la Escuela de Medicina, por proyecto de Muñiz funcionó la Cátedra de Partos, Enfermedades de la Mujer y Medicina Legal. Pero abandonó esta designación de julio de 1827 para proseguir con sus investigaciones paleontológicas y su vocación de naturalista.
Se casó, en 1828, con Ramona Bastarte.
Afincado en Villa de Luján, el gobernador Manuel Dorrego lo nombró médico de policía y encargado de la administración vacuna de esa localidad, tareas que cumplió durante veinte años. Allí fue propietario de la única farmacia existente en la zona. El 22 de marzo de 1830 el gobernador Juan Manuel de Rosas lo nombró cirujano en campaña del Regimiento n.º 2 de Milicias de Caballería. En estos parajes inició los estudios de Paleontología argentina que Florentino Ameghino profundizaría con el tiempo. El resultado de sus excavaciones arqueológicas fue enviado en 1841 por Rosas a París y Londres para su revisión.
En 1844 realizó su descubrimiento más relevante: el tigre fósil. También halló los restos del caballo fósil.
En 1845 descubrió los restos de un árbol fósil, siendo el precursor de la paleobotánica. Gozó de la amistad del prestigioso científico Charles Darwin. Colaboró con La Gaceta Mercantil escribiendo artículos y estudios sobre el ñandú o avestruz americano. En 1847 concluyó sus Apuntes topográficos del territorio y adyacencias del Departamento del Centro de la Provincia de Buenos Aires en el que volcó una teoría de su autoría sobre la formación pampeana.
Se doctoró con honores, en 1844, al defender su tesis de Medicina. En marzo de 1844 editó en La Gaceta Mercantil su trabajo sobre la Descripción y curación de la fiebre escarlatina, precursor de la literatura referida a la medicina infantil en su país. Por su reputación profesional fue nombrado socio de las Academias de Medicina y Cirugía de Zaragoza y Barcelona en 1845 y 1846.
El 12 de abril de 1849 recibió de manos de Rosas la designación de conjuez del Tribunal de Medicina, también se revalidó el nombramiento de su antigua Cátedra de Partos, Enfermedades de la Mujer y Medicina Legal.
Hacia 1851 participó, activamente, de la interna política nacional al defender públicamente a Rosas frente al Pronunciamiento del general Justo José de Urquiza. Auxilió a los heridos de la batalla de Caseros.
Tras la caída de Rosas fue elegido diputado y senador provincial. El 23 de octubre de 1859 prestó sus servicios en la batalla de Cepeda, en donde resultó herido. Dirigió la Facultad de Medicina (desempeñándose en el cargo que hoy ocupa el decano) y fue nombrado cirujano principal del Ejército de Operaciones. En 1860 el general Bartolomé Mitre lo ascendió con el grado de coronel y marchó en misión sanitaria a la guerra contra el Paraguay, en la que participó en las acciones de Yatay y Uruguayana hasta octubre de 1868. En 1869 solicitó la baja del Ejército por su precaria salud.
Hacia 1871 y por causa de la epidemia de la fiebre amarilla que azotaba a Buenos Aires, se afincó en una quinta de Morón en la provincia de Buenos Aires. A pesar de su edad avanzada y de su resquebrajada salud, regresó a la ciudad para cuidar y curar a las víctimas atacadas por el mal, pero falleció ante el contagio en abril de 1871.
Sus restos descansan en un mausoleo del cementerio de La Recoleta desde el año 1900. Una calle y un hospital de la ciudad de Buenos Aires honran su trayectoria y memoria al llevar su nombre.
Bibl.: J. R. Yaben, Biografías Argentinas y Sudamericanas, Buenos Aires, Editorial Metrópolis, 1938; A. Palcos, Nuestra ciencia y Francisco Javier Muñiz. El sabio. El héroe, Buenos Aires, Universidad Nacional de La Plata, 1943; R. Piccirilli, Diccionario histórico argentino, Buenos Aires, Ediciones Históricas Argentinas, 1954; J. L. Molinari, “Sarmiento, primer biógrafo de Francisco Javier Muñiz”, en Historia, 23 (1961), págs. 89-95; A. Palcos, “El primer sabio que produce la Argentina. Reseña de la vida y de la obra del doctor Francisco Javier Muñiz”, en Boletín de la Academia Nacional de la Historia, XXXV (1964), págs. 61-83; J. M. Gentile, “Francisco Javier Muñiz, el primer naturalista argentino”, en Boletín de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba, 48 (1970), págs. 181- 189; V. Cutolo, Nuevo diccionario biográfico argentino, Buenos Aires, Editorial Elche, 1978; Buenos Aires: Historia de las calles y sus nombres, Buenos Aires, Editorial Elche, 1994.
Gabriela Fernanda Canavese