Ocón y Rivas, Eduardo. Benamocarra (Málaga), 12.I.1833 – Málaga, 28.II.1901. Organista, compositor, fundador y director del Conservatorio de Málaga.
Eduardo Ocón fue una de las figuras más relevantes en la música española del siglo XIX y uno de los principales promotores del nacionalismo musical en nuestro país. Durante años se dedicó a recopilar melodías populares, posteriormente agrupadas en Cantos españoles. Colección de Aires Nacionales y Populares (1874), manual muy consultado por Bretón, Falla, Vives o Pedrell y publicado por Breitkopf y Härtel en 1874. Fue ésta, sin duda, una de sus más valiosas aportaciones al nacionalismo posterior.
El malagueño Eduardo Ocón se inició en la música como seise de la Catedral de esta ciudad, donde ingresó con siete años. Allí permaneció hasta 1848. Con el maestro Murguía, organista de la Catedral, aprendió las primeras nociones de Solfeo y Órgano. Niño prodigio, como constatan algunas fuentes, llegó a componer a la edad de trece años un Miserere, hoy desaparecido y que fue interpretado durante décadas en la Semana Santa. Prácticamente toda su vida transcurrió vinculada a la Catedral malagueña. Además de vivir desde 1893 en su torre, fue ministro de coro, organista, campanero mayor y archivero e investigador de sus fondos musicales. Esta relación sólo se interrumpió con sus viajes por Europa en la década de 1860-1870, un período de licencia vital tanto para su trayectoria personal como profesional. En Bruselas, conoció al famoso musicógrafo y compositor, F. J. Fétis, director por aquel entonces del Conservatorio de Música de Bruselas. En Alemania, impresionado por su paisaje y obras de arte, compuso Rheinfahrt. Estudio Fantástico, una de sus páginas más notorias.
Pero fue París la ciudad que más le marcó profesionalmente. Allí residió desde 1867 hasta 1870, y allí compuso obras tan significativas como Recuerdos de Andalucía. Bolero de Concierto, En la playa. Barcarola, Estudio-Capricho. Para la mano izquierda y su Gran Vals Brillante. Todas ellas para piano.
En 1879, fue nombrado académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y el 25 de febrero de 1878, Alfonso XII —a quien Ocón dedicó una cantata, estrenada en el Teatro Real en 1858— le otorgó la Encomienda de Isabel la Católica. Director de la Sociedad Filarmónica de Málaga y creador y director del Conservatorio malagueño, Eduardo Ocón fue además socio honorario de la Sociedad de Conciertos de Madrid, entidad con la que mantuvo estrecha relación y con la que colaboró en varias ocasiones. El músico malagueño fue además profesor de Armonía y Composición de Amadeo Vives y amigo de Granados, Gounod, Saint-Saëns, Malats, Chapí, Arrieta o Isaac Albéniz.
Murió en Málaga el 28 de febrero de 1901, víctima de una pulmonía. En nota necrológica, Rafael Mitjana escribió: “Eduardo Ocón ha muerto como vivió. Como un santo, y a su tumba le acompañan como homenaje póstumo y sincero, las lágrimas de sus discípulos que son muchos, y las lágrimas de sus amigos que son más”.
Eduardo Ocón fue un autor prolífico y compuso buen número de obras vocales, religiosas en su mayoría: siete misas, salves, responsorios, motetes, letanías e himnos. En todo este corpus cabe destacar una Cantata para el Natalicio de Alfonso XII y su famoso Miserere, a cuatro voces, solistas, coro y orquesta. Creador de una zarzuela, El Grito Español (1859), sobre textos de Ramón Franquelo, entre su obra sinfónica cabe destacar una Sinfonía, de la que sólo se conserva el “Andante”, y las dos orquestaciones realizadas por él mismo de Recuerdos de Andalucía y de la Rapsodia Andaluza, escritas originalmente para piano. Casado con la pianista alemana Ida Borchardt, su producción para piano constituye sin duda alguna, una magnífica y valiosa aportación al panorama pianístico de la época, que fueron difundidas en España, Europa e incluso en los Estados Unidos: Rapsodia andaluza y Recuerdos de Andalucía, originalmente para piano, son obras de marcado sabor autóctono, un homenaje a los cantos y bailes de su tierra. Las dos gozaron de enorme prestigio y ambas fueron adaptadas por su autor para distintas formaciones instrumentales. La obra Estudio-Capricho para la mano izquierda, op. 10, fue compuesto al parecer para una alumna del maestro que se dañó la mano derecha tras un accidente. El Estudio Rheinfahrt. Estudio Fantástico, es una pieza de corte virtuosístico que pretende aprovechar al máximo las posibilidades del instrumento. Muy en la línea de otros estudios del momento, fue obra ampliamente difundida e interpretada en escenarios de todo el mundo. El Gran Vals Brillante es una obra de salón y una de sus primeras obras publicadas en España. Meditación es una página breve publicada en la revista Álbum Artístico (Málaga, 1896). En la Playa. Barcarola fue insertada en La Música Ilustrada el 10 de septiembre de 1899. Escrita en compás de 6/8, se adscribe a una forma musical propiamente romántica, como fue la barcarola. Amor inmortal. Capricho para piano, es una pieza escrita en compás de 3/4 y en la tonalidad de Re bemol mayor. De corte melódico y factura intimista, la partitura está dedicada a su amigo Guillermo Karsten.
Obras de ~: El Grito Español (zarzuela), 1859; Misa de Canto Llano, 1864; Misa de la Dedicación, 1865; Salve en Do menor, 1877; Salve en Fa Mayor, 1885; Motete a la resurrección, 1885; Himno al Corazón de Jesús, 1888; En la Playa. Barcarola, 1899; Rapsodia Andaluza, op. 9; Recuerdos de Andalucía. Bolero de Concierto, op. 8; Estudio-Capricho para la mano izquierda, op. 10; Estudio Rheinfahrt. Estudio Fantástico; Gran Vals Brillante; Meditación; Amor inmortal. Capricho para piano; Cantata para el Natalicio de Alfonso XII; Miserere; Misa en La menor; Misa en Re mayor; Misa en Mi bemol; Gran Misa; Ave María op. 11; Letanía op. 12; Letanía, op. 14; Salve Regina op. 15.
Escritos: Cantos españoles. Colección de Aires Nacionales y Populares, Málaga, 1874.
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Ana Benavides