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Eduardo Flaquer Vázquez

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Biografía

Flaquer Vázquez, Eduardo. Barcelona, 4.IX.1894 – Zumaya (Guipúzcoa), 18.VIII.1951. Tenista.

Tercero en la Orden de Méritos de los “cuatro mosqueteros” del tenis español en las décadas diez y veinte del siglo xx.

Flaquer se inició en el tenis en su Barcelona natal, en una pista, propiedad de unos amigos, en la Bonanova que, no muy bien cuidada, estaba en cuesta, lo que favorecía a quien jugase en la parte superior. Ahí dio sus primeros golpes a la pelota antes de adentrarse en competiciones regionales, nacionales, europeas y mundiales. En todas ellas destacaba como un fino estilista.

El tenis de Eduardo Flaquer era cadencioso, con los mejores golpes en el revés y la dejada, que podía ejecutarla imitando el smash tras botar la bola.

En la volea era eficaz. Lo menos bueno era el golpe de derecha, debido a una lesión de muñeca sufrida en su juventud. Esta deficiencia le causó serios problemas cuando los partidos se alargaban demasiado. En todo caso, su técnica y práctica eran perfectas con la raqueta, y llevaba a toda su personalidad idéntico comportamiento en su vida fuera del deporte. Era minucioso y preciso hasta el mínimo detalle. Ya mediada la década de 1920, cuando se retiró el conde de Gomar y ausente Manolo Alonso, se quedó como soberano indiscutible del tenis español.

Aunque siempre por debajo de los grandes campeones, se situó entre los mejores tenistas de su época.

Participó en Wimbledon en 1922, 1923 y 1926. En 1923 llegó, formando pareja con el conde de Gomar, a la final de dobles después de vencer en semifinales a Lacoste y Borotra. En individuales cayó en primera ronda ese mismo año, pero al siguiente alcanzó octavos de final. En 1926 perdió en tercera ronda. En su paso por Roland Garros llegó a cuartos de final en 1925, una tercera ronda en 1926 y una primera en 1927. En Copa Davis defendió a España en veintinueve partidos, entre 1922 y 1928, con nueve victorias en diecinueve individuales y cinco triunfos de diez partidos disputados en dobles. Estuvo en las dos olimpiadas que se organizaron en su tiempo, 1920 y 1924, Bélgica y París, con once partidos jugados, dos victorias de cuatro individuales, tres de cinco dobles y una de dos mixtos.

El Campeonato de España lo disputó catorce veces, entre 1914 y 1933, rematando su trayectoria con once títulos, tres en individuales, cinco en dobles y tres en mixtos. Ganó treinta y tres de cuarenta y dos partidos en individuales, veintiuno de veinticinco en dobles y catorce de diecisiete en mixtos.

Buen orador, ameno y profundo, a la vez que enamorado del cine, donde recaló profesionalmente tras la Guerra Civil, inició una serie de conferencias por diferentes localidades en las que ilustraba sus palabras con filmaciones realizadas por él mismo, con las que ayudaba a entender perfectamente sus explicaciones.

De esta manera cumplía con su deseo de extender la práctica del tenis entre los aficionados. Desgraciadamente sólo se conservan unos metros de cinta, al parecer unos ocho segundos.

Su afán por la enseñanza llevaría a Eduardo Flaquer a dedicarse profesionalmente al tenis en 1933, aunque tres años más tarde la Federación lo recalificó como aficionado, y a ejercer como periodista en publicaciones deportivas en las que dejó artículos magistrales e informaciones memorables que hoy resultan inapreciables para reconstruir el tenis español. Y tanto en la pista como fuera de ella, como tenista o como escritor —era colaborador de La Codorniz—, siempre se expresó con mesura, con caballerosidad y con humor, sano humor. Al morir dejó a sus herederos sus trofeos y unos álbumes de fotografías en los que los textos escritos tienen tanto valor o más que el contenido gráfico, por la gracia fina que destilan los comentarios de Eduardo Flaquer. Su simpatía, elegancia y cordialidad le granjearon una buena acogida por parte de las damas, entre las que tuvo relaciones íntimas que fueron muy comentadas. Su amistad con la gran estrella francesa Susanne Lenglen hizo historia en las páginas de la prensa del corazón.

Después de la Guerra Civil, Eduardo Flaquer se alejó del tenis y emprendió una nueva vida laboral.

Casado con una sobrina del ex ministro Antonio Goicoechea, Ángeles Esteban Giocoechea, tuvo dos hijos que no siguieron su afición por el tenis. En el mundo del cine, su otra vocación, encontró su sitio, llegando a director general de Filmófono. Pasaba sus vacaciones veraniegas en Cestona, y en agosto de 1951 acudió a la playa de Zumaya a bañarse con su hijo Alfonso; viendo a éste en peligro se lanzó al agua para salvarle, cosa que consiguió, pero él no pudo regresar con vida a tierra.

Eduardo Flaquer ha pasado a la historia como el tenista que más profundamente se comprometió con el tenis español. Lo fue todo en el tenis, salvo capitán de Copa Davis: directivo, entrenador, conferenciante, articulista, etc., y, por supuesto, jugador de un tenis elegante y el primer tenista nacional que se incorporó a las filas del profesionalismo deportivo.

 

Bibl.: M. Adrio, 125 años de Tenis en España, Madrid, Manuel Adrio Arrojo, 2005, capítulos 15-34.

 

Manuel Adrio Arrojo

 

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