Mayorini, Juan Francisco. Génova (Italia), p. m. s. XVI – ?, 1592 post. Criado de Antonio Pérez.
Pocas son las noticias que se conservan sobre el genovés Juan Francisco Mayorini (o Mayorín, según algunas fuentes), y todas relacionadas con su condición de servidor del exsecretario Antonio Pérez. Según Gregorio Marañón, “era este pintoresco truchimán uno de aquellos condottieri del crimen que entonces se alquilaban para cuanto fuere menester”, y Pérez le contrató cuando andaba preparando su huida de Castilla. De hecho, junto con Gil de Mesa, fue parte principal en su fuga en abril de 1590, a cuyo éxito contribuyó, según escribió el mismo Pérez, saliendo tras los fugitivos por la posta, “porque cansase segunda vez los caballos y no hallasen los perseguidores que habían de partir tras él en qué correr, como sucedió”. Una vez en Aragón, Mayorini fue procesado por la justicia real y, al igual que su patrón, se acogió al proceso de Manifestación, por lo que compartió prisión con él en la zaragozana “cárcel nueva” o Cárcel de Manifestados, sujeta a la jurisdicción del justicia de Aragón.
Procesado por hereje por querer pasarse a Francia con Antonio Pérez, Mayorini fue, junto con éste, el principal beneficiado de los motines contra el Santo Oficio que estallaron en Zaragoza el 24 de mayo y el 24 de septiembre de 1591. De hecho, tras el segundo de ellos ambos fueron sacados de la cárcel y el genovés fue llevado por sus libertadores al Convento de San Francisco, tras lo cual intentó, sin éxito, pasar a Francia con el ex secretario. Tras permanecer en Zaragoza hasta el 10 de noviembre, acompañó a éste en su huida definitiva al Bearne y permaneció junto a él en Pau, hasta que el espía Sebastián de Arbizu le tentó para que acabase con su vida. Según Marañón, Mayorini dudó, pero finalmente denunció el caso a su patrón, que consiguió que la princesa de Bearne, Catalina de Borbón, desterrase de Pau al instigador.
Investigaciones más recientes abonan la hipótesis de que fue el mismo Pérez quien se sirvió del genovés como “agente provocador” para desenmascarar a Arbizu y acabar con su vida. A duras penas el espía consiguió librarse de la celada y pedir ayuda al procurador general de la princesa, que ordenó la captura de Mayorini, sobre cuya suerte ulterior a este episodio no quedan noticias.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Estado, lib. 35, fols. 83-92.
G. Marañón, Antonio Pérez (El hombre, el drama, la época), t. i, Madrid, Espasa Calpe, 1948 (2.ª ed.), págs. 471, 513 682- 685 y 867-870 [reed., Madrid, Espasa Calpe, 1998 (1 vol.)]; A. Pérez, Relaciones y Cartas. Introducción, notas y edición de Alfredo Alvar Ezquerra, vol. i, Madrid, Turner, 1986, pág. 146; C. J. Carnicer García y J. Marcos Rivas, Sebastián de Arbizu: Espía de Felipe II. La diplomacia secreta española y la intervención en Francia, Madrid, Nerea, 1998, págs. 94, 115, 128 y 131-135.
Jesús Gascón Pérez
