España y Puerta, José. Soto en Cameros (La Rioja), 4.II.1819 – Madrid, 10.VIII.1889. Abogado, diplomático, consejero de Estado y senador.
Hijo de padres acomodados, bien vistos en su tierra por su honradez y altas dosis de filantropía, José fue encauzado desde pequeño a seguir una carrera literaria. Hechos pues, los primeros estudios con este objeto en el seminario conciliar de Tudela, pasó después a Zaragoza a estudiar jurisprudencia, en cuya universidad obtuvo la licenciatura. Tras finalizar sus estudios, se trasladó a Madrid, y después de permanecer un tiempo allí, regresó a Logroño, estableciéndose definitivamente. Allí abrió su bufete de abogado y ejerció su profesión en pro de los necesitados y sin retribución alguna.
Se afilió desde muy joven al Partido Progresista y siempre le apoyó con eficacia. En 1851, para ampliar conocimientos, fue a París a estudiar ciencias morales y políticas, a pesar de lo cual contribuyó a realizar la Revolución de 1854, bien con donativos y ayudas de todo tipo a los emigrados, bien realizando trabajos preparatorios.
Siendo Salustiano Olózaga embajador de España en París, fue nombrado secretario de dicha embajada desde 1854 hasta 1856, cuando ascendió al poder la Unión Liberal. Al regresar a Madrid, ingresó en la redacción de Las Novedades. Desde sus columnas sostuvo con la mayor energía los principios liberales más avanzados del progresismo.
A finales de 1859 se produjo la Guerra de África y José España, movido por su espíritu patriótico, se olvidó de su antagonismo político con el general O’Donnell, jefe de la Unión Liberal, al que apoyó en sus acciones como jefe de nuestro Ejército.
Las Novedades le envió de corresponsal a la guerra desarrollada en Italia desde 1860, donde Garibaldi encabezaba la lucha contra la opresión de Francisco II. Al acabar ésta, regresó a Madrid, continuando en el periódico hasta 1861 volviendo de nuevo a Italia como apoderado y representante de la empresa ferroviaria que en aquel país tenía a su cargo José de Salamanca. Se mantuvo durante cuatro años al frente de esta empresa. Las revueltas políticas en España le obligaron a seguir en Italia hasta que, tras la revolución de septiembre, regresó a cooperar en el afianzamiento de la libertad.
Diputado por Albacete en las constituyentes de 1869 y para la Asamblea Nacional republicana en febrero de 1873. Tomó posesión del cargo de consejero de Estado el 1 de marzo de 1871. Fue senador por Albacete entre 1871 y 1873. Tras ocho años de abandono de la vida política, reapareció como senador por Pontevedra (1881-1882 y 1882-1883). Le nombraron, por real decreto, senador vitalicio el 18 de diciembre de 1883, cargo que desempeñó hasta el período 1887-1888 inclusive.
Obtuvo condecoraciones en atención a sus méritos y servicios, como la italiana de San Mauricio, la encomienda de Carlos III y la Gran Cruz de Isabel la Católica.
El general Fernando Fernández de Córdova hace alusión en Mis memorias íntimas a su amigo José España, a quien conoció en 1855, refiriéndose al momento en que José de Salamanca nombró a España su representante en Turín, afirmando que “a sus grandes condiciones personales de integridad y de talento, reunía entonces la circunstancia de ser amigo íntimo del Conde de Cavour [...]. España, en 1861, había brillado ya en la diplomacia y en la prensa por una vasta ilustración y por una perspicacia y agudeza de ingenio, muchas veces alabadas por su maestro y amigo Olózaga, y habría alcanzado luego los primeros puestos del país, a no haber militado toda su vida en el partido progresista, circunstancia que le separó del Parlamento y de las regiones oficiales, y a no haber tropezado yo muchos años después con dificultades políticas enteramente insuperables, que me impidieron proponerle, en cierta ocasión, para desempeñar la cartera de Ultramar, como lo tenía resuelto y acordado”.
No olvidándose de su villa natal instituyó en su beneficio y el de sus paisanos, una fundación cuyos fondos se invertían en el pago de médico, botica y practicante, en becas para pobres y en jornales para mantenimiento de calles y caminos.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Diocesano de Logroño, libro 7.º de bautizados de Soto en Cameros, fol. 317; Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Personal, sig. P87, exp. 04280; Archivo Histórico del Senado, exps. personales, HIS-0153-01; Informaciones aportadas por José Luis Ollero Vallés. Diputados, Los Diputados pintados por sus hechos. Colección de estudios biográficos sobre los elegidos por el sufragio universal en las constituyentes de 1869, Madrid, R. Labajos y Compañía Editores, 1870; M. Sánchez Ortiz, Las primeras cámaras de la regencia: datos electorales, estadísticos y biográficos, Madrid, Imprenta de Enrique Rubiños, 1886; F. Fernández de Córdova, Mis memorias íntimas, t. III, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1889, págs. 437 y 438; J. Gil García, Descripción Geográfica-Histórica de La Rioja y Glorias Riojanas, seguida de un vocabulario alfabético de riojanos ilustres, por el presbítero Don José Gil García (copia autorizada para la particular Biblioteca-Archivo de Historia de La Rioja, del presbítero don Pedro González y González, C. de la Real Academia de la Historia, Cronista oficial de la provincia de Logroño), Logroño, 1944, pág. 166; E. Mazón Verdejo (coord.), Riojanos en Madrid: 601 biografías, Madrid, Centro Riojano de Madrid, 2001, pág. 145; R. Calvo y C. R edondo, Hijos Ilustres del Camero Viejo, Logroño, Asociación para la Recuperación Cultural y del Entorno de Soto en Cameros (ARCES), 2005, págs. 108 y 109.
Roberto Calvo Torre