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Fernando de Monroy

Biografía

Monroy, Fernando de. El Gigante. Señor de Belvís. ?, p. s. XV – c. 1497. Noble.

Su vida estuvo mediatizada por dos conflictos que tuvieron más que ver con las ambiciones personales de la nobleza que con verdaderas implicaciones políticas, aunque unas y otras estuvieran íntimamente relacionadas en la Extremadura de finales del siglo XV.

La primera de las disputas le enfrentó a su primo y homónimo Fernando de Monroy el Bezudo, y la causa hay que buscarla en el desacuerdo por el reparto de la enorme herencia de sus abuelos, Fernán Rodríguez e Isabel de Almaraz. Los bienes de éstos fueron objeto de división entre dos hermanos, Alfonso y Rodrigo, ya que un tercero, de nombre Álvaro, renunció a la herencia por ser arcediano de la Catedral de Guadalajara y deán de la de Plasencia, y el cuarto, Diego, falleció en 1435 en la villa de Ubrique, víctima de un enfrentamiento con los musulmanes. Hecho el reparto, Alfonso, casado ya con Juana de Sotomayor, heredó los señoríos de Belvís, Almaraz y Deleitosa, que habían pertenecido a su madre, mientras que Rodrigo recibía el señorío paterno de Monroy.

El reparto, por diversas cuestiones, no convenció a los hermanos, principalmente a Rodrigo, lo que provocó una encarnizada lucha que habría de alcanzar a los descendientes de ambos, Alonso y Fernando de Monroy, hijos de Alfonso, contra Fernando de Monroy el Bezudo, que lo era de Rodrigo. La animosidad, primero entre los hermanos y después entre primos, se tradujo en numerosos altercados, destacando el intento en 1452 del señor de Belvís, Fernando de Monroy, de apoderarse del castillo y villa de Monroy, lo que hizo realidad, al año siguiente, en febrero de 1453, gracias a la ayuda de su tío materno, el maestre de la Orden de Alcántara, Gutierre de Sotomayor.

Durante la Navidad del año siguiente, el Bezudo, que había estado prisionero en el castillo de Gahete, devolvió la moneda y se hizo con el castillo de Belvís, al que rápidamente pusieron cerco Fernando de Monroy y su hermano, Alonso, a la sazón clavero de la Orden de Alcántara. Poco tiempo después, en el mismo año de 1454, el Bezudo, después de siete meses, abandonó Belvís, para tomar su castillo de Monroy, por lo que ambos primos ocuparon sus respectivos señoríos. Esto no supuso la concordia entre ellos ya que siguieron enfrentados incluso durante la lucha por el maestrazgo de Alcántara entre el clavero Alonso de Monroy y el maestre Gómez de Cáceres y Solís, el segundo de los conflictos en que se vio involucrado Fernando de Monroy. La contienda interna de la Orden se desarrolló casi al mismo tiempo que el conflicto que enfrentaba a Enrique IV con parte de la nobleza, y si bien ambas cuestiones parecen, en principio, independientes, en realidad se alimentaron una a la otra y tuvieron los mismos protagonistas. En las dos participó Fernando de Monroy con una actitud que no difiere mucho de la de los demás nobles, la de defender sus propios intereses personales, lo que hace difícil explicar el cambio de sus fidelidades y su propia “filiación política”.

El inicio de la “guerra civil” alcantarina tuvo lugar en 1464, y ya al año siguiente, el clavero Alonso de Monroy tuvo un importante éxito con la conquista de Coria, en la que contó con las milicias de su hermano y teniendo enfrente a su primo el Bezudo, que en ese momento apoyaba al maestre Gómez de Cáceres y Solís. Después de un obligado paréntesis en 1467, los enfrentamientos entre clavero y maestre se volvieron a reanudar en 1470, cuando ambos contendientes entablaron una batalla por el dominio de la villa de Alcántara, centro político y administrativo de la Orden. En esta ocasión, Alonso de Monroy contó con la ayuda de su hermano y también de su primo, que aportaba una tropa de treinta caballeros, la mayor parte perteneciente a la casa nobiliaria de los Stúñiga, los condes de Plasencia. La confrontación terminó con la famosa batalla del Cerro de las Vigas acaecida el 6 de febrero de 1470 y que supuso éxito total para Alonso de Monroy, aunque no la conquista de la villa, que tendría lugar meses después, a comienzos de 1472. Durante ese período de tiempo, las alianzas se convirtieron en desavenencias entre el clavero y Leonor Pimentel, condesa de Plasencia y madre de Juan de Stúñiga, que también aspiraba al maestrazgo de la Orden. Después de numerosos altercados, se llegó a una especie de avenencia que consistía en que, cuando se conquistara Alcántara, la villa le fuera entregada a Fernando de Monroy por ser “hombre de confiaza de ambas partes”, aunque según la crónica de Maldonado, Alonso de Monroy dudaba de la imparcialidad de su hermano. Solamente ocho días más tarde, y haciendo uso de una de las cláusulas del acuerdo que le permitía entrar en la villa cuando quisiera, Alonso de Monroy expulsó a su hermano que “salió herido en una mano”.

La reacción de los condes de Plasencia fue el ataque a las tierras de Fernando de Monroy, porque pensaban que había roto el acuerdo para ponerse del lado de su hermano. En 1474, la alianza entre Fernando de Monroy y los condes de Plasencia se recompuso, al necesitar estos últimos la colaboración del señor de Belvís. El objetivo no era otro que la conquista de Alcántara, que seguía en poder de los seguidores de su hermano, el ya maestre Alonso de Monroy. Se firmó un pacto que, entre otras cosas, obligaba al señor de Belvís, además de a la toma de Alcántara y a otras actividades militares, a no prestar apoyo a su hermano si éste quedaba libre (el maestre había sido hecho prisionero por los seguidores del difunto maestre Gómez de Cáceres y Solís, en concreto por el sobrino de éste, Francisco de Solís). A cambio, recibía importantes bienes y propiedades con los que formaba, en mayo de 1474 y después de obtener la licencia real de Enrique IV, un mayorazgo, a favor de su hijo Alfonso y de su nieto Francisco, que comprendía Belvís, Almaraz, Deleitosa, dehesas de la Huerta, el Bote, Rinconcillo, Buleda, Las Casas y Milanes, Casarejos, el Campillo, Valdecañas, la Mesa, Fresnedoso y los Campillos, al que se uniría Robledillo en 1495.

Conquistada Alcántara por capitulación, Fernando de Monroy se dirigió a la sierra de Gata, cuyos lugares, villas y castillos eran especialmente partidarios de Alonso de Monroy. La puesta en libertad de éste, al año siguiente, significó un nuevo enfrentamiento con Fernando de Monroy que, en enero de 1475, se reunía con algunos miembros de la Orden para jurar obediencia a Juan de Stúñiga como maestre de la Orden y al duque de Arévalo, como administrador. El antiguo clavero entró en las tierras de Belvís y conquistó el lugar Deleitosa que, en 1477, aún seguía siendo objeto de litigio entre los dos hermanos, pese al requerimiento que, para su devolución, hacían los Reyes Católicos. Pero si bien los problemas entre ambos no cesaron, hubo un momento en que estuvieron de acuerdo, después de un nuevo cambio de alianza de Fernando de Monroy, que había abandonado nuevamente la causa de los duques de Plasencia y de Arévalo.

Seguramente en este cambio tuvieron mucho que ver los 60.000 maravedís y las rentas en tercias de la tierra de Trujillo que los Reyes Católicos le habían prometido por la toma de Trujillo, objeto de disputa en la guerra de sucesión castellano-portuguesa y que estaba en manos de Leonor Pimentel. En esta situación, Fernando de Monroy se vio acompañado de su hermano y de su primo el Bezudo. La acción se volvió a repetir al año siguiente, después de que la duquesa hubiera ocupado otra vez la ciudad extremeña.

El definitivo asentamiento de Juan de Zúñiga —patronímico por el que cambiaron de nombre los Stúñiga— como maestre de Alcántara y de Isabel y Fernando como reyes de Castilla, tuvieron como consecuencia la pacificación del reino y en especial de Extremadura. En 1495, el señor de Belvís dejó como heredero universal a su nieto Francisco de Monroy después de la muerte de sus hijos, Alonso y García de Herrera, nacidos ambos del matrimonio con Catalina Enríquez.

 

Bibl.: A. de Torres y Tapia, Crónica de la Orden de Alcántara,vol. II, Madrid, Gabriel Ramírez, 1763, págs. 368 y ss.; V. Paredes Guillén, “Señorío de Monroy”, en Revista de Extremadura, t. VII (1905), pág. 550; A. Maldonado, “Hechos del Maestre don Alonso de Monroy, con un estud. prelim. de A. R. Rodríguez Moñino”, en Revista de Occidente (Madrid), n. 82 (1935); M. Muñoz de San Pedro, “Puntualización histórica sobre linaje de Monroy”, en Revista de Estudios Extremeños, XXI, II (1965), págs. 213-239; A. Franco Silva y J. L. del Pino García, “El señorío de los Monroy (siglos XIII-XV)”, E. Cabrera, “Los Señoríos de Extremadura durante el siglo XV”, y E. Santos Canalejo, “Linajes y señoríos en la Alta Extremadura: Monroy y Carvajal”, en VV. AA., Actas del Congreso de Hernán Cortés y su Tiempo. V Centenario (1485-1985), Mérida, Junta de Extremadura, 1987, págs. 156 y ss., págs. 132 y ss. y págs. 183 y ss., respect.; M. C. Gerbert, “Fray Alonso de Monroy maître dechu de l’Ordre D’Alcántara”, en Las Órdenes Militares en el Mediterráneo occidental, siglos XIII-XVIII, Madrid, Casa de Velázquez, 1989, págs. 139-154; J. L. del Pino García, Extremadura en las luchas políticas del siglo XV, Badajoz, Diputación Provincial, 1991; C. Fernández-Daza Alvear, La ciudad de Trujillo y su tierra en la baja Edad Media, Junta de Extremadura, 1993, págs. 121 y ss.; E. Cabrera Muñoz, “El acceso a la dignidad del maestre y las divisiones internas de las Órdenes Militares durante el siglo xv”, en Las Órdenes Militares en la Península Ibérica, Ciudad Real, Universidad de Castilla la Mancha, 1996, págs. 283-284; L. Suárez, Enrique IV, Madrid, Ariel, 2001; B. Palacios Martín (ed.), Colección Diplomática Medieval de la Orden de Alcántara (1157?-1494), I. De 1454 a 1494, Madrid, Editorial Complutense, 2003, págs. 289-290 y 367-371; N. Ávila Seoane, “Monroyes, Botes y Almaraces: tres señoríos tempranos con el concejo de Plasencia”, en En la España Medieval, 27 (2004), págs. 131-163.

 

Feliciano Novoa Portela

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