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Francisco Núñez Losada

Biografía

Nuñez Losada, Francisco. Candelario (Salamanca), 1.X.1889 – Madrid, 11.VII.1973. Pintor, catedrático de la Escuela de Bellas Artes y miembro correspondiente de la Hispanic Society de Nueva York.

Nació en el seno de una familia de clase media. Sus padres, Francisco y Natalia, eran originarios del salmantino pueblo de San Felices de los Gallegos, que dejaron por imponerlo la profesión de empleado de telégrafos del padre lo que originó diversos traslados familiares, primero en Candelario y posteriormente en Salamanca. Aquí, el joven Francisco se matriculó en la Escuela de Dibujo y Música de San Eloy para estudiar Dibujo y Violín, junto a sus hermanos Agustín y Abelardo. En la ciudad dorada, a orillas del Tormes, pintó sus primeros paisajes.

El nuevo destino del padre arrastró a la familia hasta Valencia, donde Francisco continuó sus estudios en la Real Academia de San Carlos. Esta ciudad le brindó la oportunidad de conocer la pintura lumínica de Sorolla y de los maestros Mas y Fontdevila, Pinazo y además la posibilidad de cultivar la música como intérprete. No llevaba cuatro años, cuando su padre fue trasladado, esta vez con carácter definitivo, a Madrid (1903), para hacerse cargo de la Jefatura Central de Telégrafos. Núñez Losada aprovechó esta circunstancia para frecuentar el Museo del Prado y matricularse en la Escuela de la Real Academia de San Fernando; aquí conoció al que fue su maestro, Cecilio Plá, y sintió la influencia de la pintura de Carlos de Haes, maestro de origen belga, cuyo estilo impregnaba por esos años la Academia. La atracción por la naturaleza y el montañismo fue el otro factor decisivo que iba a motivar el abandono de la figura para decidirse a pintar paisajes. Por otra parte, descubrió en los grandes maestros la montaña (Tiziano había pintado los Dolomitas; Velázquez, fondos guadarrameños). En esta línea hizo diversas excursiones con sus hermanos y el doctor Eduardo Alfonso, su amigo, por Guadarrama, Gredos y el puerto de los Cotos, lugares que empezó a reflejar en sus lienzos.

En 1917 se acercó a los Picos de Europa y quedó maravillado ante aquellas montañas nevadas y sus verdes valles, particularmente de Liébana.

Su primera medalla le llegó (1919) con el cuadro titulado Ecce Anima Mater, en el que denunciaba la dura situación de la mujer rural. Su obra quedó interrumpida en los años que precedieron a la Guerra Civil y durante ésta. En ese tiempo permaneció en su casa de Madrid e intentó aislarse y concentrarse en la pintura, pero le faltó la serenidad que exige la creación de nuevas obras, perturbada por el caos y la lucha fraticida. A su término desplegó una gran actividad y en 1940 fue premiada su obra Albarracín, que representó a la pintura española en la Exposición Internacional de Nueva Y ork y San Francisco, y el éxito fue tal, que el pintor fue calificado como “deslumbrante” y el cuadro pasó a formar parte de la Colección de The Hispanic Society of America de Nueva Y ork, junto a Buitrago, obra de la que se encaprichó su director.

En 1941 obtuvo el Primer Premio de la Exposición Nacional de Bellas Artes con su obra Valle de Liébana. Este mismo año ganó, por oposición, la Cátedra de Paisaje de la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, en la que sólo permaneció un año, pues posteriormente se incorporó a la Cátedra de Restauración de la Escuela Superior de Pintura de San Fernando, en Madrid. Participó en la Bienal de Venecia (1943), donde los coleccionistas se disputaban el lote de obras que había enviado. Ese mismo año la Dirección de Marruecos y Colonias le encargó una serie de pinturas que mostrasen los paisajes y escenas de la vida de la Guinea Española, que luego fueron expuestas en el Círculo de Bellas Artes de Madrid con gran éxito.

El mismo encargo se repitió en 1948, cuando la misma Dirección le comisionó para recorrer con lienzos y pinturas los territorios de África Occidental e Ifni. En esta ocasión los cuadros se expusieron en el palacio de El Pardo.

A partir de 1950 su pintura, de estilo realista-naturalista, era reconocida y solicitada por aficionados, coleccionistas y marchantes, y el maestro fue objeto de diversos homenajes y distinciones. En Candelario le nombraron Hijo Adoptivo; el Ministerio de Educación Nacional le concedió la Encomienda y Placa de la Orden de Alfonso X el Sabio (1951); Liébana (Cantabria) le rindió homenaje por difundir sus paisajes (1966), y Camaleño (Cantabria), le nombró Hijo Adoptivo (1967).

Pero lo que más le interesaba era la pintura y la montaña. Con ocasión de un viaje realizado a Italia por motivos académicos (1963), abandonó el congreso y se dirigió con su familia y sus bártulos de pintura hacia los Alpes, donde realizó una serie de cuadros de tal belleza, que se los reservó para sí mismo.

Francisco Núñez Losada contrajo matrimonio en 1918 con María de la Concepción de Celis, a la que había conocido en Espinama durante su primer viaje a los Picos de Europa, cuando ella estudiaba magisterio. De este matrimonio nació su único hijo Francisco Núñez de Celis, que pronto seguiría los pasos artísticos y las aficiones naturalistas de su padre.

 

Obras de ~: Las Ilces, 1916; Retrato de la esposa; Casona de Cosgaya; Catedral de Segovia; Hoces del Duratón; Costa de Sidi Borgia; Los mallos de Riglos; La Peña Remoña; Valdecoro; Invernales de Igüedrí; Garganta del Cares; Río de montaña; El circo de Gavarnie.

 

Bibl.: VV. AA., F. Núñez Losada, catálogo de exposición, Segovia, Obra Cultural de Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia, 1989; E. García de Enterría, Tres pintores de y para los Picos de Europa, Cantabria, Fundación Fredo Arias de la Canal, Casa de Cultura de Potes, 1995; VV. AA., Núñez Losada y Núñez de Celis, catálogo de exposición, Santander, Obra Social y Cultural de Caja Cantabria, 1998.

 

Miguel Ángel Rengel Manzanas

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