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Diego García de Castrillo

Biografía

García de Castrillo, Diego. ?, p. m. s. XV – 1497. Comendador mayor de la Orden de Calatrava y maestresala de los Reyes Católicos.

La filiación de este personaje se desconoce. Según la inscripción colocada en su capilla funeraria, era un “cavallero leonés de la Cassa de Castrillo tan antigua y fuerte que por Tradición de aquella tierra se cree que resistió al orgullo y poder de los moros”. Con seguridad se sabe que fue primo de los maestres calatravos Fernando de Padilla (1443) y García López de Padilla (1482-1489).

Diego García de Castrillo se convirtió en caballero de la Orden de Calatrava en el transcurso del tercer tercio del siglo XV. Al morir el comendador mayor Fernán Gómez de Guzmán como consecuencia de la rebelión de los vecinos de Fuente Obejuna (1476), la encomienda mayor de la Orden de Calatrava quedó vacante y su siguiente titular debió ser ya Diego García de Castrillo.

Ostentando la dignidad de comendador mayor calatravo, Diego García de Castrillo participó activamente en la guerra de conquista del emirato nazarí de Granada (1481-1492). Fue capitán de los Reyes Católicos al frente de trescientas lanzas y “les asistió 35 años continuos sin soltar las armas de las manos en las guerras contra los moros asta que el dia que (sujeto el Reyno de Granada) se halló a poner los pendones de Santiago y Real en la Torre del omenaxe del Alhambra, dando en todas ocasiones exemplo rato de valor y prudencia a los suyos y de terror y admiración a los enemigos, como en aquella vatalla de las faldas de la sierra del madroño tan memorable que desde su tiempo quedó para memoria de la posteridad escrita en la de todos por haber sido como increible el estrago que hiço en la morisma él solo, siendo Alcayde de los Alcazares de Eçixa, por su mano, abriendo primero que acometiesse cortado la piernas a su cavallo para animar y no parecer a su jente superior más que en la grandeça de aquel ánimo que tanto se aventaxo siempre en la exaltación de la ffee y nombre de los cristianos y en el rendimiento de la perfidia y fuerças de los moros”.

Esta laudatoria inscripción que figuraba en su capilla funeraria responde al destacado protagonismo en la contienda granadina de Diego García de Castrillo que, junto al clavero Gutierre de Padilla, asumió las responsabilidades bélicas de la Orden de Calatrava, mientras que el anciano maestre García López de Padilla, intervino sólo de manera puntual. Así puede constatarse la intervención del comendador mayor y del clavero en varios episodios importantes de la guerra: Iznalloz, Alora, Níjar y Guájar (1484), desastre de Moclín y toma de Zalea (1485), conquista de Colomera, Moclín y Montefrío (1486) y asedio de Málaga y de Vélez-Málaga (1487).

Además de su brillante actividad militar, Diego García de Castrillo fue maestresala de los Reyes Católicos.

Por lo que se refiere a su participación en los asuntos internos de la Orden, estuvo presente en el importante Capítulo General calatravo celebrado en febrero de 1485, que aprobó la incorporación de la Orden a la Corona tras el fallecimiento del maestre García López de Padilla. Al morir este último, el 16 de septiembre de 1489, el comendador mayor debió actuar como administrador del maestrazgo y ése sería el argumento para justificar la presencia del estandarte de la Orden, símbolo de la autoridad de los maestres, en su capilla funeraria.

Diego García de Castrillo se apresuró a convocar Capítulo General de la Orden en el convento de Calatrava la Nueva para elegir maestre. Al parecer, los que contaban con más apoyos para la elección eran el propio comendador mayor y Alonso Pacheco, comendador de Villafranca y hermano de Diego López Pacheco, marqués de Villena. Sin embargo, el proceso electivo se interrumpió, ya que los Reyes Católicos esgrimieron la existencia de la bula de Inocencio VIII por la que el Papa se reservaba la provisión del maestrazgo calatravo. Por eso, el Pontífice nombró a Fernando el Católico administrador vitalicio de la Orden de Calatrava. Bajo su gobierno, el comendador mayor debió asistir a los Capítulos Generales de Santa Fe (1492) y Tordesillas (1494). En esos años, las rentas de la encomienda de Agudo y Abenojar, perteneciente al comendador mayor, estaban en torno a los 966.000 maravedís anuales.

Mientras tanto, Diego García de Castrillo prosiguió las obras en el convento de Calatrava la Nueva, donde ordenó levantar un claustro, o al menos una parte de él, y el coro, que en 1492 ya estaba finalizado.

Al mismo tiempo decidió levantar su propia capilla funeraria. El 15 de septiembre de 1493, las obras de la capilla ya habían concluido. El emplazamiento elegido fue el muro del Evangelio, a los pies de la iglesia. Adornó la capilla con las armas propias de su linaje. Era el primer caballero calatravo que, sin ostentar el maestrazgo, elegía para su enterramiento la iglesia de Calatrava la Nueva, hasta entonces un espacio reservado al eterno descanso de los maestres. El promotor de la obra permitió que, al margen de sus posibles herederos, en ella se enterrase también el clavero calatravo Ramiro Núñez de Guzmán, “por lo mucho que le amó y estimó y por mucho amor que le tenía de le dar este enterramiento igual del suyo”. Este caballero calatravo fue cuñado del comendador Castrillo, que estuvo casado con María Palomino de Guzmán, hermana del clavero.

Diego García de Castrillo debió de morir durante el primer semestre de 1497 y fue enterrado en su capilla funeraria. El 8 de julio de 1497, en un poder dado a Felipe Claver, comendador de Bexis y Rafales, para recuperar algunos lugares calatravos en el Reino de Valencia, su nombre ya no figuraba entre los suscriptores del mismo, encabezados por Fernando el Católico, como administrador perpetuo de la Orden y el clavero Gutierre de Padilla, y seguidos por el resto de los comendadores calatravos. La elección de su sustituto al frente de la encomienda mayor se produjo en el Capítulo de diciembre de 1497 (Alcalá de Henares) y el afortunado fue precisamente el clavero Gutierre de Padilla.

 

Bibl.: F. de Rades y Andrada, Chronica de las Tres Ordenes y Cauallerias de Sanctiago, Calatraua y Alcantara, Parte Chronica de Calatraua, fols. 82r.-83r., Toledo, Imprenta de Juan de Ayala, 1572 (ed. facs. Barcelona, 1980, y Valencia, 1994); I. J. de Ortega y Cotes, J. F. Álvarez de Baquedano y P. de Ortega Zúñiga y Aranda, Bullarium Ordinis Militiae de Calatrava, Madrid, Tipografía Antonio Marín, 1761 (ed. facs. Barcelona, 1981), págs. 285-290 y 477-479; L. Galíndez Carvajal, Anales breves del reinado de los Reyes Católicos, t. LXX, Madrid, Atlas, Biblioteca de Autores Españoles, 1953, págs. 533-565; F. de Cotta y Márquez del Prado, “Descripción del Sacro Convento y Castillo de Calatrava la Nueva, Cabeza y Casa mayor de esta Orden y caballería y de sus rentas y casas”, en La Mancha, vol. 1, n.os 1 y 2 (1961), págs. 3576 y 24-34; E. Solano Ruiz, La Orden de Calatrava en el siglo XV. Los señoríos castellanos de la Orden al fin de la Edad Media, Sevilla, Universidad, 1978, págs. 118-123 y 306; M. A. Ladero Quesada, Castilla y la conquista del reino de Granada, Granada, Diputación Provincial, 1987, págs. 31 y 274-278; M. A. Cortés Arrese, El espacio de la muerte y las Órdenes Militares, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 1999, págs. 141, 144 y 145; C. de Ayala Martínez, Las órdenes militares hispánicas en la Edad Media (siglos XII-XV), Madrid, Marcial Pons Historia y La Torre Literaria, 2003, págs. 483, 524 y 558; E. Rodríguez-Picavea Matilla, “Linaje y poder en la Castilla Trastámara. El ejemplo de la Orden de Calatrava”, en Anuario de Estudios Medievales, 35/1 (2005), págs. 91- 130; E. Rodríguez-Picavea Matilla y O. Pérez Monzón, “Mentalidad, cultura y representación del poder de la nobleza calatrava en la Castilla del siglo XV”, en Hispania. Revista Española de Historia, vol. LXVI, n.º 222 (2006), págs. 177-219.

 

Enrique Rodríguez-Picavea Matilla

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