Ayerbe, Francisco de. Tauste (Zaragoza), c. 1566 – Zaragoza, 19.X.1592. Alférez.
Pocas noticias hay sobre el infanzón Francisco de Ayerbe anteriores a su destacada participación en la rebelión aragonesa de 1591. En 1584 era soldado de la Guarda del Reino, cuerpo creado por la Diputación aragonesa para mantener el orden en los caminos, y en dicha fuerza siguió sirviendo hasta que se produjo el citado conflicto. De hecho, en 1585 mandaba una escuadra de soldados y en 1587 se le confió el mando de la guarnición del presidio que la Guarda tenía en la localidad zaragozana de Zuera. Tras la llegada de Antonio Pérez a Aragón en abril de 1590, se convirtió en asiduo visitante de su celda de la Cárcel de Manifestados y fue una de las personas que más le ayudó. No en vano, llegó a firmar varias recuestas para reclamar de los diputados que dictasen medidas para protegerle, tomó parte activa en el motín que impidió su entrega al Santo Oficio el 24 de septiembre de 1591 y le acompañó en su primer intento de huida, al que puso fin cuando regresó a la capital aragonesa tras haber pasado varios días en la comarca zaragozana de las Cinco Villas.
Durante la fase militar del conflicto, Ayerbe aceptó el puesto de alférez de la compañía que mandó Godofre de Bardaxí, capitán de la Guarda del Reino, y que salió junto al justicia Juan de Lanuza para resistir a las tropas enviadas a Aragón por Felipe II. Después de producirse la desbandada del 10 de noviembre, estuvo presente en la Junta de Épila y luego marchó a Francia. Exceptuado del perdón general promulgado a fines de 1591, se ofrecieron dos mil ducados por su captura. En febrero del año siguiente participó en la Jornada de los bearneses y, tras el fracaso de la expedición, según él mismo confesó, le prendieron varios montañeses en la localidad de Escarrilla cuando iba en compañía de Martín de Lanuza, que consiguió escapar. El 19 de octubre de 1592 fue ejecutado junto a Diego de Heredia, Juan de Luna, Dionisio Pérez de Sanjuán y Pedro de Fuertes y, según una relación coetánea, en la comitiva que lo llevó al cadalso, Ayerbe y Pérez de Sanjuán iban antecedidos por un pregonero que anunciaba que “esta es la justiçia que manda haçer el rey nuestro señor a estos dos hijosdalgo, por aber sido rebeldes y traidores a su rey y señor natural y aber cometido crimen de lesa magestad. Manda que sean degollados y sus bienes confiscados, y la cabeça de Françisco de Ayerbe puesta en lo alto de la pared de la carçel de los manifestados”. En efecto, tras ser degollado, su cabeza quedó expuesta en la puerta de la Cárcel de Manifestados “sin letrero, porque el 24 de septiembre fue el que dio mas fabor para que se biolase la dicha carçel y se sacase de ella por fuerça a Antonio Perez”, y allí permaneció hasta la entrada de Felipe III en la ciudad el 11 de septiembre de 1598.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Estado, l. 35, fols. 168-176, 176-182v. y 251-253; Real Academia de la Historia, ms. 9/1895, fol. 511v.; ms. 9/1079, fols. 41-51, Sumario y Breve Relaçion de las sediçiones suçedidas en el reino de Aragon [...] y las justiçias que se hiçieron en Çaragoça ansi por los ministros de S. M. como por el Santo Ofiçio y de lo demas que suçedio asta diez de nobiembre de 1592 años.
G. Colás Latorre y J. A. Salas Auséns, Aragón en el siglo XVI. Alteraciones sociales y conflictos políticos, Zaragoza, Universidad, Departamento de Historia Moderna, 1982, págs. 353 y 357-358.
Jesús Gascón Pérez