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Pedro Núñez del Valle

Biografía

Núñez del Valle, Pedro. Madrid, c. 1597-1598 – 24.IX.1649. Pintor.

Todo lo que hasta ahora se sabe de su biografía es bien escaso y más aún lo relacionado con su nacimiento, pues se desconoce el año exacto, y todo son conjeturas. En base a la vaga declaración que él mismo hace en 1624 con motivo de su matrimonio, se ha supuesto que nacería hacia 1597-1598, pues dice ser de “mas edad de veinticinco años”.

Sí está claro, en cambio, su origen madrileño. Sus padres fueron Francisco Núñez, de profesión calderero, e Isabel Rojo. El pintor fue su único hijo.

Es también poco lo conocido acerca de sus primeros años y formación artística inicial. Se ha supuesto que sus maestros pudieron ser Juan de Soto o Vicente Carducho.

Sí se sabe que, aún muy joven, marchó a formase en Italia, donde consta entre los miembros de la Academia Romana de San Lucas en el bienio de 1613- 1614. Tampoco está claro cuánto tiempo permaneció en la Ciudad Eterna ni con seguridad cuándo regresó a la Península. En este sentido, durante mucho tiempo se consideró que éste habría tenido lugar antes de 1623, pues se leyó la firma y fecha en el cuadro de San Orencio, lienzo central del retablo dedicado al santo en la iglesia de San Lorenzo de Huesca. Más tarde se afirmó que la fecha no se leía ya y actualmente se ha interpretado como 1628. En dicho cuadro firma orgulloso como académico romano.

El 25 de julio de 1624 contrajo matrimonio con Ángela Seseña, natural de Getafe, apareciendo como uno de los testigos el también pintor Eugenio Cajés. Otro pintor conocido del momento, Jusepe Leonardo, fue el encargado de tasar las pinturas que se encontraban entre los bienes que Pedro Núñez aportaba al matrimonio. Fruto del mismo nacieron María, Ángela y Claudio. Sólo las dos primeras llegaron a la edad adulta y sobrevivieron a sus padres, aunque se desconoce la fecha exacta de su nacimiento. Claudio nació el 14 de julio de 1641, aunque falleció a temprana edad.

En 1627 moría Bartolomé González, dejando libre la plaza de pintor del Rey que ocupaba. Se produjo en esos momentos la solicitud de la misma más multitudinaria de todo el reinado, pues se presentaron hasta doce candidatos, entre ellos el propio Núñez del Valle, junto a pintores tan conocidos como Juan de la Corte, Juan van der Hamen, Ángelo Nardi, Félix Castello o Antonio de Lanchares. Los encargados de valorar los méritos fueron los pintores del Rey activos entonces, Diego Velázquez, Vicente Carducho y Eugenio Cajés. Aunque el primer puesto fue concedido a Lanchares (que tampoco llegaría a ocuparlo, pues murió inmediatamente), Núñez del Valle obtuvo una meritoria cuarta posición debido, sin duda, a su formación italiana, que le hacía especialmente adecuado para el puesto, y eso a pesar de su juventud, como parece indicar la coletilla que añadieron los pintores en su informe en el que se indicaba que era “de muy buenas esperanzas”.

En 1631 tasó la Historia de Agamenón que Eugenio Cajés había realizado para el Salón Nuevo del Alcázar de Madrid. Ese mismo año, junto a Ángelo Nardi, tasaba también los lienzos que el pintor Juan van der Hamen dejaba tras su fallecimiento. Era ésta una actividad muy frecuente entre los pintores, que les ayudaba a completar sus ingresos. Fue también el año del fallecimiento de su madre, mientras que su padre había muerto antes de 1629, año en que Isabel Rojo, con motivo de unos negocios inmobiliarios, se declaraba viuda de Francisco Núñez.

A pesar de no obtener la plaza de pintor titular, trabajó esporádicamente para la Corte. Así, en 1633 recibió un pago por las pinturas que había realizado para la ermita de San Juan del Buen Retiro. En 1637 junto a Jusepe Leonardo, Juan de la Corte y Félix Castelo, pintó algunas de las vistas de los reales sitios que decoraron la Torre de la Parada. Y en 1639 participó en la serie de retratos dobles de reyes asturleoneses y castellanos para la decoración del Salón de Comedias del Alcázar de Madrid. Allí trabajaría con pintores de la talla de Vicente Carducho, Alonso Cano, Jusepe Leonardo, Félix Castelo o Francisco Camilo. Realizó el de Enrique I y Alfonso IX y el de Felipe III y Felipe IV, si bien no se conserva ninguno de ellos. A finales de 1648 intervenía con Francisco Rizi en la decoración del teatro que se realizó en el Salón Dorado o de Comedias del Alcázar para celebrar el cumpleaños de la nueva reina Mariana de Austria. Se trata de su última intervención documentada. Efectivamente, el 23 de agosto de 1649 otorgaba testamento en el que mandaba ser enterrado en la iglesia del Convento de la Victoria y dejaba como herederas a su mujer y a sus hijas, María, casada con un tal Jerónimo Bravo, y Ángela, aún “de estado doncella”. Actuaba como uno de los testigos el conocido arquitecto y escultor Alonso de Carbonel.

Pedro Núñez del Valle moría al día siguiente. Su mujer le sobrevivió poco más de un año, pues murió el 26 de febrero de 1651, indicando en su testamento que fuera enterrada junto a su marido. Dejaba por herederas universales a sus dos hijas. Tras su fallecimiento se procedió al inventario y tasación de los bienes, siendo otro conocido artista, Sebastián de Herrera Barnuevo, el encargado de realizar la valoración de las pinturas. Entre ellas figuraban obras religiosas, algunas escenas de paisajes, mitológicas y un “retrato del natural del rey Almarico godo”. Tal vez este último podría ponerse en relación con la serie de los reyes godos en pie realizada para el Buen Retiro.

En cuanto a su estilo, lo más destacable es la fuerte impronta de su formación romana, manifestada sobre todo en la fusión del clasicismo de Guido Reni con la influencia del mundo tenebrista caravaggiesco, hasta el punto de que incluso el lienzo de Jael y Sísara de Dublín fue durante mucho tiempo atribuido a Cecco de Caravaggio antes de descubrirse la firma de Pedro Núñez del Valle.

Debió de ser un personaje conocido en el ambiente artístico madrileño, como bien demuestran sus relaciones de amistad con los pintores más famosos del momento. Incluso Lope de Vega le menciona elogiándole en su Laurel de Apolo, colocándole al mismo nivel que los pintores más importantes de su época, como Vicente Carducho, Eugenio Cajés, Juan van der Hamen o Juan Bautista Maíno. A pesar de todo esto, era un pintor poco conocido hasta que Diego Angulo y Alfonso Pérez Sánchez se ocuparon sistemáticamente de él, reuniendo lo que se conocía de su vida y obra. A partir de entonces han ido apareciendo obras suyas, algunas firmadas. Aún así, es muy poco lo que se conserva o se conoce de su producción.

 

Obras de ~: Retrato de eclesiástico, Bowes Museum, Barnard Castle, c. 1613-1630 (atrib.); San Orencio, iglesia de San Lorenzo, Huesca, 1623-1628; Anunciación, Museo del Hermitage, San Petersburgo, c. 1623-1630; Retrato de caballero, 1624 (desapar.); Pinturas de temas mercedarios, evangélicos y santos, Convento de la Merced Calzada, Madrid, 1625 (desapar.); Crucificado, colección particular, Madrid, 1627; Inmaculada, colección particular, Madrid, c. 1628; Agar e Ismael, Casa de la Misericordia, Ávila, 1630; Jael y Sísara, colección particular, Madrid, 1630; Judith y la sirvienta Abra con la cabeza de Holofernes, colección particular, Madrid, 1630; Jael y Sísara, National Gallery, Dublín, c. 1630; Santa Apolonia, colección particular, Sevilla, c. 1631; Santa Cecilia, Hispanic Society, Nueva York, c. 1631; Adoración de los Reyes, Museo del Prado, Madrid, 1631; Degollación de San Juan Bautista, Catedral Nueva, Salamanca, 1631; Cristo Camino del Calvario, Colegiata, Talavera de la Reina, 1632; Huida a Egipto, colección particular, Madrid; Santa Margarita, Descalzas Reales, Madrid; Retrato de Enrique I, Alfonso IX, Felipe III y Felipe IV, 1639-1642 (desapar.); Decoraciones teatrales, Alcázar, Madrid, 1648 (desapar.).

 

Bibl.: M. L. Caturla, “Los retratos de Reyes del Salón Dorado en el antiguo Alcázar de Madrid”, en Archivo Español de Arte (AEA), n.º 77 (1947), págs. 1-10; A. Palomino, El Museo pictórico y escala óptica III. El parnaso español pintoresca laureado, Madrid, Aguilar, 1947 (1988), págs. 175-176; J. J. Martín González, “Sobre las relaciones entre Nardi, Carducho y Velázquez”, en AEA, n.º 121 (1958), págs. 59-61; “Arte y artistas del siglo XVII en la Corte”, en AEA, n.º 121 (1958), pág. 131; D. Angulo Íñiguez, “El pintor Pedro Núñez del Valle, un contemporáneo castellano de Zurbarán”, en AEA, n.º 146 (1964), págs. 179-184; D. Angulo Íñiguez y A. E. Pérez Sánchez, Pintura madrileña del primer tercio del siglo XVII, Madrid, Instituto Diego Velázquez, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1969, págs. 326-334; J. M. de Azcárate, “Algunas noticias documentales sobre pintores cortesanos del siglo XVII”, en Anales del Instituto de Estudios Madrileños, t. VI (1970), pág. 55; T. de Antonio, “Algunas noticias biográficas sobre el pintor Pedro Núñez del Valle”, en AEA, n.º 186 (1974), págs. 160-162; J. L. Barrio Moya, “El pintor madrileño Pedro Núñez del Valle. Datos para su biografía”, en Academia, Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, n.º 85 (1997), págs. 273- 298; J. M. Quesada Varela, “Una Degollación de San Juan Bautista de Pedro Núñez del Valle”, en AEA, n.º 288 (1999), págs. 564-573.

 

Álvaro Pascual Chenel

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