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Vicente Pío Osorio de Moscoso y Ponce de León

Biografía

Osorio de Moscoso y Ponce de León, Vicente Pío. Conde de Altamira (XIII). Madrid, 1.VII.1801 – 22.II.1864. Senador, regidor, gentilhombre.

Hijo primogénito de Vicente Isabel Osorio de Moscoso y Álvarez de Toledo, XII conde de Altamira, y de su primera esposa, Carmen Ponce de León y Carvajal, V duquesa de Montemar, de quien heredó todas sus mercedes y bienes a la edad de doce años.

Su carrera se desarrolló desde muy joven en el ámbito cortesano, donde comenzó siendo menino. El 30 de junio de 1821 contrajo matrimonio en Madrid, en el palacio de San Andrés de Burdeos, con María Luisa de Carvajal y de Queralt, hija del duque de San Carlos, con la que tuvo tres hijas —María Cristina, María Eulalia y María Rosalía— y un hijo, José María, que se casó con Luisa Teresa de Borbón, infanta de España en 1847, prima hermana de Isabel II.

En 1823 su padre fue desterrado de la Corte por su actuación durante el Trienio Liberal y, aunque su hijo pidió al Monarca su rehabilitación en numerosas ocasiones, nunca lo logró. Tras la muerte de su padre en 1837, Vicente Pío sucedió en todos sus títulos y mayorazgos que, unidos a los recibidos por la rama materna, le convirtieron en el aristócrata que más títulos ha ostentado, cincuenta y cuatro, de los cuales diecisiete con Grandeza de España. En Vicente Pío Osorio de Moscoso se unen por primera y única vez los mayorazgos, con todos sus bienes, villas, territorios jurisdiccionales, oficios, patronatos, rentas de las casas cuya línea representaba, principalmente, las de Osorio (Astorga), Moscoso (Altamira), Cárdena (Maqueda), Sarmiento (Santa Marta, Aprisco), Fernández de Córdoba (línea del Gran Capitán y de Cabra), Guzmán (Medina de las Torres, Saltes, Leganés, Sanlúcar, Morata de la Vega), Folch de Cardona (Soma y Bellpuig), Requesens (Oliveto, Palamós, Avellino), Ponce de León (la Torre de Don Rodrigo), Vicentello (Cantillana, Brenes), Silva (primogénita línea del Águila y Montemayor), Hurtado de Mendoza (Almazán, Monteagudo), Rojas (Poza), Dávila (San Román y Valhermoso), Zúñiga (Nieva y Villamanrique), Carrillo de Albornoz (Montemar), Quesada (Garcíez), Baeza (Castromonte) y Navarra (Lodosa); así como gran canciller hereditario del Real Consejo de Hacienda, canciller mayor de las Audiencias de Indias, alcalde mayor de Toledo, canónigo perpetuo de la Catedral de León o alférez mayor perpetuo del Pendón de la Divisa de Castilla.

No obstante estas dignidades no conllevaban un saneado patrimonio. La situación financiera de la familia era, al contrario, cercana a la bancarrota, lo que permitió, en virtud de la aplicación de las leyes desamortizadoras de Mendizábal promulgadas en 1836, a la progresiva y rápida desvinculación de algunos de sus bienes como, por ejemplo, es el caso de la liquidación de las propiedades señoriales vinculadas al marquesado de Elche o la venta a Andrés de Arango en 1842 del palacio de Velada, sus caballerizas, los jardines, fuentes, estanque y huertas adyacentes por 16.000 reales y la causa por la que malvendió su valiosa biblioteca, archivo y parte de su espléndida colección de pinturas. Pero, también por la aplicación de las mencionadas leyes, fue el último en ostentar el cargo de regidor perpetuo de todas las ciudades y villas anexas a sus casas y mayorazgos, y procurador fijo en ellas, que tenían derecho a voto en Cortes.

En 1826 había alcanzado la mayoría de edad, momento desde el cual podía permanecer cubierto en presencia del Rey, merced que alcanzó por suceder a su madre como duque de Baena. Ese mismo año el rey Fernando VII le concedió, mediante Real Decreto de 27 de febrero, la Gran Cruz de Carlos III. Al año siguiente, el 7 de agosto del año, su esposa fue nombrada dama de la Real Orden de la Reina María Luisa. En 1829 fue elegido presidente del Real Cuerpo Colegiado de la Nobleza de Madrid y el 8 de marzo de 1830 solicitó la merced de ser nombrado caballero de Alcántara, lo que le fue otorgado el 25 de agosto de ese mismo año, y donde alcanzó el grado de comendador mayor. Asimismo, fue elegido gran oficial de la Legión de Honor francesa, caballero de la Orden Militar de San Juan de Rodas y Malta, maestrante de la Real de Zaragoza y comendador de la Orden de San Luis de Parma.

Su carrera política comenzó con la regencia de María Cristina de Borbón, con su solicitud para ser nombrado prócer del Reino tras la promulgación del Estatuto Real en 1834 y que fue denegada. Con la aprobación de la Constitución de 1837, que por primera vez recogía el término de Senado para la Cámara Alta de las Cortes, fue elegido senador por la provincia de Lugo entre 1837 y 1838. En 1841 se presentó por la provincia de León y, aunque la primera vez no lo logró, sí fue así en la siguiente legislatura, la correspondiente a los años 1843, año en que falleció su esposa, y 1844. El 17 de diciembre de 1845 prestó juramento como senador vitalicio, en virtud de lo dispuesto en el artículo 15 de la Constitución promulgada el 23 de mayo de ese mismo año, tras ser nombrado el 23 de agosto por el ministro de la Gobernación de la Península Pedro José Pidal.

Mantuvo una relación muy cercana con la reina Isabel II, como lo demuestra su presencia, junto a la de otras altas dignidades de la Corte, en el nacimiento de los infantes desde el alumbramiento de la infanta Isabel, en 1851 y destacando su presencia en el nacimiento del príncipe de Asturias, el futuro Alfonso XII en noviembre de 1857. En 1852, mediante una Real Orden, fue nombrado miembro de la comisión encargada del proyecto de construcción del Hospital de la Princesa en Madrid y tan sólo dos años después su sumiller de Corps que, como jefe de la Real Cámara, implicaba una enorme confianza de la Reina, cargo que ejerció hasta su fallecimiento.

La ejecución de su testamento fue muy complicada, lo que hizo necesaria la creación de una comisión testamentaria, la cual garantizó el cumplimiento de lo dispuesto en el documento que otorgó ante el notario de Madrid, Mariano García Sancha, el 7 de agosto de 1861, y donde legaba parte de su rica colección de arte a la reina Isabel II y a su esposo. La importancia y calidad de estas obras deja patente la gran labor de mecenazgo ejercida por la familia Osorio a lo largo de los siglos. Murió en Madrid en 1864 y fue enterrado en la iglesia de San Martín de la capital, la misma iglesia donde había sido bautizado.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Senado, Exps. personales, sign. HIS-0023-04; Archivo Histórico Nacional (Madrid), Consejos, 8983, A.1849, exp. 94; Consejos, 8983, A.1849, exp. 97; Órdenes Militares, Caballeros de Alcántara, Mod. 139; Archivo Histórico Nacional (Toledo), Sección Nobleza, ES.45168.SNAHN/6.49; ES.45168.SNAHN/12; Archivo General de Palacio (Madrid), Exps. personales.

“Parte oficial: Ministerio de la Gobernación de la Península”, en Eco del Comercio, 31 de agosto de 1845, pág. 1; “Acta de nacimiento de S. A. la Serenísima Princesa Heredera”, en El Balear, 29 de diciembre de 1851, págs. 1-2; “Actos de Gobierno”, en Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia, 22 de febrero de 1852, pág. 5; “Sección oficial”, en La Iberia, 1 de diciembre de 1857, pág. 3; Estadística del personal y vicisitudes de las Cortes y de los ministerios de España: desde el 29 de setiembre de 1833, en que falleció el rey Don Fernando VII, hasta el 24 de diciembre de 1879, en que se suspendieron las sesiones, Madrid, Imprenta y Fundición de la Viuda é Hijos de J. A. García, 1880; V. de Cadenas y Vicent, Caballeros de la Orden de Alcántara que efectuaron sus pruebas de ingreso durante el siglo XIX, Madrid, Ediciones Hidalguía, 1956; Extracto de los expedientes de la Orden de Carlos III, 1771-1847, Revista de Hidalguía, t. IX, Madrid, Sucesores de J. Sánchez de Ocaña y Cía., 1986; A. Alonso-Cadenas López, Caballeros de las órdenes de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa que ostentaron un título nobiliario, Madrid, Hidalguía, 1990; G. Canales Martínez y A. Gil Olcina, “La desintegración del patrimonio señorial en un gran estado valenciano: el marquesado de Elche”, en Revista de Historia Moderna, n.º 12, 1993, págs. 227-246; A. de Ceballos-Escalera y Gila, marqués de la Floresta, La Real Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa (fundada en 1792), Madrid, Real Sociedad Económica Segoviana de Amigos del País, 1998; F. Lope de Solé y Martín de Vargas, conde de Cabra, Historias sobre el pasado glorioso de la casa de Ayamonte, Ayamonte, 29 de julio de 2000; J. M. Soler Salcedo, Nobleza española: grandeza inmemorial, 1520, Madrid, Visión Libros, 2008.

 

Carmen Cuesta Mellado

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