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Tomás García Rebull

Biografía

García Rebull, Tomás. Vinaroz (Castellón), 21.II.1907 – Madrid, 28.IV.1976. Militar y procurador en Cortes.

La trayectoria profesional de este militar estuvo marcada por tres hechos. El primero, su pertenencia a las promociones formadas en las antiguas academias específicas de cada Arma y Cuerpo, existentes hasta la creación de la Academia General Militar (AGM) en 1927. Este grupo estuvo integrado por militares que alcanzaron la edad adulta dentro de una dictadura militar, la del teniente general Miguel Primo de Rivera, que supuso la ruptura de la tradición liberal que arrancaba del siglo XIX, y que abrió la puerta de nuevo a soluciones violentas como forma de alcanzar el poder. Algunos de ellos también participaron en las últimas acciones de la guerra de Marruecos, lo que les proporcionó una mística victoriosa y una perspectiva africanista de la carrera militar. Y finalmente vivieron, dentro del Ejército, las dinámicas desencadenadas durante la II República, participando activamente en muchos casos en la sublevación que desencadenó la Guerra Civil. Este conjunto de procesos históricos les convirtió en profundamente conservadores y partidarios del régimen franquista, aunque por edad, eran residuales en los escalafones en 1975, y, por tanto, habían perdido toda capacidad de intervenir en el proceso de toma de decisiones políticas desde posiciones de fuerza cuando se inició el proceso de cambio político. La segunda, su carácter de militar azul –afiliado a Falange Española de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FE de las JONS) desde 1934–, lo que le proporcionó algunos destinos militares relevantes durante el franquismo y le llevó a participar en actividades políticas. Y la tercera, una brillante hoja de servicios que le permitió ascender a los empleos más altos del escalafón.

En su trayectoria vital, se pueden distinguir cuatro etapas. La primera, corresponde a su experiencia bélica africana. García Rebull recibió el despacho de teniente segundo el 30 de junio de 1924. Un año después, fue destinado a Marruecos, integrándose en el Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas Melilla n.º 2, con el que participó en el desembarco de Alhucemas el 8 de septiembre de 1925. Continuó en “regulares” hasta el año 1926, fecha en la que pasó destinado a la Mehal-la de Yebala n.º 4, a las órdenes del entonces teniente coronel de Infantería Eduardo Sáenz de Buruaga, con la que participó en las acciones finales de la campaña con el grado de teniente, al que había ascendido en 1926.

La segunda se desarrolló durante la Guerra Civil. Cuando se inició esta contienda, García Rebull estaba destinado, como capitán, en Tarragona, una provincia que permaneció leal al Gobierno republicano. Fue encarcelado y juzgado en rebeldía, puesto que logró escapar; pasando a la zona sublevada por el sector de Granada. A partir de ese momento, tuvo una participación notable en las diferentes campañas del conflicto, llegando a ganar su primera Medalla Militar Individual (MMI) –segunda condecoración más importante del Ejército español– por sus acciones en la toma de la sierra de Cavalls durante la batalla del Ebro (31.X.1938).

La tercera etapa correspondió a su participación en la invasión alemana de la Unión Soviética (1941), formando parte como voluntario de la División Azul. En esta campaña, y ya como comandante de Infantería desde el 30 de julio de 1941, tuvo una participación brillante al frente del 1º batallón del Regimiento 269; ganando su segunda MMI por sus acciones en Simsk en octubre y noviembre de 1942.

La cuarta etapa se desarrollo durante el franquismo. En este periodo, su brillante hoja de servicios unida a su ideología falangista le convirtieron en un militar de confianza del régimen. Así, entre 1951 y 1957, y ya como teniente coronel desde el 9 de octubre de 1948, estuvo destinado cerca del dictador, primero en el Regimiento de la Guardia de S.E. el Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos, y a partir de 1952, en la Secretaria General de la Casa Militar de S.E. el Jefe del Estado. A la vez que ejercía este importante destino, fue delegado nacional de Excombatientes entre 1954 y 1957, ejerciendo una jefatura paternalista y muy favorable a los principios falangistas, en un momento de grandes tensiones políticas entre las diferentes “familias” del franquismo. Estos enfrentamientos culminaron en 1957, con la derrota de los azules frente a una nueva “familia política”, los tecnócratas vinculados al Opus Dei. La Delegación Nacional de Excombatientes desapareció ese mismo año, pasando a formar parte de la Delegación Nacional de Asociaciones.

A pesar de este fracaso de sus correligionarios políticos, la carrera militar de García Rebull continuó ascendente. Coronel de Infantería por antigüedad el 5 de marzo de 1958, general de brigada de Infantería por elección el 24 de julio de 1963 y de división el 27 de febrero de 1967. Con este último empleo, recibió importantes destinos: el 26 de mayo, el de subinspector de Tropas y Servicios de la IV Región Militar y gobernador militar de la plaza y provincia de Barcelona, y el 22 de diciembre, el mando de la División Acorazada (DAC) Brunete n.º 1, la gran unidad más importante del Ejército español, cuyas unidades rodeaban Madrid. En ese destino, que coincidió con el de otro azul, el entonces general de división Carlos Iniesta Cano –gobernados militar de Madrid–, y asistió al nombramiento de Juan Carlos de Borbón como sucesor a título de rey. Como procurador en Cortes, dada su condición de consejero nacional del Movimiento Nacional, votó a favor por fidelidad al dictador. No obstante, éste, conociendo que este nombramiento no había sido del agrado del sector azul de las Fuerzas Armadas (FAS), designo a un monárquico, el teniente general Juan Castañón de Mena, para intentar controlar esta institución, nombrándole ministro del Ejército. Entre las decisiones más importantes que Castañón tomó, deben destacarse el envío de Iniesta Cano como embajador a Argel y el trasladó de los acuartelamientos de la DAC fuera del recinto urbano de la capital del España.

El 11 de junio, fue ascendido a teniente general, recibiendo entonces el destino más complicado correspondiente a ese empleo: la Capitanía General de la VI Región Militar, con cabecera en Burgos, y que incluía las tres provincias vascas, donde había surgido un grupo terrorista de ideología nacionalista vasca que ya había cometido los primeros asesinatos, Euskadi Ta Askatasuna (ETA), dieciséis de cuyos integrantes iban a ser sometidos a un consejo de guerra sumarísimo en el territorio de la VI Región Militar. No hay duda que su elección para ocupar ese destino, venía determinada por la confianza que el dictador y el ministro del Ejército tenían en su persona. García Rebull confirmó las penas de este consejo de guerra –denominado 31/69 y desarrollado entre el 3 y el 9 de diciembre de 1970– que sería conocido como “Proceso de Burgos” y que incluyó nueve condenas a muerte. No obstante, si bien aceptó el indulto del Gobierno del 30 de diciembre; al año siguiente, junto a otros tres tenientes generales: el monárquico Joaquín Fernández de Córdoba, de la I Región Militar (Madrid), Manuel Chamorro Martínez, de la II (Sevilla) y el azul Alfonso Pérez Viñeta, de la IV (Barcelona), se entrevistó con el dictador para expresarle el malestar del Ejército por la situación de desorden que según su criterio existía y solicitarle un gobierno más enérgico. Poco después, García Rebull se convertiría en capitán general de la I Región Militar a cuyo frente permanecería hasta su pase a situación B el 21 de febrero de 1973.

El fin de su servicio activo en el Ejército no significó su salida de la vida pública. Seguía siendo consejero nacional del Movimiento Nacional por la provincia de Tarragona y, como tal, procurador en Cortes, y junto a otros azules y franquistas ortodoxos, civiles como militares, se integró en el llamado Bunker, cuyo objetivo era evitar cualquier evolución del franquismo en sentido democrático. Así, participó en la redacción de los estatutos de la Confederación Nacional del Excombatientes, que fueron aprobados el 22 de julio de 1974, y de cuya dirección formó parte como vocal. Se trataba de un grupo de presión integrado dentro de la estrategia del Bunker. Igualmente, y junto a otros militares azules, laboró para tratar de controlar los puestos claves del Ejército, con el mismo objetivo. En este sentido destacó su participación en la trama que tenía por objeto convertir a Iniesta Cano en jefe del Alto Estado Mayor (AEM) y al teniente general Ángel Campano López en director general de la Guardia Civil. Estas actividades no pasaron desapercibidas en el entorno del futuro rey. Así, en un informa fechado en agosto de 1975, y que fue leído por el entonces príncipe de España, se afirmaba que existía dentro del Ejército “un movimiento que trata de impedir una evolución del Régimen hacia una democratización”, añadiendo que “tiene adeptos en todos los escalones del mando, incluido el Generalato, principalmente los de la reserva, y el grupo B. Representativos de estas posturas son los T. Generales Iniesta, García Rebull, Coloma (hermano del actual ministro del Ejército), etc”. Su inspirador político era “el Notario Blas Piñar, que ha sabido desarrollar una propaganda muy hábil en el Ejército, valiéndose de su revista “Fuerza Nueva” que se recibe gratuitamente en todas las Salas de Banderas, Cuarteles Generales, Ministerio y demás Dependencias”.

No obstante, y a pesar de esta posición contraria a cualquier cambio en el sistema dictatorial, sus problemas de salud le impidieron tener un papel más activo en los movimientos involucionistas que se pusieron en marcha tras la muerte del general Franco, y cuyo objetivo era frenar el tibio proceso reformista iniciado por el Gobierno de Carlos Arias Navarro. Así, se explica que no asistiera a la reunión que tuvo lugar el 8 de marzo de 1976 en el domicilio de su amigo Pérez Viñeta, y en la que si estuvieron presentes otros azules como Iniesta Cano o Cano Portal, y donde la figura clave fue el entonces vicepresidente primero del Gobierno para Asuntos de la Defensa, teniente general Fernando de Santiago y Díaz de Mendivil, y cuyo resultado fue la elaboración de un documento para el Rey, firmado por todos los presentes, donde se plasmaban las inquietudes del Ejército y se pedía una rectificación de la política moderadamente reformista puesta en marcha por el Gobierno de Carlos Arias Navarro. El jefe del Estado, tras leer el escrito que le entregó De Santiago, ordenó al militar que se atuviera a sus funciones y no se entrometiese en las del presidente del Gobierno.

Tomás García Rebull murió en Madrid poco después, el 28 de abril de 1976.

 

Fuentes y bibl.: Boletín Oficial del Estado, Escalillas del Arma de Infantería (Instituto de Historia y Cultura Militar); Hoja de Servicios del teniente general Tomás García Rebull (Archivo General Militar de Segovia).

C. Iniesta Cano, Memorias y recuerdos, Barcelona, Planeta, 1984; J. L. Rodríguez Jiménez, Reaccionarios y golpistas: la extrema derecha en España. Del tardofranquismo a la consolidación de la democracia, 1967-1982, Madrid, CSIC, 1994; F. Puell de la Villa, Gutiérrez Mellado. Un militar del siglo XX (1912-1995), Madrid, Biblioteca Nueva, 1997; Á. Alcalde, Los excombatientes franquistas. La cultura de guerra del fascismo español y la Delegación Nacional de Excombatientes (1936-1965), Zaragoza, Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2014; R. Muñoz Bolaños, 23-F: los golpes de Estado, Madrid, Ultima Línea, 2015; R. Muñoz Bolaños, “El gran bastión del Franquismo: el Ejército español en 1975”, en Pasado y Memoria: revista de Historia Contemporánea, 15 (2016), págs. 255-279.

 

Roberto Muñoz Bolaños

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