Sánchez de Arrojo, Emilio. Madrid, 11.VI.1854 – Mora (Toledo), 12.X.1898. Militar y caballero Laureado de San Fernando.
Fueron sus padres Melchor Sánchez y Pascuala de Arrojo. Ingresó en julio de 1872 en clase de cadete en el Colegio de Infantería de Manila y realizó su servicio y prácticas en los Regimientos de Mindanao e Iberia, siendo en septiembre de 1875 promovido al empleo de alférez, con el que serviría, sucesivamente, en los Regimientos de Magallanes e Iberia, de guarnición en Zamboanga.
En febrero de 1876 embarcó con su regimiento hacia Joló, con la misión de castigar al rebelde sultán de dicha isla, interviniendo en diversas operaciones ofensivas contra el enemigo. En mayo de ese mismo año fue trasladado al Regimiento del Rey, con el que sirvió los meses siguientes en Joló y Manila, hasta que en noviembre volvió a Manila y al mes siguiente se le concedió el regreso a la Península por enfermo y cumplido.
En los años siguientes cayó en varias ocasiones enfermo y estuvo destinado en el Regimiento de Zamora y en el Batallón de Cazadores de Cataluña, cesando en este último en 1878 al ser ascendido a teniente por antigüedad, pasando a servir al Batallón de Reserva de Ávila y regresando muy pronto al de Cazadores de Cataluña.
En 1879 lo pasó en situación de reemplazo, residiendo en Madrid, Sevilla y Alcázar de San Juan, hasta que al año siguiente se le concedió el pase con su empleo al Ejército de Filipinas, donde al llegar fue destinado al Regimiento de Manila, del que enseguida pasó al Regimiento Peninsular de Artillería, regresando más tarde al de Manila y siendo a continuación trasladado a la Subinspección de Infantería.
Tras diversas recaídas en su enfermedad, en 1884 se le concedieron ocho meses de recuperación en la Península, incorporándose a la Subinspección una vez transcurrido este plazo.
En 1888 causó baja en el Ejército de Filipinas tras haber cumplido su compromiso y regresó a la Península, donde después de pasar por el Batallón de Reserva de Tarragona y por el de Depósito de Guadalajara, fue nombrado en 1889 ayudante del gobernador militar de Cádiz, pasando poco después al Regimiento de Baleares y en 1890 al de Zaragoza, en el que sería baja en el mes de diciembre por pase al distrito de Filipinas.
Incorporado al Regimiento de Magallanes, en abril de 1892 alcanzó el empleo de capitán por antigüedad, siendo poco después nombrado sargento mayor de la plaza de Zamboanga (Mindanao).
En 1894 fue trasladado al Regimiento de Joló, de guarnición en Iligán, con el que muy pronto marchó de operaciones a los campamentos de Momungan, Pantar y Ulama, interviniendo en diversas operaciones contra los rebeldes, entre ellas en el combate para la toma del campamento de Tamarecual, el 3 de junio, recibiendo por este hecho una Cruz roja al Mérito Militar; más tarde luchó en el camino de Momungan a Pantar, el 9 de julio, siendo en noviembre nombrado mayor del presidio de Zamboanga y jefe de la Brigada Presidial de Iligán.
A finales de 1895 causó baja en el destino anterior por pase a la Brigada Disciplinaria, en la que se hizo cargo del mando de la 3.ª Compañía, con la que pasó a guarnecer el fuerte de María Cristina y a continuación el de Victoria, en Mindanao, que estaba guarnecido por unos trescientos cincuenta indígenas, que cumplían pena, sin más europeos que los oficiales y cuatro clases de tropa.
Hallándose cenando el 27 de septiembre de 1896 con otros dos oficiales, fueron sorprendidos a las nueve de la noche por un grupo de disciplinarios, que se arrojaron sobre ellos, dando muerte al teniente Álvarez e hiriendo al médico Trigo, quien se arrojó sobre los veinte sublevados que les habían acometido, ayudándole poco después el capitán Sánchez Arrojo, que había sido herido de un machetazo en la cabeza y en la cara, así como dos indígenas que se pusieron de su parte, consiguiendo entre los cuatro rechazar a los rebeldes y causarles bajas.
Al salir al patio de armas este grupo, se le unieron los demás peninsulares —diez entre todos— y se encontraron a la compañía entera de trescientos cincuenta indígenas que les apuntaban con sus fusiles; el capitán Sánchez Arrojo, a pesar de su grave herida, acudió a su puesto de honor, con notable desprecio del peligro, y logrando imponerse con su prestigio militar, mandó diezmar a los indígenas sublevados, para reprimir en el acto su traidora rebeldía. Entonces, una descarga cerrada dejó sin vida a la casi totalidad de los españoles. El médico, despreciado por muerto bajo los pies de los sublevados, que empezaron a saquear el fuerte, aprovechó esta circunstancia y se arrastró hasta un pabellón cercano, ocultándose allí. Tenía siete enormes machetazos, principalmente en las manos, de cuyas resultas quedaría inútil de la izquierda. Se creía ser el único superviviente y esperaba, desangrándose, que los rebeldes abandonaran el fuerte para buscar socorro, pero como les oyera gritar: “A Iligán”, antepuso a su instinto de conservación el afán de salvar aquella capital, por lo que decidió arriesgarse a intentarlo, para lo que atravesó el fuerte, se arrojó por la muralla entre descargas, se perdió en el bosque, cayó en él mil veces creyendo morir a cada instante en los barrancos, y consiguió al fin llegar a Fuerte Briones, donde dio aviso.
La descarga de los sublevados había atravesado una pierna al capitán Sánchez Arrojo, y cuando la columna de socorro llegó al fuerte Victoria, le encontraron moribundo entre el montón de muertos y heridos. Trasladado a la Estación Sanitaria de Sungut, le sería amputada la mano derecha.
Su destacado comportamiento mereció la Cruz de San Fernando de 2.ª Clase, Laureada, por Real Orden de 9 de diciembre de 1897, y el ascenso a comandante por méritos de guerra.
Tras permanecer de baja por herido en Iligán y Manila y ser destinado al Regimiento de Visayas, en marzo de 1897 causó baja en el mismo por habérsele concedido seis meses de licencia de convalecencia en la Península.
En junio causó baja en el Ejército de Filipinas y alta en el Peninsular, obteniendo destino en el Batallón de Reserva de Filipinas, en el que fue baja al año siguiente por habérsele concedido el ingreso en el Cuerpo de Inválidos, pasando a residir en Mora (Toledo). Estuvo casado con Paz Beech Valdés, natural de Manila.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. S-794.
J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. I, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.
José Luis Isabel Sánchez