Vizcaya, Martín de. Vizcaya, s. m. s. XIV – Guadalupe (Cáceres), 1440. Fraile jerónimo (OSH), sacerdote y portero-limosnero.
Fray Martín de Vizcaya, esclarecido monje en el Monasterio de Santa María de Guadalupe, desempeñó laudablemente el oficio de portero del monasterio, una de las oficinas más notables por el ejercicio de la caridad y la expresión de amor a los necesitados para el reparto diario de las limosnas.
No se puede precisar la fecha, ni el lugar de la provincia civil de Vizcaya, en la que nació este virtuoso monje, conformándonos con su inscripción en la segunda mitad del siglo xiv, y el topónimo de vizcaíno, como se le conoce en antiguos documentos. Formó parte de los treinta y dos monjes jerónimos que fundaron la primera comunidad del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, en 1389.
Su vida fue ejemplar en todo, en la caridad, espíritu de oración y socorro a los necesitados de Guadalupe y de otros lugares que, como peregrinos se acercaban diariamente a las puertas del monasterio en súplica de socorro.
La memoria histórica de Martín de Vizcaya está plasmada en un lienzo de 2,90 por 2,22 metros del pintor Francisco de Zurbarán, obra de 1639, expuesta en la magistral Sacristía guadalupense, que dice textualmente: “Franc.º de Zurbarán faciebat, 1639”.
Diego de Écija, entre otros conceptos, presenta así la semblanza del monje vizcaíno: “Fray Martín Vizcaíno fue varón de muy santa conversación y devoto religioso y guardador de los votos de su profesión, fue mucho tiempo portero de este monasterio; cumplió muy bien y con mucha caridad con los pobres, en cuanto él podía, reverenciando en ellos aquel, que siendo pobre se hizo pobre por nosotros, creyendo muy de cierto que lo que hacía a aquellos, hacía a ese mismo Señor, que los crío, como él lo dice por San Lucas: “Lo que hiciste a uno de mis pequeñuelos a mí lo hiciste”. Y con tanto fervor y voluntad cumplía este mandamiento de caridad, que lo demostraba muy bien la solicitud que ponía en buscar qué tener para dar, y la alegría con que lo daba; porque enviaba a los pobres tan contentos de su presencia que parecía que llevaban la limosna doblada”.
Algunos biógrafos de fray Martín se complacen en acentuar la belleza del cesto de panes que aparece en el cuadro de Zurbarán, a los pies del monje como uno de los bodegones más bellos, que el pintor ha dejado al patrimonio artístico español, por su perfección y técnica empleada.
Tras una vida fielmente empleada en servicio de Dios y del prójimo murió en Guadalupe, según consta en el necrologio más antiguo, códice 60 del archivo, el día de la Ascensión del Señor, de 1440: “Fray Martín de Vizcaya, portero, murió tísico, preste” y en las crónicas antiguas que narran la vida caritativa y misericordiosa del monje vizcaíno.
Fuentes y bibl.: Archivo del Monasterio de Guadalupe (AMG), OFM, lib. 102: A. de la Rambla, Crónica del Monasterio de Guadalupe, Año, 1484, pág. 47.
P. de la Vega, Chronicorum Fratrum Hieronymitani Ordinis, libri tres editi a Fratre Petro de la Vega, eiusdem instituti sectatore, Alcalá de Henares, 1539, libr. I, cap., 23 fol. 18, pág. 45; D. de Écija, Libro de la Invención de esta Santa Imagen de Guadalupe: Y de la erección y fundación de este monasterio y de algunas cosas particulares y vida de algunos religiosos de él, Cáceres, 1953, págs. 296-298; G. de Talavera, Historia de Nuestra Señora de Guadalupe. Toledo, 1997, fols. 54r., 54v.; AMG, Códice 13: Historia de Nuestra Señora de Guadalupe, fols. 702-706; J. de Malagón, Historia de Nuestra Señora de Guadalupe..., Salamanca, 1672, pág. 104; J. M. Palomero Páramo, La Sacristía de Guadalupe, Sala digna de los Cielos, Arganda del Rey, 1998, págs. 96-98; S. García, “La Sacristía Guadalupense”, en Guadalupe, 726-727 (1994), págs. 73-86.; F. Cotta Márquez de Prado, El Monasterio de Guadalupe y los Zurbaranes de su Sacristía: Un salto al pasado, Madrid, 1996, págs. 167-178 (inéd. en el AMG).
Sebastián García Rodríguez, OFM