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José Franco Cordero

Biografía

Franco Cordero, José. Jerez de la Frontera (Cádiz), 8.I.1851 – Madrid, c. 1910. Pintor.

Pintor nacido en Jerez de la Frontera, y del que apenas existe documentación sobre sus datos personales.

Sus inicios como artista estarían marcados por la presencia en dicha ciudad de José Jiménez Aranda, desde finales de 1867 hasta buena parte de 1869, período en el que el sevillano le tomaría como alumno mientras realizaba modelos de vidrieras para el templo de San Miguel.

Tras una posterior estancia en Sevilla, donde bien pudo seguir en contacto con su maestro, marchó a continuación a Madrid y entró en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado y aparecía, además, inscrito como copista en el Prado en 1877. Acudió al Museo en la primavera de 1878, de abril a mayo, para trabajar ante cuadros de Velázquez, al tiempo que presentó en la Nacional de ese mismo año Un paisaje a gran formato. Pese a no recibir premio alguno, esta participación supone el inicio de su larga relación con este tipo de certámenes, a los que acudió en once ocasiones consecutivas, para concluir en el de 1904.

Por otro lado, fue posiblemente en estos momentos cuando Franco Cordero se sintió atraído por el estilo de Sánchez Perrier, que había presentado en el mismo certamen seis de sus trabajos, gustando de la suavidad lumínica, a veces de entonación plateada, con que éste reflejaba sus arboledas junto a ríos o estanques.

A finales de 1878 aspiró, sin éxito, a una plaza de pensionado por pintura de Historia en la Academia de Bellas Artes de Roma, lo que evidenciaba sus escasas aptitudes para tratar temas del pasado y que era a través del paisaje donde podría evidenciar sus auténticas dotes creadoras. Tres años después remitió a la Nacional La tarde, óleo también de amplias medidas, mientras que en 1883 pintó Casas junto al río, tela de acusado formato vertical hoy en el Museo de Bellas Artes de Asturias, o vendió un cuadro a la duquesa de Bailén.

En 1884 su nombre empezó a sonar con fuerza entre la crítica, bien por su participación en la Exposición Bosch, con su habitual predominio de cuadros de gabinete, o en el nuevo certamen nacional, en el que presentó cuatro obras comentadas favorablemente por El Liberal. Sin embargo, no faltaron los que tacharan de tristes sus trabajos y, al respecto, un cuadro firmado en este año, Paisaje con río, presenta, en efecto, cierto aire melancólico con sus árboles de tronco casi desnudo bajo un cielo nublado. Incluso, cuando en 1887 obtuvo certificado de honor con dos de sus paisajes y el jurado recomendó que ambos fueran adquiridos por el Estado, se le reprocharía la entonación excesivamente fría y gris de sus producciones, incidiendo en el mismo sentido La Época al comentar la nueva pareja de paisajes, a igual formato, enviados por el jerezano a la nacional de 1890.

Estos juicios no dejarían de tener efecto en un Franco Cordero que, además, se había formado en un centro donde Haes preconizaba una visión realista del paisaje, con especial atención a los diversos efectos atmosféricos que sobre él inciden, por lo que del predominio de una sola nota pasará gradualmente a una pintura donde la Naturaleza se muestre más rica en matices. El cambio en su estética no pasaría inadvertido a Comas Blanco, crítico de arte, cuando se presente a la Nacional de 1892, evento en el que alcanzó, por fin, una Tercera Medalla. Amplía también, aunque eventualmente, su campo expositivo y en 1893 sus vistas vuelven a figurar, con elogios, en los salones Bosch junto a las de Muñoz Degrain, Martín Rico o Urgell. En el último trimestre de 1894 se encontraba otra vez como copista en el Prado, ya sea eligiendo cuadros de la sección moderna, de Domingo o Morera, o alguno de Murillo.

Hacia 1900 realizó, con idénticas medidas, dos vistas de edificios emblemáticos de Madrid, como la Biblioteca Nacional, envuelta entre el denso ramaje del paseo de Recoletos, y el Museo del Prado, captado desde su lado norte junto a la iglesia de los Jerónimos.

Aquí, las líneas arquitectónicas aparecen resueltas con firme y elegante trazo bajo un transparente cielo azul.

Poco dado, en todo caso, a los paisajes urbanos, también reflejaría anónimos rincones del parque del Retiro, animados a veces por alguna estatua, al tiempo que su paleta se muestra luminosa y variada al tratar los diversos matices del frondoso entorno. Mientras, y como ya se ha indicado, no deja de enviar regularmente obras a las diversas nacionales sucesivamente celebradas, la de 1904 incluida, a partir de la cual deja de figurar en las mismas.

Con sus anónimos pueblos rodeados de frondosa vegetación junto a las plácida aguas de un río, o sus caseríos situados en una pequeña elevación o apenas visibles en la llanura entre la abundante arboleda, y donde la figura humana apenas está presente, Franco Cordero muestra una visión reposada de la naturaleza que en su época debió alcanzar cierta aceptación, lo que en parte explicaría su extensa producción pictórica.

En la actualidad existe la posibilidad de contemplar un abundante conjunto de su obra en el llamado Museo Nelson Zumel, colección formada fundamentalmente por paisajes y englobada desde 1997 en el Museo de Lugo por disposición del citado artista y coleccionista gallego.

 

Obras de ~: Un paisaje, 1878; La tarde, 1881; Paisaje vertical, 1883; Paisaje con río, 1884; Vista de pueblo, c. 1887; Paisaje con casas, c. 1893; Paisaje con figuras, c. 1893; Impresión, 1899; Biblioteca Nacional, c. 1900; El Museo del Prado, c. 1900; Un paisaje del Parque de Madrid, 1904; Jardín, c. 1904.

 

Bibl.: M. Ossorio y Bernard, Galería biográfica de artistas españoles del siglo xix, Madrid, Moreno y Roja, 1883-1884 (Madrid, Giner, 1975), pág. 259; V. de la Cruz, Catálogo comentado de la Exposición de Bellas Artes de 1884 escrito en prosa y verso, Madrid, Imprenta de Anastasio Moreno, 1884, págs. 39 y 54; E. Segovia Rocaberti, Catálogo humorístico en verso de la Exposición Nacional de Bellas Artes, 1887, Madrid, Librería de Fernando Fe, 1887, pág. 32; A. Comas Blanco, Exposición Internacional de Bellas Artes de Madrid, Madrid, Est. tip. de Fortanet, 1893, pág. 58; B. de Pantorba, Historia y crítica de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en España, Madrid, Ediciones Alcor, 1948; N. Zumel, Colecciones particulares de pintura (siglos xix y xx), Madrid, Ed. Nelson Zumel, 1990, págs. 144-158; VV. AA., Cien años de pintura en España y Portugal (1830-1930), t. 2, Madrid, Ediciones Antiquaria, 1993, págs. 452-453.

 

Ángel Castro Martín