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Ángel Hernández Menor

Biografía

Hernández Menor, Ángel. Villena (Alicante), 27.III.1899 – Bahía de Alhucemas (Marruecos), 7.IX.1925. Capitán de Caballería, héroe de la Guerra de Marruecos.

Era hijo de José Hernández Valdés y de Catalina Menor Catalán. A los 18 años ingresó en la Academia de Caballería (1 de septiembre de 1917). Tres años después y una vez acabado con aprovechamiento el plan de estudios, fue promovido al empleo de alférez con el número 20 de su promoción (8 de junio de 1920). Su primer destino fue en el Regimiento de Cazadores de Villarobledo, 23 de Caballería, de guarnición en Badajoz, donde estuvo hasta finales de diciembre de 1920. Su nuevo destino sería en el Regimiento de Húsares de la Princesa, 19 de Caballería, con acuartelamiento en Alcalá de Henares. Con esta unidad se trasladaría a Melilla el 30 de enero de 1921 y comenzaría su aventura africana, participando en la recuperación del Monte Gurugú, que dominaba Melilla, y de Monte Arruit. Ascendió a teniente por antigüedad el 8 de julio de 1922, siendo destinado al Regimiento de Cazadores de Lusitania, 12 de Caballería, ubicado en Granada; el destino en esta unidad apenas duraría un mes, ya que se incorporó en agosto al Grupo de Regulares Indígenas Tetuán n.º 1, donde permanecería un año. El siguiente lo obtendría en la Mehala Jalifiana Tetuán n.º 1, pero tampoco estaría mucho tiempo en esta unidad indígena, pues el comandante Valdés estaba organizando la “harka” de Abdelmálek (caíd procedente de Argelia, cuyo nombre completo era Abdelmálek el Hach Taieb) y el teniente Hernández Menor se incorporaría a esta última en Melilla, procedente de Tetuán y con los primeros efectivos en julio de 1924. Se encargó del mando de la Caballería de la “harca”. En principio, se reclutaron dos “mías” (compañías) con los doscientos caballos que proporcionó el Depósito de Ganado de la citada ciudad. La “harca” se estableció en Azib de Midar con el fin de hostilizar a las fuerzas del jefe rifeño Abd el Krim.

El primer combate se realizó, con apoyo de carros de combate, sobre Imeyaren para dar seguridad a la línea del frente. A principios de agosto de 1924, las posiciones de vanguardia seguían siendo hostilizadas por los “rifeños”, así como las comunicaciones, abastecimientos y aguadas; como consecuencia, hubo que actuar otra vez sobre Imeyaren, en terrenos de la “cábila” de Beni Tuzin; se ordenó a la vanguardia de la “harka” la ocupación de Midar, aduar (pueblo) situado al oeste de Dar Drius. El 7 del citado mes, los jinetes de Hernández Menor iniciaban, desde Azib, la marcha, protegidos a los flancos por dos “mías” y otra más de reserva de la Mehala de Melilla n.º 2. Como apoyo inmediato, le seguían otras tres “mías” de su propia “harka”, al mando de caíd Brahím.

Flanqueado por las citadas “mías”, Hernández Menor se aproxima con sus jinetes pie a tierra y se sitúa a la distancia que considera adecuada; ordena entonces montar a caballo y, protegido por las “mias”, se lanza al galope hacia las primeras casas, defendidas por trincheras; no obstante, las ocupa a costa de las primeras cuatro bajas. Desde allí, posibilita la entrada al poblado de las “mías”, que desalojan todas las casas de enemigos y los “beniurragueles” huyen; comienza entonces a poner en estado de defensa el aduar. Le informan que ha sido herido el jefe de las “mías”, Brahím, que le ha seguido muy de cerca, y hay que evacuarlo con el resto de bajas. Hernández Menor toma el mando de todas las fuerzas presentes y continúa con sus preparativos, repone la munición y en estado de defensa las casas. Al poco tiempo, los “askaris” (soldados) reciben la noticia de que su jefe Abdelmálek ha muerto y vacilan e incluso algunos se retiran; los “rifeños” se aperciben de esta circunstancia favorable para ellos y, muy reforzados, contraatacan. Se produce entonces una verdadera desbandada de las “mías”. Supersticiosos, creen que se está cumpliendo la famosa maldición que les ha lanzado Abd el Krim. Hernández Menor para la huida y reúne de nuevo a un buen número de “askaris” de su vanguardia. Con ellos, recupera parte del poblado y, haciéndose fuerte en determinadas casas, rechaza el ataque “rifeño”. Recibe, entonces, la orden de retirarse, acción que ejecuta sin dejarse arrollar por el enemigo, permaneciendo constantemente en la retaguardia. Por esta acción le sería concedida la Cruz laureada de San Fernando por Real Orden de 22 de noviembre de 1928, satisfacción moral que recibieron sus padres, pues Hernández Menor, que era soltero, ya había fallecido.

Fue citado como distinguido en el combate de Alales (21 de octubre de 1924) y como muy distinguido varias veces: combates de Mesnar (29 de octubre de 1924), Haman (4 de noviembre de 1924) y Hedra (9 de noviembre de 1924). El 10 de enero de 1925 sería alcanzado por una bala enemiga en la clavícula durante el combate de Ainguer, por lo que estuvo de baja hasta que recibió el alta a principios de mayo. Un año después, se le concedería la Medalla de Sufrimientos por la Patria (5 de abril de 1926), que tampoco pudo recibir en vida. Permaneció en la “harka” del fallecido Abdelmálek hasta finales de junio de 1925, fecha en la que ya se estaba preparando el Desembarco de Alhucemas. Con tal motivo, el teniente Hernández Menor se incorporó a una “harka”, denominada Tetuán, que se organizaba para formar la vanguardia. Esta unidad indígena, en la que él estaba a cargo de una sección, iba a desembarcar con la primera “oleada” junto a las 6.ª y 7.ª Banderas de la Legión, que mandaban el comandante Verdú y el teniente coronel Liniers respectivamente, según había dispuesto el coronel Franco.

En la madrugada del 8 de septiembre se inicia la gran maniobra anfibia. Las “kaes” (lanchas de desembarco) se acercan lo más posible a la playa de Ixdain, al sur de Morro Nuevo, pero, para alcanzarla, los legionarios y “askaris” tienen que avanzar con el agua al pecho y los fusiles en alto. Vencen la primera resistencia y se produce la primera baja mortal de un oficial; es la del teniente Ángel Hernández Menor, que sería ascendido a capitán a título póstumo, como consecuencia de la concesión de la laureada.

En julio de 1932 se inauguró un monumento a la memoria de Ángel Hernández Menor en la Escuela de Aplicación de Caballería, ubicada en Madrid. Es un busto del capitán con “dormán” de húsares, sobre un pedestal con la Cruz laureada y el emblema de Caballería en bronce, incrustados en la piedra. Se trasladó en 1974 a la Academia de Caballería (Valladolid), donde se conserva actualmente.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. E-542.

J. Sotto Montes, Síntesis histórica de la Caballería española, Madrid, Excelicer, 1968; VV. AA., España en sus héroes, Madrid, Ornigraf, 1969, págs. 961-970 y 1097-1098; R. Lión y J. Silvela, La Caballería en la historia militar, Valladolid, Academia de Caballería, 1979; D. S. Woolman, Abd el Krim y la guerra el Rif, Barcelona, 1988; R. Lión, A. Bellido y J. Silvela, La Academia de Caballería, Valladolid, Andrés Martín, 1988; J. Albi, L. Stampa y J. Silvela, Un eco de clarines, Madrid, Tabapress, 1992; J. Pando Despierto, Historia secreta de Annual, Madrid, Temas de Hoy, 1999.

 

Juan María Silvela Miláns del Bosc

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