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Martín Zurbano Baras

Biografía

Zurbano Baras, Martín. Varea (La Rioja), 29.II.1788 – Logroño (La Rioja), 21.I.1845. Labrador, guerrillero, contrabandista, teniente general.

Fueron sus padres Antonio Zurbano Barbarín y Gregoria Baras Bujanda, originarios de Navarra. Estudió en el Seminario de Logroño, en su juventud se dedicó a la agricultura y al contrabando. Durante la Guerra de la Independencia luchó como guerrillero contra los franceses a las órdenes de Cuevillas. Se casó con Francisca del Saz en 1810 con la que tuvo dos hijos Benito y Feliciano ambos militares. A partir de 1818 fue alcalde pedáneo de la localidad de Varea y contrabandista de profesión. Cuando el trienio liberal se alistó como miliciano nacional. El 21 de agosto de 1821 casó en segundas nupcias con Hermenegilda Martínez Bandarán. Durante la reacción absolutista fue perseguido, procesado y finalmente absuelto por su pertenencia a la Milicia.

Durante la Primera Guerra Carlista tomo partido por la reina Isabel II, mandó una pequeña contraguerrilla dentro del campo liberal llamada la Compañía de Tiradores de Álava que se unió a la Partida de Contra- aduaneros denominada “partida de la muerte”, librando combates en los lugares más dispares e inaccesibles. Su actuación fue controvertida y se le acusó de diversos abusos y requisas.

Ingresó en el Ejército el 11 de junio de 1836 al ser nombrado capitán de los Cuerpos Francos por el teniente general Luis Fernández de Córdoba y Valcárcel cuando era general en jefe de los Ejércitos de Operaciones. El 27 de noviembre de 1836 se le nombró jefe del Batallón de Voluntarios Francos de la Rioja Alavesa, y por los servicios prestados en las acciones de Yzarza y Zalduendo se le nombra primer comandante vivo y efectivo de Infantería. El 20 de julio de 1837 el general Zaratiegüi al mando de su célebre expedición, cruzó el Ebro y derrotó a las fuerzas combinadas del portugués vizconde das Antas y de Zurbano en la localidad de Zambrana. Después de esto se retiró Zurbano a Logroño donde se le nombró teniente coronel de Milicias Provinciales. En agosto de ese año se produjeron motines y sublevaciones en el ejército liberal, Zurbano consiguió restablecer la disciplina de las tropas en Viana, Vitoria y Logroño empleando métodos expeditivos. El 4 de septiembre de 1837 con una pequeña fuerza realizó una de sus más asombrosas hazañas que ayudaron a rehacer la moral del bando liberal. Mediante una audaz marcha aprovechando la oscuridad de la noche y la escabrosidad del terreno consiguió llegar a Santa Cruz de Campérez donde sorprendió al célebre general carlista Verástegui, haciendo numerosos prisioneros y recogiendo un buen botín de armas y municiones. A raíz de esta captura el diputado por Logroño Olózaga propuso ante las Cortes que se le recompensara con la donación de una finca de bienes nacionales, es decir, producto de la desamortización, que tuviera un valor de unos 400.000 reales. Las Cortes concedieron lo solicitado y lo comunicaron al interesado para que eligiera la finca que más le cuadrase. Zurbano eligió la finca de Imaz, a orillas del Ebro, 20 kilómetros río abajo de Logroño, cerca de Lodosa y de la que no pudo tomar posesión hasta septiembre de 1839 después del Convenio de Vergara. El general carlista Cabrera no aceptó el Convenio por lo que la guerra continuó todavía en Aragón, hacia donde fue enviado Zurbano. El 15 de abril de 1840 se le nombró brigadier en recompensa a los servicios prestados en las operaciones del Fuerte de Segura entre los días 23 al 27 de febrero.

El 19 de noviembre de 1841 se le nombró mariscal de campo por orden del regente Espartero. El 8 de abril de 1842 se le nombró subinspector de la Milicia Nacional de Navarra además de los cargos anteriores. Terminada la guerra civil y nombrado Espartero regente de España, fue nombrado Zurbano gobernador militar de Gerona. Algunas poblaciones se rebelaron contra Espartero, entre ellas Barcelona (Revolución Burguesa), por lo que el regente acudió para sofocar la rebelión llevando a su lado al teniente general Zurbano como uno de sus hombres de mayor valor y confianza, Zurbano sitió Reus y redujo a los sublevados encabezados por el general Prim, por lo que el 4 de julio de 1843 se le ascendió a teniente general y se le nombró capitán general de Cataluña.

Se enfrentó a los partidarios de Narváez en Torrejón de Ardoz el 20 de julio de 1843, y ante el fracaso de la jornada y la caída de Espartero se escondió primero en Madrid y huyó después disfrazado y con pasaporte falso (aunque reconocido) pasando por Puebla de Sanabria el 11 de septiembre, a Oporto (Portugal) donde fue detenido y confinado en el Castillo de Foz. Allí hizo acto de sumisión a la reina Isabel II, a la constitución de 1837 y al gobierno provisional de la nación representado por el ministro López y solicitó su pase a situación de cuartel en cualquier punto que le señalase el gobierno. Liberado por el gobierno portugués pasó a Lisboa y temeroso de regresar a España, por las represalias de que pudiese ser objeto, solicitó licencia al gobierno español para permanecer allí. El gobierno aceptó su sumisión, le autorizó a permanecer en Lisboa y le hizo llegar la noticia de que podía regresar sin ningún peligro concediéndole inicialmente cuartel en Palencia en septiembre de 1843 y en octubre del mismo año, previa petición, se le concedió cuartel en Mendavia (Navarra).

Durante su estancia en Navarra fue vigilado estrechamente por el gobierno que sospechaba que seguía conspirando a favor de Espartero y preparando un nuevo pronunciamiento. En su expediente figuran diversas notas, algunas reservadas, del general Bretón, capitán general de Navarra, al ministro de la Guerra informando sobre sus actividades. En una de ellas el 12 de diciembre se da noticia que en Mendavia y Osma se han dado “vivas” a Espartero y a Zurbano y que no conviene que continúe allí. En diciembre de 1843 solicitó y se le concedió licencia por dos meses para pasar a Francia alegando falta de salud debido a una afección hepática. A pesar de tener la autorización, Zurbano no hizo uso de ella y permaneció en una finca de su propiedad en Logroño, de nuevo el capitán general informó al gobierno y expresó su creencia de que podía ponerse al frente de los que conspiraban a favor de Espartero. El 13 de enero el gobierno notificó al capitán general que se había visto a Zurbano en Burgos conspirando con oficiales del Regimiento Provincial y le encomendó que se le vigilase estrechamente y que el Regimiento Provincial marchase de Burgos al 12 distrito. Inmediatamente el capitán general invitó a Zurbano a hacer uso de la licencia y marchar a Francia a lo que este accedió y se trasladó a Olloron y Pau siendo vigilado por el cónsul español. En abril de 1844 solicitó volver a España pero el gobierno de González Bravo retrasó injustificadamente su tramitación y por fin en mayo al acceder Narváez al poder, tras reiteradas peticiones y tras ser sustituido el capitán general Bretón, se le concedió autorización para regresar. El 14 de octubre de 1844, el capitán general volvió a informar al Ministerio de la Guerra que Zurbano, siempre acompañado por su hijo Benito, se relacionaba en Logroño con simpatizantes del general Espartero y solicitó su alejamiento de Logroño para que no se relacionase con ellos. En cartas posteriores se propone que se traslade con sus hijos al menos a 30 leguas de Logroño, finalmente se le expidió un pasaporte para que se trasladase con su familia a Santander. Parece que no obedeció las instrucciones y que se quedó en Logroño. El 29 de octubre entraron fuerzas en la Granja de Ymaz con orden de arrestar al general Zurbano pero no lo encontraron.

Todas estas vigilancias y registros que sufrió en persona además de las detenciones y persecuciones que comenzaron a arreciar durante el gobierno de Narváez sobre los amigos y parientes liberales de Zurbano, además de la legislación francamente reaccionaria fueron formando el clima de disgusto y rebelión en su ánimo. Finalmente, el 13 de noviembre de 1844 se pronunció en Nájera a favor de Espartero con una partida de ochenta hombres. Ante el fracaso de la sublevación dio libertad a casi todos sus seguidores y Zurbano huyó y se ocultó en la Sierra de Cameros con ocho incondicionales. Su búsqueda se convirtió en una auténtica cacería, el día 21 de noviembre se capturó a su hijo Feliciano, a su cuñado Juan Martínez y a otros dos compañeros, el 22 se entregaron el otro hijo y dos más, el 26 se fusiló a los cuatro primeros y el 30 a los últimos. El 15 de noviembre de 1844, por Real Orden, se le privó de empleo, honores y condecoraciones por el crimen de alta traición que había cometido sublevándose contra el Gobierno. En ese mismo mes se ordenó el embargo de la granja de Ymaz y demás bienes en Mendavia. El 4 de diciembre se procedió al embargo de todos los bienes raíces del ex general Zurbano y se promovió el arriendo en pública subasta. El general Zurbano y su segundo el coronel Cayo Muro continuaron escondidos todo el mes de diciembre buscando el momento oportuno para pasar a Francia.

El 19 de enero de 1845 cayeron prisioneros en el pueblo riojano de Ortigosa de Cameros víctimas de una delación, el coronel Muro murió al intentar fugarse. Con su cadáver sobre un mulo y Zurbano esposado y enfermo sobre otro fueron trasladados a Logroño donde fue fusilado sin formación de causa a las 9 de la mañana del 21 enero de 1845 en una tapia del Convento de Valbuena.

El 21 de enero de 1846 su viuda consiguió una pensión pero se le negó el tratamiento de Excelentísima Señora alegando que a su marido se le había exonerado de todos sus cargos antes de fusilarlo. El 25 de julio de 1847 se declaró sin efecto el Real Decreto que exoneró al general Zurbano de todos sus cargos. El 26 de noviembre de 1847 su viuda consiguió recuperar los bienes embargados de su marido excepto la Granja de Ymaz. Estuvo en posesión de la Gran Cruz de Isabel la Católica.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, Exp. personal de Martín Zurbano Baras.

L. Orueta de Heredia, Cartas de Martín Zurbano halladas en Segovia, Segovia, Estudios Segovianos, 1952.

 

Ubaldo Martínez-Falero del Pozo