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Ángel de Salazar

Biografía

Salazar, Ángel de. Herrera de Valdecañas (Palencia), c. 1518 – Valladolid, c. 1596. Prior y provincial de los carmelitas (OCarm.).

Ángel de Salazar es el carmelita calzado que más relación tuvo con la madre Teresa de Jesús. Casi todo el tiempo que ella pasó fundando conventos, fue prior de Ávila o provincial de Castilla, y favoreció cuanto pudo los proyectos de la madre fundadora, a pesar de los obstáculos que encontró en los suyos y en los clérigos y seglares adversarios de la mujer y mística, fundadora de conventos contemplativos de monjas y frailes. Ángel de Salazar profesó en 1536 en el Convento de Santa María de los Valles (Burgos), en Torresandino. En 1539 estaba como conventual estudiante en Salamanca. Luego ejerció cargos de gobierno en su provincia de Castilla: prior de Toledo (1555), prior del Carmen de Ávila (1559). En 1560 sucedió al padre Gregorio Hernández como provincial de Castilla. Como tal, asistió, con fray Antonio de Jesús (Heredia), al capítulo general celebrado en Roma (1564), donde se eligió al padre Juan Bautista Rubeo prior general de la Orden y en el que se le concedió el grado de magisterio, siendo confirmado en su cargo de provincial hasta acabar su trienio en 1567. Entonces fue nombrado de nuevo prior de Ávila. Fue reelegido provincial en 1571, y confirmado en el cargo por el prior general Rubeo en 1574.

En el proceso de canonización de la santa (Valladolid, 1595), Ángel de Salazar declaró “que conoció muy bien a la Madre Teresa de Jesús [...] por tiempo y espacio de más de 40 años [...]”; leyó sus libros “mucho antes que se imprimiesen”. Aprobó las Constituciones primitivas de la santa; la trató y “examinó su conciencia y espíritu, no sólo como prelado, sino como confesor, que le administró muchas veces los Santos Sacramentos, así de la Penitencia como de la Eucaristía”. Sus intervenciones en la obra teresiana empiezan con la fundación de San José de Ávila, del que fue provincial. Al principio, apoyó el proyecto: “Vino muy bien en ello, que es amigo de toda religión —escribe la fundadora— y díjole que él admitiría la casa” (Vida, 32, 13); pero, ante el alboroto de la ciudad, retiró su apoyo (Vida, 32, 15). Sin embargo, aceptó el “descuento” (las razones) de la fundadora ante su comunidad de la Encarnación, y le dio licencia para regresar. También aprobó el comienzo de los descalzos; el prior general le encomendó “que escogiese los frailes que le pareciesen que serían más a propósito [...]; nombró a fray Antonio de Jesús (Heredia) y fray Juan de la Cruz” (Fundaciones, 13, 6). Fue él quien acompañó a la santa en su ingreso como priora en la Encarnación. Pero sus relaciones con la fundadora empeoraron en los años turbulentos de 1575 a 1579, sobre todo a partir del capítulo general de Piacenza (mayo de 1575). La madre Teresa se quejó de las actuaciones de Salazar acerca de ella; que hubiera publicado en la Corte de Madrid lo decidido, esto es “la acta del capítulo general para que yo no salga de una casa”; incluso que hubiera propagado “que vine apóstata y que estaba descomulgada.

Dios le perdone [...]. Nunca acaba de estar bien conmigo” (Carta 99, al padre Rubeo, 17 de enero de 1576, n.os 10, 12, 14, 15).

Con todo, las sucesivas actuaciones del padre Salazar como “vicario general” de los descalzos y descalzas de Castilla y de Andalucía (1 de abril de 1579) demuestran que fue el mejor amigo que la reforma tenía. “Es muy bueno el prelado que ahora tenemos”, escribió la santa al padre Gracián (Carta 286, 3, 10 de junio de 1579) y “no puede vuestra paternidad [Gracián] creer lo que le debo. Es extrema la gracia que me muestra” (Carta 304, 17, 12 de diciembre de 1579). Al mismo Gracián le recomendó la gratitud para con el padre Salazar, cuando por fin la erección de provincia separada de los descalzos se había conseguido. “Vuestra Reverencia también escriba a fray Ángel, que se le debe agradeciéndole lo bien que lo ha hecho con él y que siempre le ha de tener por hijo (fray Ángel a Gracián), y ¡mire que lo haga!” (Carta 358, 7, 19 de febrero de 1581, n.º 6). Todavía en 1592 fue elegido Ángel de Salazar provincial de Castilla; presentó su renuncia al cargo en 1593, y le fue aceptada por el capítulo general de Cremona. En 1595 depuso como testigo en el proceso de canonización de la madre Teresa ante el tribunal de Valladolid. Murió poco después (¿1596/1597?). Fue sepultado en la iglesia del Carmen de Valladolid, al lado izquierdo del altar mayor.

 

Bibl.: G. Wessels (ed.), Bibliotheca Carmelitana, Roma, 1917, págs. 125-126; O. Steggink, La reforma del Carmelo español [...], Roma, Institutum Carmelitanum, 1956, pág. 67 y n. 327; “Registro biográfico y geográfico”, en Obras Completas de Santa Teresa de Jesús, III. Epistolario, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1959, pág. 1032; P. M.ª Garrido, Santa Teresa, San Juan de la Cruz y los carmelitas españoles, Madrid, Universidad Pontificia de Salamanca, 1982, págs. 42-43; M. Pablo, “Santa Teresa, priora de la Encarnación de Ávila. Intervención del P. Ángel de Salazar”, en Monte Carmelo (1987), págs. 73-82; T. Álvarez, Diccionario de Santa Teresa, Burgos, Monte Carmelo, 2002, págs. 1138-1139.

 

Otger Steggink, OCarm.

 

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